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En lo que va de febrero las empresas agroexportadoras ingresaron al mercado de cambios local apenas u$s441 millones. Los altos valores no fomentan venta de grano disponible.

Los precios internacionales de los commodities del agro, principalmente la soja, continúan sosteniéndose en máximos históricos en el mercado internacional producto de la grave sequía que azota a la producción local, y que redundaría en un fuerte recorte productivo que llevaría a la cosecha a concluir con apenas 34 millones de toneladas. En este marco, las heladas de los últimos días complicaron el cuadro de los lotes implantados y por ello el poroto de soja llegó a cotizar esta semana a u$s570 por tonelada, para luego ajustar este miércoles a u$s565,67, principalmente por una toma de ganancias de los fondos especulativos.

Mientras tanto y a pesar de los altos valores del grano, en el mercado local las ventas de soja de la campaña pasada continúan prácticamente paralizadas. Según la estadística oficial quedan aún por venderse más de 7,5 millones de toneladas del ciclo 2021/22 que culminó con una producción de alrededor de 43,3 millones de toneladas. Íntimamente relacionado con las escasas ventas de la oleaginosa y con el recorte del 50% de la cosecha de trigo, la liquidación de divisas del agro atraviesa el peor febrero desde 2004.

Concretamente, las estadísticas demuestran que en lo que va de febrero de este año, las empresas agroexportadoras ingresaron al mercado de cambios u$s441 millones, lo que representa la menor cifra para este mes desde 2004 y un retroceso interanual del 74%. A esta situación se suma además que en enero el campo liquidó apenas u$s928 millones, por lo que el primer bimestre del año ha sumado más presión a la economía.

En este contexto, en el sector agroindustrial comenzó a sonar con fuerza la posibilidad de que el Gobierno lance en el corto plazo una nueva edición del dólar soja u otra herramienta financiera para acelerar el ingreso de divisas, algo que finalmente descartó el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, quien afirmó que actualmente la prioridad del Gobierno es asistir a los pequeños y medianos productores afectados por la sequía.

De cualquier manera, con o sin dólar soja, la realidad demuestra que este 2023 se caracterizará por un fuerte retroceso en los ingresos de dólares del campo luego del récord el año pasado cuando el sector liquidó poco más de u$s40.000 millones. Las proyecciones más alentadoras hablan de un recorte de u$s10.000 millones en el actual ciclo y de más de u$s18.000 millones si el clima continua sin dar tregua.

Otro frente a tener en cuenta y que impactará directamente en la economía es que con la menor producción de soja y maíz también habrá una más que considerable caída en la recaudación fiscal. Hasta el momento la reducción sería de u$s3.000 millones respecto al año pasado, lo que marca un retroceso del 19%, pero en caso de que la sequía continúe dañando el estado de los cultivos, la caída seria de u$s4.400 millones (25%) y de u$s6.500 millones (37%) si a eso se le suman heladas tempranas.

En paralelo el frente de esperanza que se abre hacia adelante es la normalización del clima con el fin de la fase Niña y comienzo de una fase Niño que significaría, recién en el segundo semestre del año, un clima más neutral para el campo y que colaboraría para que los productores planifiquen la campaña de granos finos, fundamentalmente trigo. Lo cierto es que primero habrá que transitar un muy complejo primer semestre y es por eso que en el campo todavía resuena con fuerza que más adelante, el Gobierno indefectiblemente buscará alentar las ventas de grano y por ende el ingreso de divisas a una economía que necesita dólares frescos y acumular reservas.

 

Fuente: Ambito