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Es para reducir la siniestralidad y la mortalidad asociada a choques vehiculares.

La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) recomendó a los gobiernos locales que bajen a 30 kilómetros por hora la velocidad máxima en las calles de las ciudades y los pueblos. El objetivo es reducir la cantidad de siniestros viales y, a su vez, proteger la vida de la ciudadanía.

Según la ANSV, la velocidad a 30 kilómetros por hora “reduce sustancialmente” la distancia de frenado de los vehículos ante una situación de emergencia. Eso, en base a la experiencia de otros países (dice la entidad), incide en la caída de la siniestralidad. En Bogotá, por ejemplo, limitar algunas calles a 30 km/h ocasionó un descenso del 32 por ciento en la mortalidad relacionada a los accidentes de tránsito.

Los estudios de los organismos de seguridad sostienen que una persona atropellada a 30 kilómetros por hora tiene un riesgo de morir “de apenas el 10 por ciento”. “Dicho de otro modo, de cada diez personas atropelladas a 30 km/h, sobrevivirán nueve”, asegura la ANSV. A medida que aumenta la velocidad, la chances de sobrevida de un peatón “se reducen exponencialmente”.

“Reducir la velocidad máxima permitida en calles a 30 km/h puede salvar vidas y mejorar la convivencia segura entre peatones, bicicletas, motocicletas, vehículos de cuatro ruedas, así como con los nuevos vehículos que surgen en las ciudades en respuesta a la movilidad urbana”, aseguran desde la ANSV.

La propuesta de la Agencia llega en el marco de la sexta Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial, que se conmemora entre hoy y el domingo 23 de mayo bajo el lema “Calles para la vida”.

El director ejecutivo de la entidad, Pablo Martínez Carignano, opinó que “bajar la velocidad máxima de las calles como manera de calmar el tránsito y proteger la vida de los usuarios vulnerables de la vía pública es una medida que está al alcance de todas las autoridades”.

Hoy por hoy, ya están limitadas a 30 km/h en ciudades de África, América del Norte, Asia, Europa, América Latina y Australia “con buenos resultados”, dice la ONU.

Al bajar el límite, se intenta además estimular los desplazamientos a pie y en bicicleta, reducir la contaminación ambiental por el dióxido de carbono y circular en las calles con más seguridad.

Actualmente, la velocidad máxima en las calles urbanas de las principales ciudades de la Argentina es de 40 km/h, con un límite de 60 km/h para las avenidas.