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En 2022, se estima que el rojo de la balanza comercial energética fue de unos u$s4.400 millones. Para este año, proyectan que se reduzca a la mitad y en el Gobierno aspiran a lograr un superávit para 2025.

Más allá del crecimiento en la producción de Vaca Muerta y un incremento en las exportaciones, 2022 cerró con déficit para la balanza energética. Si bien no logrará revertirse este año, analistas destacan que al menos sí logrará reducirse a la mitad. Y, en ese sentido, en el Gobierno aspiran a poder lograr un superávit para 2025.

Los precios internacionales, la puesta en funcionamiento del Gasoducto Néstor Kirchner y un aumento en las exportaciones de gas, son algunos de los factores que ayudarían a nivelar la balanza. Un dato no menor, teniendo en cuenta las menores proyecciones de ingreso de dólares provenientes del campo, producto de la sequía.

Según el portal especializado Más Energía, en base a los datos publicados por el INDEC, durante el año pasado se exportó un 58,9% más que en 2021 en “combustibles y energía”: la cifra total ascendió a u$s8.398 millones, todo un récord.

De todas formas, las importaciones fueron aún más abultadas: treparon hasta los u$s12.868 millones, lo que significó un aumento del 120% anual, sobre todo a raíz de la suba de los precios internacionales por la guerra entre Rusia y Ucrania. Por consiguiente, la balanza energética cerró 2022 con un rojo de u$s4.470 millones.

Este año, se espera reducir ese déficit y desde el Gobierno aspiran a transformarlo en superávit para 2025. Así incluso lo expuso el ministro de Economía, Sergio Massa, al presentar las rondas 4 y 5 del Plan Gas.

Mejora en la balanza

Son distintos factores los que hacen prever una mejora en la balanza energética para este año. Así lo explicó a Ámbito Roberto Carnicer, director del Instituto de Energía de la Universidad Austral: “El déficit de la balanza energética para 2023 disminuirá debido a que los precios internacionales de GNL están más bajos, tanto en Europa (el TTF u$s19/MMBTU) como en Japón/Corea (u$s18.53). Recordemos que en Europa y Japón están con consumo invernal, pero un invierno no muy crudo: se estima que febrero podrá haber menores temperaturas. Esto implica que, para nuestro invierno, el precio de GNL se mantendrá en u$s20 /MMBU, frente a los u$s30 en promedio pagados en 2022, o sea un 30% menos que 2022”.

“El precio del crudo, y por lo tanto el gasoil, se mantendrá estable entre u$s70 y u$s80, comparado con los u$s80 y u$s90 del invierno argentino 2022: de manera que el gasoil estará en 10% o 20% menos que 2022”, detalló Carnicer.

La construcción del gasoducto, lógicamente, jugará otro papel fundamental en materia energética. “Los 11 MMm3/d que pueda aportar del gasoducto Néstor Kirchner cuando esté listo para fines de junio, al menos reducirá la importación de gas de 50 MMm3/d de pico a 40, aproximadamente. Si sumamos que hay mayor exportación de gas a Chile, que se mantenga en el invierno y que las exportaciones de crudo continúen creciendo, podríamos concluir que habrá un déficit anual aproximadamente el 50% menor que el del 2022”, resaltó el especialista.

En tanto, algunos analistas privados pronostican un crecimiento del 30% en las exportaciones para este año, mientras que también se prevé una caída similar en los niveles de importación. En ese sentido, proyectan una reducción del 50% en el déficit de la balanza energética. La caída en las importaciones, además, también repercutiría en un menor de nivel de subsidios a las tarifas energéticas.

De todas formas, concluyó Carnicer, hay una serie de factores que pueden atentar contra la concreción de este escenario: “Se debe continuar con el crecimiento de etapas de fractura: en enero cayeron de 1.400 (pico en 2022) a 900 por mes. Preocupa también la importación de insumos químicos para fracking y cementación de pozos para seguir perforando. Y, finalmente la incertidumbre política y el cumplimiento de los compromisos acordados y seguridad legal”.

 

Fuente: Ambito