Para 2025-2026 se esperan más perforadores, pero no un boom gracias a la mejor performance de las compañías. El análisis de Mariano de la Riestra, socio-gerente de TecnoPatagonia.
La perforación en Vaca Muerta evoluciona gracias a aquella “curva de aprendizaje” que lleva más una década, con todas compañías optimizando sus tiempos de operación y recursos. Por eso, hablar de un millón de barriles de petróleo por día -en noviembre Neuquén produjo cerca de 460 mil- es un objetivo que se hace cada vez más cercano y posible.
Mariano de la Riestra, socio-gerente de TecnoPatagonia, analizó el escenario de los equipos de perforación y las variables necesarias para llegar a ese objetivo, en diálogo con Mejor Energía. Consideró que otras dos claves para continuar por una senda de crecimiento son la capacidad de despacho de hidrocarburos y la recuperación de la confianza ante potenciales clientes internacionales.
“Si bien es un mercado que no es tan rápido en ejecutarlo, porque son acuerdos de largo plazo, se lanzaron licitaciones importantes que van a impactar durante todo el 2025 y 2026. Van a llegar más equipos, aunque no hay movimientos bruscos”, describió de la Riestra. “La cantidad de equipos con objetivo Vaca Muerta ha sido estable, pero las empresas mejoraron sus tiempos de perforación”, apuntó.
El 2024 cerrará con 35 equipos perforando en el shale neuquino, además de las campañas de exploración en Río Negro y Mendoza que podrían expandir la frontera de Vaca Muerta. El año había comenzado con 33 y en los últimos tres años la cifra osciló entre 32 y 33, siempre sólo en el shale. De acuerdo al análisis del director de TecnoPatagonia, el año que viene serán 37 los perforadores trabajando activamente en el shale.
“La actividad y la producción sube porque en estos 35 equipos las empresas mejoraron mucho sus tiempos de perforación por pozo. Entonces, con la misma cantidad de equipos están haciendo más pozos. Además, la rama horizontal creció: si en 2023 teníamos 2600 metros de rama, ahora estamos arriba de 3000″, destacó. La rama lateral más extensa de Vaca Muerta está en Loma Campana y tiene 4948 metros.
“Esto me permite que con la misma cantidad de equipos se realice en menos tiempo pozos más largos que nos dan más etapas de fractura por pozo”, subrayó. “Además, los equipos que se sumaron lo hicieron a un ritmo rápido, adecuándose a las buenas performances y estándares de Vaca Muerta”, añadió.
Algunos casos conocidos para poner en contexto: Tecpetrol redujo el tiempo de perforación se redujo de cuarenta a veinte días en un yacimiento como Fortín de Piedra, el mayor bloque de shale gas del país; YPF está transitando su propio camino con la incorporación del Toyota Well que busca optimizar los tiempos y desafiar sus propios estándares.
“Un tema importante es la cantidad de pozos. Este año se van a sumar, habrá que ver cómo cierran algunos PADs, entre 370 y 400 pozos nuevos a la producción de Vaca Muerta. En 2025 debería haber un 20% más, es decir que vamos a estar hablando de entre 460 y 480 pozos nuevos”, analizó.
La arena es el insumo clave para el fracking, la técnica que le permite a los pozos horizontales ser tan productivos. Para de la Riestra, de las cuatro millones de toneladas aproximadas que se utilizaron este 2024, se dará un salto de 5,5 a 6 millones de toneladas en 2025. Esto no implica solamente buscar canteras en lugares cercanos o a precios competitivos sino que viene asociado a infraestructura logística y vial que permita un ritmo virtuoso para cumplir con la demanda de la industria.
“Al millón de barriles podemos llegar, pero no es sólo perforar y fracturar sino también capacidad de despacho. La ampliación de Oldelval con el Duplicar y el Triplicar están en camino y van a llegar bien; también el Vaca Muerta Sur. No sólo hay que invertir en perforar, también hay otras variables que intervienen”, recordó. El gran cuello de botella siempre fue la infraestructura, que de a poco muestra señales concretas de destrabarse, incluso reflejado en los números de exportación.
“No estamos acostumbrados a tener tantos proyectos en simultáneo y que todos sean exitosos. Pero es posible”, reflexionó Mariano de la Riestra en el diálogo con este medio.
No obstante, si la industria de Vaca Muerta y la Argentina quieren posicionarse como proveedores de energía a escala global, habrá que hacer un gran trabajo de recuperación de la confianza. El caso chileno es un ejemplo, dado que el cese de envíos en 2006 de petróleo quebró la seguridad que tenía el vecino país, pero el shale neuquino y la vuelta de OTASA ayudó a recuperar ese mercado.
Fuente: Mejor Energía