Aunque en el sector todavía predomina la atención personalizada, la IA comenzó a integrarse en múltiples procesos: desde la seguridad hasta la gestión administrativa y la atención al cliente. Expertos aseguran que no reemplazará al personal, sino que los hará más eficientes.

En pocos años, la inteligencia artificial pasó de ser un concepto abstracto a una herramienta cotidiana que redefine la forma de trabajar en todos los sectores. Desde bancos y hospitales hasta empresas de logística y transporte, los algoritmos y asistentes digitales ya analizan datos, automatizan tareas y ayudan a tomar decisiones con una velocidad impensada hace una década.
El sector de expendio de combustibles no es la excepción. En un rubro donde aún predomina la atención humana, las primeras señales de transformación comienzan a hacerse visibles. Cámaras inteligentes, sistemas de conciliación automática, chatbots para clientes y asistentes digitales internos ya forman parte del día a día de muchas estaciones, aunque muchas veces sin que el personal lo note.
“La inteligencia artificial ya está presente en las Estaciones de Servicio, aunque muchas veces no se perciba como tal. Su incorporación es silenciosa y progresiva: no llega para reemplazar personas, sino para potenciar la precisión, la eficiencia y la calidad de atención”, explicó la Lic. Belén Ortega, especialista en inteligencia artificial.
Según detalló, las cámaras tradicionales pueden complementarse con algoritmos de visión por computadora capaces de detectar filas largas o demoras, emitir alertas ante derrames o advertir si un trabajador no usa el equipo de protección personal. También —agregó— pueden identificar riesgos como celulares encendidos o maniobras peligrosas en el playón, permitiendo actuar antes de que ocurra un incidente.
Otro avance mencionado por Ortega es el reconocimiento de patentes (LPR), que identifica vehículos frecuentes para ofrecer promociones personalizadas o descuentos automáticos. “Si el sistema detecta que un cliente carga siempre los lunes a las 8, puede enviarle por WhatsApp una oferta del café o sumar puntos de fidelización”, ejemplificó.
En el área administrativa, la IA ya funciona como una aliada silenciosa: automatiza conciliaciones de ventas, lee facturas y remitos en segundos mediante OCR, y hasta predice la demanda de combustible según el clima o los feriados. En las tiendas de conveniencia, analiza los tickets y sugiere promociones o ajustes de stock en función de los horarios y hábitos de compra.
Pero el impacto más transformador —remarcó la profesional— se da en el trabajo cotidiano del personal. “Hoy muchos empleados ya usan IA sin saberlo. Los asistentes integrados a WhatsApp o Gmail ayudan a redactar respuestas más claras, los chatbots internos permiten consultar protocolos o precios en segundos, y los encargados utilizan herramientas como ChatGPT o Copilot para redactar comunicados o generar grillas de horarios”, indicó.
Estas herramientas, destacó la consultora tecnológica, no son costosas ni requieren formación técnica. “Están al alcance de cualquier trabajador con un celular o una computadora. Por eso, aprender a usarlas se ha convertido en una ventaja competitiva en el mercado laboral del sector”, sostuvo.
Lejos de eliminar empleos, la IA libera al personal de tareas repetitivas para enfocarse en las que requieren criterio humano: atención al cliente, seguridad, ventas o gestión. Surgen nuevos roles como gestores de datos, operadores digitales de seguridad o asistentes virtuales internos. “La inteligencia artificial no reemplaza la esencia humana de la estación: la amplifica. Permite tomar decisiones más rápidas, reducir pérdidas y ofrecer una atención de mayor calidad”, subrayó Ortega.
Sin embargo, advirtió que aún existe una brecha importante entre la tecnología instalada y el nivel de formación del personal. “Muchas estaciones cuentan con surtidores inteligentes o software de gestión, pero los empleados no siempre reciben entrenamiento para aprovechar su potencial. No hace falta ser técnico: hace falta entender lo que ya tenemos”, puntualizó.
La propuesta, según la especialista en innovación digital, es avanzar con una formación escalonada: primero alfabetización digital básica, luego casos reales de uso en estaciones, y finalmente aplicación práctica con resultados medibles. “Cuando el equipo entiende cómo funciona la IA, pierde el miedo, gana eficiencia y se siente protagonista de la transformación”, afirmó.
El cambio, concluyó Ortega, no es tecnológico sino mental. “La IA no es una moda, es una herramienta para crecer, competir y cuidar mejor al equipo. El futuro de las estaciones no será ‘IA o personas’, sino personas que usen la IA para trabajar mejor”, puntualizó.
Fuente: Surtidores LATAM