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Los autos de mayor valor son los más afectados porque están alcanzados con el tributo que pagan los bienes de “lujo”.

La queja se repite: la Argentina tiene los autos más caros del mundo. Es cierto que puede haber ejemplos de algún país con valores de los 0 km superiores a los que se registran en el mercado local pero, en general, esa sentencia es válida. Basta recorrer las listas de las principales marca para comprobarlo.

Sin duda, entre los vehículos de alta gama, es donde queda más evidente. Esto se debe a que, además de la carga fiscal que sufren todos los modelos, este segmento está castigado por los Impuestos Internos, que suman una mayor presión.

En estos días, tal como adelantó Ámbito, se produce un hecho curioso. Por la demora en la extensión del beneficio arancelario que favorece a los autos híbridos o eléctricos, estos modelos deben tributar el máximo del derecho de importación y son un buen ejemplo de la voracidad fiscal

Con el último día de mayo, cesó la vigencia del decreto que permitía importar vehículos “ecológicos” con ese beneficio. Esto provocó que desde el 1 de junio, los 0 km “ecológicos” tengan que tributar la carga fiscal completa.

Los autos híbridos y eléctricos que se importan de países fuera del Mercosur gozaban de un beneficio fiscal que los exime de pagar el arancel externo de 35% que deben abonar los vehículos clásicos. En cambio, los importados de esta tecnología pagaban sólo 5%, en el caso de los híbridos, y 2% para los eléctricos. Esto rige para las automotrices radicadas en el país ya que los distribuidores de marcas sin presencia industrial en la Argentina deben tributar el 35% de impuesto aduanero.

Al pasar a pagar el arancel completo, esto implicó que los precios de esos modelos tuvieran una suba del 50%.

La marca que lidera la venta de este tipo de vehículos es Toyota, con 80% de las operaciones. Modelos como el Prius, Rav4, Corolla, C-HR, Camry, son algunos de los que comercializa.

La automotriz japonesa difundió a comienzo de mes su lista oficial de precios para junio sin la presencia de los vehículos “verdes”. Unos días más tarde envió a su red de concesionarias una comunicación interna con los nuevos valores de estos modelos.

Lo interesante de esa información reservada es que se puede ver el impacto impositivo ya que se discrimina la carga fiscal de este impuesto, considerado al “lujo”, para cara modelo.

Por ejemplo, la RAV4 Limited HV tiene un valor neto de u$s47.534. Ese es el valor del vehículo nacionalizado más el margen de comisiones. Es decir, además del costo del vehículo en origen, suma un 35% de arancel externo, más 3% de tasa de estadística y otros tributos, como Ingresos Brutos o adelantos de IVA, que hace que alrededor del 50% de ese valor sean impuestos.

Sobre esos u$s47.534 -de los cuales la mitad se lo queda el estado-, la RAV4 Limited tiene un recargo de u$s21.783, en concepto de Impuestos Internos. En este caso, paga la segunda escala de este tributo. Además, agrega u$s9.982, en concepto de IVA. Todo esto hace un total de u$s79.300.

Si se toma un valor aproximado de u$s25.000 de llegada al puerto, con los costos de nacionalización, el impuesto al “lujo” y el IVA, el vehículo sufre un recargo de 200% hasta que llega al consumidor argentino.

Otro caso es el del Toyota Prius. El valor neto que informó Toyota a su red es de u$s42.874 (la mitad son impuestos). A esto se suma u$s9.121 de Impuestos Internos (para la primera escala) y u$s9.003 de IVA. El valor final es de u$s61.000.

El modelo Land Cruiser Prado, de motor convencional, tiene un valor neto de u$s76.018 (alrededor del 50% son distintos tributos). Por Impuestos Internos paga u$s34.517, más u$s15.963 de IVA. Su valor de venta es de u$s126.500

Las automotrices y el Gobierno están negociando una extensión de la norma para volver a ofrecer unidades de este tipo de tecnología a valores más competitivos.

Hasta mayo estuvo vigente un cupo de 1.000 unidades que se dispuso a fin del año pasado, por seis meses. Lo que está negociando ADEFA con el ministro, Matías Kulfas, es una nueva cuota de unidades. Las empresas piden unos 3.200 vehículos por año con una vigencia hasta el 31 de diciembre de 2022. Se cree que el nuevo decreto podría estar listo para mediados de junio, en el mejor de los casos.

La política de la empresa, hasta que se defina el nuevo cupo, será traer estos modelos a pedido y con el precio vigente en el momento del arribo, condición que se le aclara al comprador. Es decir, si no hay acuerdo para mantener la preferencia arancelaria, pagará el valor con impuesto a pleno.

 

 

Fuente: Ambito