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La nueva tecnología se basa en un sistema de control de temperatura diseñado originalmente para operar en condiciones de microgravedad en el espacio exterior.

La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) está investigando una posible solución de carga rápida para vehículos eléctricos, a partir de los principios de ebullición de flujo subenfriado para multiplicar la corriente transportada por los cables de alimentación.

Los vehículos eléctricos son conocidos por su impacto positivo en el medioambiente y han estado en el centro de la transición hacia una movilidad más sostenible.

Ante este panorama, sin embargo, surge la necesidad de mejorar la infraestructura de carga y reducir los tiempos de recarga, los cuales han sido un desafío persistente en este tipo de vehículos.

Uno de los obstáculos en la carga rápida de coches eléctricos radica en la potencia que los cables de alimentación pueden manejar. La electricidad al pasar por una resistencia genera radiación térmica, lo que limita la potencia disponible en los puntos de recarga rápida.

Por este motivo, un equipo conformado por investigadores de la Universidad Purdue y colaboradores de la NASA exploraron una solución innovadora basada en el fenómeno conocido como ebullición del flujo subenfriado.

Este proceso se refiere a la formación prematura de burbujas de vapor en un líquido antes incluso que alcance su temperatura normal para hervir. En esencia, esto permite calentar rápidamente el líquido y provocar su ebullición anticipada.

La tecnología se basa en un sistema de control de temperatura diseñado originalmente para operar en condiciones de microgravedad en el espacio exterior.

El principio de ebullición del flujo subenfriado ha demostrado ser eficaz en la disipación del calor, permitiendo una carga más rápida y eficiente para los coches eléctricos.

Esta tecnología podría superar los desafíos actuales relacionados con la potencia disponible durante las recargas y contribuir a una transición más fluida hacia una economía de movilidad sostenible.

 

Fuente: Economia sustentable