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La cosecha sería de apenas 33,5 millones de toneladas y faltaría materia prima para abastecer a la industria de la molienda.

Los cálculos son alarmantes y muestran a las claras que este año Argentina no solo tendrá menor disponibilidad de dólares por la caída en la producción de soja, sino que también deberá importar un volumen récord de grano para abastecer a la industria de la molienda de la oleaginosa. Es que el país es líder mundial en las exportaciones de soja, aceite y harina y es por ello que el sector y la economía se enfrentan a una gran encrucijada.

El líder de RIA Consultores, Javier Preciado Patiño, quien se desempeñó hasta hace poco tiempo como subsecretario de Mercados Agropecuarios, explica en diálogo con Ámbito: “Entre 2016 y 2022, la molienda en el año comercial (abril/marzo) promedió las 40,8 millones. Si a eso le descontamos 1 millón de toneladas declarada por la extrusión, quiere decir que el crushing por solvente demanda 39,8 millones de toneladas. Las nuevas estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires adelantan que la cosecha de soja será de apenas 33,5 M de toneladas, descontando el grano que se guarda como semilla, extrusión y uso no declarado quedarían disponibles 29,3 millones de toneladas para crushing exportador. En tanto, asumiendo que no se exporte un solo grano de soja como tal, se necesitarían 5,2 millones de toneladas para llegar al piso de 2017/18. Entonces para alcanzar al promedio de 39,8 millones de toneladas haría falta importar más de 10 millones de toneladas”.

Lógicamente la industria del crushing buscará mantener sus niveles de producción históricos para cumplir con sus clientes y no perder su posición competitiva en los mercados internacionales, pero ese escenario indefectiblemente complicará la balanza comercial argentina. El antecedente más próximo a esta situación es el ciclo abril 2018/marzo 2019 cuando se importaron 7,2 millones de toneladas y para este año el USDA ya está anticipando que se deberían comprar del exterior unas 6,2 millones de toneladas, volumen que ya quedó desactualizado con las nuevas mermas productivas.

En tanto, el interrogante que abre hacia adelanta Preciado Patiño, es si el Mercosur cuenta con soja disponible para que Argentina pueda abastecerse de la materia prima suficiente para sortear esta situación. El analista explica: “Paraguay va a recuperar su producción a entre 8,5 y 9,0 millones de toneladas, lo cual le da mayor volumen de exportación a su principal destino que es la Argentina. En tanto Brasil arrancó una súper cosecha de 153 millones de toneladas y tendrá resto para abastecer a nuestro país. Pero en 2022, frente a la falla de la cosecha paraguaya, fueron Uruguay y Bolivia los que crecieron como proveedores. Para sostener lo que viene, ambos orígenes deberían mantener el nivel de 2022, recuperando Paraguay y sumando más de Brasil. En síntesis, hay una necesidad de la industria aceitera de importar soja para mantener la actividad, y existencias en el resto del Mercosur para proveerla. La cuestión se dirimirá en función de los márgenes del crushing”.

En paralelo Preciado Patiño advierte una cuestión fundamental con la mirada en el mediano y largo plazo: “La soja es el principal complejo exportador de la Argentina y el que más divisas generas. Es indispensable que haya un acuerdo público, privado y de la política para que crezca la producción de este cultivo a un piso de 60 /65 millones de toneladas, manteniendo el área sembrada pero con más productividad. Que haya menos grano de la oleaginosa ya sea por menor área sembrado, caída de productividad o cuestiones climáticas es un problema para la Argentina”.

Heladas y falta de lluvias

En este contexto de extrema preocupación en el sector de la molienda de soja, uno de los que más divisas aportan al país y que desde que hace años trabaja con capacidad ociosa, se conocieron esta semana las nuevas proyecciones de cosecha de soja y maíz que trajeron nuevas malas noticias.

Concretamente, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires llevó a la producción de soja hasta las 33,5 millones de toneladas, mostrando así una caída de 4,5 millones de toneladas respecto a la proyección previa. Las heladas del último fin de semana asociadas a la falta de agua que venía sufriendo el cultivo generaron la pérdida de más hectáreas productivas. Por el mismo motivo la cosecha de maíz sería de apenas 41 millones de toneladas, es decir 11 millones de toneladas menos que el ciclo anterior. Finalmente, para colmo de males, todavía puede haber más recortes porque las precipitaciones siguen sin llegar a la zona núcleo y recién para la primera semana de marzo se aguarda un frente de tormenta de moderada intensidad.

 

Fuente: Ambito