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El Indec dio a conocer el índice del mes pasado; Educación mostró una fuerte suba; le siguieron Comunicación y las tarifas de los servicios públicos; la medida núcleo mostró un avance de 9,4%


El Gobierno busca alentar la importación de pan de Brasil para frenar los precios.


La inflación de marzo, un mes que suele estar marcado como un pico estacional en el año, fue de 11% y estuvo por debajo de lo esperado por el mercado. Pese a que continua en niveles muy elevados, se trata del tercer mes consecutivo de desaceleración de los precios tras la devaluación de diciembre. El Gobierno y los analistas privados esperan que el descenso del IPC sea incluso más pronunciado durante este mes.

El índice de precios acumuló en lo que va del año un alza de 51,6%, mientras que en doce meses sumó 287,9%. Para encontrar un dato anual tan alto hay que remontarse a marzo de 1991.

La gran sorpresa fue que la inflación núcleo -aquella que no contempla precios regulados ni estacionales- mostró un avance de un dígito (9,4%) por primera vez desde octubre. Los alimentos subieron 10,5%.

El organismo estadístico indicó que la división de mayor aumento en el mes fue Educación (52,7%), por los incrementos de las cuotas en los distintos niveles educativos al inicio del ciclo lectivo. Le siguieron Comunicación (15,9%), por las subas en servicios de telefonía e internet, y Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (13,3%), por alzas en el servicio de electricidad.

Las consultoras preveían, semanas atrás, que el dato del mes pasado podría ser similar al de febrero (13,2%). Es la misma variación que había dado el IPC porteño para ese mes. Sin embargo, ya el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que congrega el Banco Central (BCRA) preveía para el dato del Indec un 12,3%, un descenso frente al mes previo. Para el año se estimaba un 189,4%, una variación menor a la que dejó Alberto Fernández (211%). El costo de ese descenso lo pagará la actividad económica por el fuerte apretón monetario y fiscal que empuja el Gobierno, el freno del dólar y la licuación que están sufriendo los ingresos en un contexto, además, de tasas de interés negativas en términos reales.

Fue el ministro de Economía, Luis Caputo, el que advirtió que el número podría ser incluso un poco más bajo frente al reajustado por el mercado. En una entrevista, el viernes pasado, lo ubicó en torno al 10%. En las últimas horas, en varios despachos, se hablaba de la posibilidad de un IPC cercano al 10,5%. Finalmente, fue un poco más alta que lo que anticipó el ministro, pero menor a la esperada por el mercado.

“La inflación de marzo creo que va a estar en torno al 10%. Ya no hay razones macroeconómicas para que haya inflación”, había dicho y había advertido que homologaría paritarias “razonables”. Caputo no solo enfrenta la presión de los gremios, como Camioneros, por aumentos de sueldos que recogen lo perdido tras la devaluación, sino que además está en un enfrentamiento directo con las empresas de medicina prepaga, a las que el Gobierno amenazó con llevarlas a la Justicia tras los aumentos de sus planes.

Semanas atrás, el ministro se había cruzado con las empresas alimenticias. Entonces, había decidido agilizar importaciones y bajarles temporalmente impuestos para hacer competir a la industria local. No es una opción similar la que existe con las prepagas, que subieron sus precios -atrasados en los últimos años- tras la liberación que habilitó el mismo Gobierno a través del decreto 70 publicado en diciembre.

“El IPC Nacional registró una variación de 11% en marzo, continuando el sendero de desaceleración que se viene verificando desde diciembre. La inflación núcleo, que excluye los componentes regulados y estacionales del índice, fue de 9,4%, ubicándose en un dígito mensual por primera vez desde octubre del año pasado”, dijo el ministro de Economía en un posteo en X. “La dinámica del nivel general de precios continúa ubicándose por debajo del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado el 11 de enero, reflejando una sobreestimación de la inflación proyectada de 27 puntos porcentuales contra la inflación real acumulada para el periodo diciembre/marzo”, agregó.

“La fuerte desaceleración en la inflación es consecuencia del programa económico implementado desde el 11 de diciembre, cuyos pilares son el equilibrio fiscal y la recomposición del balance del BCRA. La combinación de ancla fiscal, monetaria y cambiaria, y las medidas que se vienen implementando para desburocratizar el comercio interior y normalizar el comercio exterior, son fundamentales para sostener este sendero de desinflación”, completó el titular del Palacio de Hacienda.

