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Luego de presentar su renuncia, Tareck El Aissami dijo que busca “acompañar el proceso” de investigación en Pdvsa

Purga, guerra interna y caída del zar del petróleo tras la “desaparición” de 3000 millones de dólares de las arcas nacionales. La revolución bolivariana vive uno de sus momentos más tormentosos cuando Nicolás Maduro está a punto de cumplir diez años al frente del país petrolero. Y son precisamente el oro negro y la lucha por el poder los factores fundamentales de una operación policial con resultados inéditos en el cuarto país más corrupto de planeta.

“En virtud de las investigaciones que se han iniciado sobre graves hechos de corrupción en Petróleos de Venezuela (Pdvsa), he tomado la decisión de presentar mi renuncia como ministro de Petróleo, con el propósito de apoyar, acompañar y respaldar totalmente este proceso”, declaró a través de sus redes sociales Tareck El Aissami, vicepresidente económico y ministro del Petróleo. Un anuncio excepcional, no solo por lo que significa la caída del poderoso líder político de una de las facciones del chavismo, también por la forma: en las revoluciones, ya sea venezolana y cubana, no son los dimisionarios quienes lo anuncian, sino los grandes jefes.

“De igual manera, en mi condición de militante revolucionario, me coloco a disposición de la dirección del PSUV para apoyar esta cruzada que ha emprendido el presidente Nicolás Maduro contra los antivalores que estamos obligados a combatir, hasta con nuestras vidas”, añadió quien fuera considerado en su día zar del petróleo, tras heredar de manos militares la industria trascendental para el país.

Entre quienes lo precedieron está Rafael Ramírez, otro de los grandes líderes revolucionarios hoy exiliado en Italia y con orden de captura. Nelson Martínez murió en la cárcel y Eulogio del Pino sigue en ella. Los militares heredaron Petróleos de Venezuela (Pdvsa), en su día una de las mayores multinacionales de la región. Y acabaron por destruirla, en una mezcla final de pésima administración y corrupción desmedida.

La captura de dos funcionarios estrechamente ligados a El Aissami precipitaron su caída. Tanto el diputado Hugbel Roa, exministro de Educación Superior, como Joselit Trinidad Ramírez, al frente de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip) hasta el viernes pasado, eran dos hombres de su absoluto círculo de confianza.

Esta foto de distribución difundida por la Presidencia de Venezuela muestra al presidente Nicolás Maduro gesticulando junto al ministro Tareck El Aissami, durante una reunión con empresarios venezolanos en el palacio presidencial de Miraflores, en Caracas, el 5 de septiembre de 2018.
Esta foto de distribución difundida por la Presidencia de Venezuela muestra al presidente Nicolás Maduro gesticulando junto al ministro Tareck El Aissami, durante una reunión con empresarios venezolanos en el palacio presidencial de Miraflores, en Caracas, el 5 de septiembre de 2018.HO / Venezuelan Presidency – AFP

Siempre a la sombra del jefe de su familia política, Roa no solo se enriqueció como tantos otros dirigentes chavistas, también lo exhibió. “Antes de aliarse con Tareck, trabajaba con un carro de comida rápida (puesto ambulante) llamado Tazmanía. Hoy ostenta una de las casas más grandes y lujosas de la región”, denunció el antiguo fiscal Zair Mundaray, exiliado en Colombia.

Pese a ser responsable de las universidades, Roa protagonizó distintas polémicas, como cuando lanzó con violencia un micrófono a un diputado opositor durante su intervención en la Asamblea Nacional.

Según medios chavistas, “para hablar con el presidente de PetroCedeño había que pasar por Hugbel”. PetroCedeño es un complejo que produce, explora, mejora y comercializa petróleo, adquirido en su totalidad por Venezuela en 2021 y que hay cuenta con participación accionaria de Francia y Noruega.

El gran desfalco denunciado por medios de propaganda chavistas se habría realizado en la Sunacrip, encargada en noviembre de las operaciones financieras, a través de criptomonedas, por la venta de 120 millones de barriles de petróleo. En diciembre, los 3000 millones de dólares de la operación ya no estaban en las arcas del Estado.

La magnitud del desfalco es enorme: lo desaparecido es equivalente al 12% del ingreso del año pasado, que fue de 25.000 millones, según EcoAnalítica.

Medios locales también denunciaron de forma extraoficial que militares destinados en Pdvsa y empresarios “enchufados” de la revolución fueron detenidos por la Policía Anticorrupción. El Ministerio Público respondió por fin en las últimas horas y designó a cinco fiscales especiales para “investigar los graves hechos de corrupción que vinculan a funcionarios públicos en repudiables tramas delictivas”.

Según Mundaray, buen conocedor de los entresijos del Ministerio Público, los fiscales elegidos están involucrados en los mismos hechos, junto a los tres jueces ya detenidos.

Previamente, Nicolás Maduro había reaccionado con un mensaje a través de sus redes sociales, en el que llamaba a derrotar a los antivalores. “A un verdadero revolucionario lo caracterizan la sensibilidad, el humanismo y, sobre todo, la honestidad. Hoy más que nunca nuestro accionar debe estar guiado por la espiritualidad. ¡Ética y moral en alto!”, arengó el líder bolivariano en su primera reacción ante el operativo gubernamental que ha provocado la detención de altos cargos políticos, jueces y militares.

La aparente sorpresa del líder revolucionario no es real: desde la llegada al poder de Hugo Chávez, en 1999, alrededor de 300.000 millones de dólares han desaparecido de las arcas del Estado.

“No le tapamos ningún acto delictivo a nadie. En la revolución no tienen espacio los corruptos”, sermoneó Diosdado Cabello, número dos de la revolución y el jefe de una de las familias políticas más poderosas del chavismo. Otra de las más influyentes en la actualidad la encabezan los hermanos Delcy (vicepresidenta) y Jorge Rodríguez (jefe del órgano legislativo chavista).

 

 

Fuente: La nacion