02/05/2024
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Nueva changa en Misiones: cargar nafta en bidones y venderla al paso a los extranjeros

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En Bernardo de Irigoyen los visitantes de Brasil no tienen que ni bajarse del auto: los “surtidores humanos” les acercan combustible a un precio muy conveniente.

La ciudad con mayor cantidad de vinotecas por metro cuadrado del país está en Misiones. Se llama Bernardo de Irigoyen y limita con Brasil. Pero esta no es la única particularidad del lugar. Irigoyen es también la ciudad más oriental del país, uno de los lugares en donde los supermercados baten todos los récords de ventas y es la cuna de un nuevo tipo de trabajador: “El Surtidor Humano”.

Empecemos por el final. ¿Qué es lo que hace un “surtidor humano”? Bueno, en tiempos de escasez de combustible el “Surtidor humano” desarrolla una tarea fundamental: expender nafta en bidones. Sin embargo, no se trata de paliar la falta de gasolina acá, sino que su negocio apunta principalmente al mercado brasilero. Estos cuentapropistas, buscavidas autónomos, trabajadores de la economía popular, se dedican a vender combustible a los hermanos brasileros.

Allí la frontera entre Argentina y Brasil es “seca” o, en otras palabras, no tiene nada que la separe. En realidad apenas hay un boulevard que impide que los autos transiten de un lado para el otro. Así que si querés pasar con el auto vas a tener que hacer los trámites en la Aduana. Sin embargo, podés estacionar el auto del lado brasilero de la calle, cruzar caminando al costado argentino, comprar en el super, volver con varias cajas o changuitos de mercadería, ponerlas en el baúl e irte a tu casa. Lo mismo con el combustible.

Sobre el límite entre las calles hay gente que le vende combustible a los brasileños que pagan por él mucho menos que en su país.

Los “surtidores humanos” se apostan del lado argentino y los automovilistas brasileros le compran combustible al menudeo. El cambio favorece a los extranjeros notablemente, pero en el caso de la nafta el beneficio se multiplica porque en la Argentina los precios están sensiblemente contenidos. Así que el negocio es redondo. Y los bidones de 20 litros de nafta fluyen como el agua de un lado al otro de la frontera.

En la zona los límites están bastante borrosos. Es que la ciudad argentina de Bernardo de Irigoyen limita con otras dos ciudades brasileñas con las que forman una conurbación. Del otro lado están pagadas la Dionísio Cerqueira (en el estado de Santa Catarina) y Barracão (en Paraná). Si bien cada una de las tres ciudades mantiene su independencia administrativa hay tanto tránsito e interacción entre ellas que muchos la sienten como si fuese una misma ciudad.

Sin embargo, a nadie se le escapa que se trata de países distintos, en especial cuando los brasileños pueden ahorrar un montón de dinero a expensas de la devaluación constante de la divisa argentina. Todo lo que tiene que ver con las compras para la supervivencia diaria se compra en la Argentina. Alimentos, artículos de limpieza y bebidas alcohólicas, como ya mencionamos. Hay quienes también vienen a Misiones a apostar, ya que la provincia tiene otro récord: es el lugar del país con más casinos y bingos per cápita. Nada de lo que enorgullecerse.

Pero en toda la frontera pasa algo parecido. En las ciudades de San Javier, San Antonio o El Soberbio también se ven escenas similares. La eterna crisis económica argentina, cuya única certeza es que el dólar siempre va a estar al alza y que el peso argentino solo puede perder valor, beneficia estos movimientos en la frontera. Mientras los países vecinos contienen y desarrollan su economía al tiempo que nosotros solo la empeoramos, estos desequilibrios se van a seguir repitiendo.

 

Fuente: Jujuy al momento

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