Las expectativas de un IPC más bajo se consolidaron con las medidas tomadas ayer por el BCRA. La entidad que conduce Santiago Bausili describió: “La trayectoria descendente de la inflación minorista. Tras la corrección inicial de precios relativos en diciembre 2023 se observa una pronunciada desaceleración de la inflación, a pesar del fuerte arrastre estadístico que acarrea la inflación en sus promedios mensuales. Los relevamientos de precios de mayor frecuencia han resultado útiles para apreciar la dinámica mensual punta a punta. En los meses que se avecinan tomarán mayor relevancia en el diagnóstico de la trayectoria de la inflación las mediciones de inflación subyacente o núcleo, en vista de los ajustes de tarifas reguladas de servicios públicos anunciados”. En el Gobierno apuntan a una inflación de un dígito en la núcleo este mes, ya que el impacto de los precios regulados, por las subas de tarifas, será significativo.

El BCRA bajó ayer su tasa de interés de referencia para su política monetaria de 80% a 70%. Este cambio, indirectamente (ya no hay mínimos obligatorios), llevará la tasa para un plazo fijo a un 5% mensual.

La opinión de los analistas

“Para adelante, entendemos que surgirán nuevas presiones por el impacto de los ajustes postergados en algunos regulados (gas y agua) y los efectos de segunda vuelta de otros ya concedidos (electricidad, cuyos pagos efectivos empezaron a realizarse en marzo). También deberá incidir cierta recomposición de los salarios, que entendemos deberá ocurrir más temprano que tarde, y hasta una eventual nueva corrección del tipo de cambio, ante la magnitud del atraso que viene reflejando”, dijo Melisa Sala, de LCG.

“La desaceleración viene siendo más marcada que lo que habíamos previsto. Pero no creemos que estás tasas se sostengan en el tiempo, sobre todo cuando el ajuste de precios que estaban atrasados todavía no ha sido corregido”, advirtió la economista.

“El 11% de marzo es mejor de lo esperado por muchos analistas”, afirmó el consultor Federico Domínguez. “La inflación baja se da por cuatro motivos: no hay emisión para financiar al fisco, fuerte ajuste fiscal, tipo de cambio planchado, y normalización de importaciones”, agregó el especialista.

“Marzo y abril son los últimos meses de fuerte ajuste de precios relativos: luz, gas, agua, transporte, prepagas y colegios están terminando de completar sus aumentos. Al mismo tiempo, vemos una fuerte desaceleración en los precios de los alimentos. A partir de mayo, la inflación debería bajar fuertemente”, dijo y completó: “El mercado espera un 189,4% de inflación para 2024. Mi estimación es más cercana al 140%. Muchos analistas están subestimando el efecto de la recesión y el ancla cambiaria”.

Domínguez dijo que “es importante” porque junto con la baja de la inflación a partir de mayo o junio, se puede empezar a ver una recuperación en los salarios reales. “La misma será en forma de pipeta de Nike: caída abrupta y recuperación suave, pero constante”, vaticinó. “El riesgo del proceso es el encarecimiento en dólares, que se mantendrá hasta que el país pueda avanzar con reformas estructurales y baja de impuestos. Una devaluación en este momento comprometería la baja de la inflación”, cerró.

“La inflación ya se ubica por debajo de la tasa mensual que heredó el Gobierno, 12,8% en noviembre. Con una composición muy diferente, los precios regulados son los que más suben cuando antes era lo opuesto”, dijo Claudio Caprarulo, de Analytica a LA NACION. “Justamente la presión que también ejercen este mes nos hacen proyectar que la desaceleración de la inflación se va a frenar. El interrogante es si después de abril el Gobierno puede lograr volver a un dígito mensual. Una respuesta que depende en gran medida de cuanto liquide el agro estas semanas”, estimó el economista.

“No fue 10%, como había seteado expectativas Caputo, pero estuvo muy cerca, fue 11%, y de hecho la mayoría de las consultoras estábamos entre 12% y 13%”, dijo Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra. “Fue mejor a lo esperado, y destaco el dato de una baja de más de dos puntos, a pesar de que marzo es uno de los meses más difíciles por el inicio de clases. Esto quiere decir que suele subir más la inflación por cuestiones estacionales”, explicó el experto.

“Todavía en abril es posible que la inflación sea de dos dígitos, a pesar de que la núcleo probablemente esté bajando más aún, porque los alimentos vienen desacelerándose más rápido, por lo menos en las primeras semanas del mes. Pero la duda también es qué va a pasar con regulados, solo por el aumento del gas vas a tener una suba muy fuerte”, dijo Sigaut Gravina, que ve un 10% para este mes.

Fuente: La Nación