A pesar de facturar millones de euros, Tomeu Clar revela la rentabilidad real del negocio de las gasolineras
En un país donde el 90% de los hogares posee al menos un vehículo (según un estudio de Autohero) y donde el combustible representa una parte significativa del gasto mensual de muchas familias, es fácil pensar que las gasolineras son negocios altamente rentables. Con precios que han superado los 1,70 €/litro en varias ocasiones, no son pocos los conductores que sienten que se están dejando medio sueldo en el surtidor.
Sin embargo, detrás de cada litro repostado hay una realidad empresarial mucho más ajustada de lo que parece. En los últimos años, el precio del combustible ha sido un tema recurrente. Y mientras muchos imaginan que los dueños de gasolineras se benefician directamente de cada subida, la verdad es bastante diferente.
Para arrojar luz sobre esta realidad, el influencer Adrián G. Martín ha entrevistado a Tomeu Clar, empresario que gestiona un grupo familiar con siete estaciones de servicio.
“El margen es de 10 a 25 céntimos”
“Si un cliente paga 1,70 euros por litro, más de la mitad se va directamente en impuestos”, afirma Clar. Con unas ventas anuales que superan los 15 millones de litros, su grupo factura alrededor de 20 millones de euros al año, aunque aclara que la rentabilidad depende totalmente del volumen, no del margen por litro. “El beneficio bruto que nos queda está entre 10 y 25 céntimos por litro. El resto se lo lleva el Estado, el coste del producto o la distribución”, comenta el empresario.
Aunque las cifras impresionan, Clar es tajante: “Es un negocio con márgenes reducidos, que exige gestión constante y presencia diaria”. La rentabilidad total ronda entre el 8% y el 10% de la facturación, y el mayor gasto, asegura, es el personal, con una plantilla de unas 60 personas.
Tiendas, cafés y lavaderos: el futuro está en diversificar
Desde principios de los 2000, las gasolineras han dejado de ser simples puntos de repostaje para convertirse en centros multiservicio, inspirados en modelos de países como Estados Unidos o Reino Unido. Tomeu Clar ha sido testigo directo de esa transformación.
Uno de los grandes aciertos en su grupo ha sido incorporar tiendas y acuerdos con grandes cadenas, como Carrefour, lo que les ha permitido mantener precios competitivos: “Antes una botella de refresco aquí costaba el doble que en un súper. Ahora eso ha cambiado completamente”. Sus tiendas ya representan entre un 6% y un 6,5% de la facturación, lo cual resulta significativo para un negocio que depende tanto del volumen y tan poco del margen.
Además, han probado con éxito el modelo 24 horas con pago automático. Lo cual les ha permitido aumentar ingresos sin incrementar el gasto en personal.
Adaptarse a los nuevos tiempos
Clar tiene claro que el futuro no pasa únicamente por la gasolina. Su grupo ya estudia incorporar lavaderos autoservicio, dispensadores de comida rápida y zonas de carga eléctrica ultrarrápida, algo que considera imprescindible para sobrevivir a los cambios del sector.
En este proceso, destaca la importancia de trabajar con marcas grandes: “Nos dan seguridad. Si mañana necesito carga eléctrica o hidrógeno, sé que lo tendré. Es imposible afrontar estos cambios sin un respaldo potente detrás”.
Lo que empezó con su abuelo en los años 60 es hoy un grupo empresarial que factura millones y da empleo a decenas de personas: “Si mi abuelo viera lo que hemos convertido una gasolinera hoy en día, no se lo creería”, concluye.
Aunque las estaciones de servicio generan cifras impresionantes, la realidad es que la rentabilidad es limitada, y el éxito depende de diversificar, adaptarse e innovar constantemente. Negocios que parecen algo que no son.
Fuente: infobae