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Tras la renacionalización de la compañía en 2012 el objetivo es potenciar la soberanía energética, a partir de una multiplicidad de unidades de negocios, que llegan incluso hasta los renovables, el litio y la exploración offshore.

Desde su renacionalización en 2012, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) comenzó un sendero constante de inversión que llevaron a un incremento de la producción, tanto en petróleo como en gas, que llevó a la compañía, ahora bajo gestión estatal, como la empresa más grande de la Argentina.

Con el objetivo de recuperar el autoabastecimiento energético, que se había perdido hace algo más de 10 años, YPF aumentar un 10% la producción de petróleo y 29% la de gas natural, que derivaron en un crecimiento de las reservas energéticas del país, una forma de garantizar la soberanía energética, que motorizó inversiones por US$ 6600 millones en hidrocarburos convencionales en la última década.

Con foco en el desarrollo de Vaca Muerta, a partir del acuerdo de la firma del acuerdo con la estadounidense Chevron en julio de 2013, YPF invirtió unos US$ 16.000 millones para el desarrollo de la producción de gas y petróleo no convencional. Pero más importante que eso fue que la alianza YPF-Chevron fue la punta de lanza para el desarrollo de la formación de shale en Neuquén, que resultó un imán para los big players de la industria petrolera global, dinamizando inversiones por más de US$ 22.000 millones en Vaca Muerta.

VACA MUERTA COMENZÓ A DESARROLLARSE A PARTIR DEL ACUERDO YPF-CHEVRON EN 2013, QUE TRACCIONÓ INVERSIONES DE LAS MULTINACIONALES DE LA INDUSTRIA.

Según diversos estudios, este desarrollo del no convencional le permitió a YPF y al país disponer de reservas de gas natural para 150 años. Y, además, todo eso se va a potenciar con la construcción y puesta en funcionamiento del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK).

Es un punto de inflexión que marcará el camino de la industria en la búsqueda de dejar de depender de la energía importada, que todos los años se lleva miles y miles de dólares en la compra de gas natural licuado y la contratación de barcos regasificadores.

PABLO GONZÁLEZ, PRESIDENTE DE YPF.

Desde la petrolera destacaron que desde 2019 la empresa logó “salir de crítica situación financiera y productiva, en la que quedó la compañía tras la gestión anterior y volvimos a tener indicadores de crecimiento que no veíamos hace muchos años en YPF”.

En este contexto, YPF logró la mayor producción en el último cuarto de siglo, con ganancias por US$ 2200 millones el último año.

A la producción de gas y petróleo convencional, el negocio histórico de la petrolera estatal, con proyectos funcionando en las cinco cuencas petroleras del país (Noroeste, Cuyana, Neuquina, Golfo de San Jorge y Austral), se suman ahora seis nuevas vertientes como Vaca Muerta, offshore, litio, GNL, hidrógeno y energías renovables.

Los datos del primer trimestre

A nivel de producción neta de crudo no convencional YPF alcanzó los 105.000 barriles de petróleo equivalentes y la de gas 92.000 barrilles equivalentes, lo que representa un incremento del 31% y 9% respectivamente.

Pero hay que tener en cuenta que en la actualidad el 45% de la producción de la petrolera viene del no convencional. En ese sentido, en el trimestre se perforaron 48 pozos horizontales, lo que representa un crecimiento del 25% en relación con el mismo período de 2022.

Tomando los datos del primer trimestre versus el primer trimestre del año pasado, la velocidad de perforación (convencional) aumentó un 15% cuando se compara el primer trimestre 2023 contra primer trimestre 2022. En el mismo período, la velocidad de fractura (no convencional) aumentó un 23%.

Esta mejora en la productividad permitió que el costo de desarrollo se haya ubicado alrededor de 9 dólares el barril, un nivel competitivo con Permian, la principal formación no convencional en Estados Unidos.

 

Fuente: MDZ