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La falta de lluvias dejará su marca no solo en el sector agrícola sino que también lo hará en todas las actividades pecuarias. El impacto de la sequía está muy lejos de concluir para las producciones de carne, leche y huevos. El último reporte del año del ROSGAN -el área de ganadería de la Bolsa de Comercio de Rosario- indicó que “el efecto que está dejando la seca sobre una vasta zona ganadera no sólo compromete a la producción actual, sino que tendrá un claro impacto sobre las producciones futuras”.

Victor Tonelli, reconocido consultor ganadero con vasta experiencia en el sector privado, aseguró a Ámbito que “la sequía es el factor predominante que esta distorsionando todo. No hay pasto y eso significa que al no poder sostener la cantidad de animales por el escaso forraje disponible, el productor tiene que enviar animales a faena y eso genera una sobreoferta en el mercado, que encuentra a un consumidor que tiene más carne de la que desea o puede comprar. Por eso en los últimos 4 meses la oferta superó casi los 53 kilos por habitante/año…”.

Otro de los factores que influyen en esta “tormenta perfecta” radica en que también se derrumbó el mercado internacional por el enfriamiento de la economía global, por la guerra entre Rusia y Ucrania y por un escenario muy complejo de covid 19 en China, mercado que representa el 77% de nuestras exportaciones de carne.

Ganadores y perdedores

Ante esta realidad, el consumidor elige la carne vacuna y así lo confirman los datos vinculados al incremento del consumo en la última parte del año. Sin embargo, el productor sufre un daño enorme que en el futuro tendrá un efecto boomerang y perjudicará a los consumidores.

Las ofertas de fin de año en los supermercados donde se ofreció asado de primera calidad a sólo $699 por kilo constituyen cifras casi ridículas para un producto que demora 3 años en llegar a una góndola. Más aún si se la compara con otros alimentos que requieren menos esfuerzo productivo.

Según Tonelli, “el valor del ganado en diciembre cayó un 40% en moneda constante respecto de los valores del primer cuatrimestre del año, es decir que su valor no sólo no se mantuvo sino que cayó mientras la inflación en ese período subió un 45%. Cuando ajustas el valor de abril y lo traes a hoy, es un 40% mas barato”.

Por estos motivos, en los próximos dos años caería la oferta de hacienda. Pronto terminará este “veranito” de carne barata pero cuando llegue la recuperación de precios, lo hará de manera brusca. Tonelli advirtió que “ese impacto lo vamos a sentir a partir de marzo, que es cuando empezaremos a ver menor cantidad de hacienda”. En la media que se recupere la oferta forrajera, el productor encontrara su campo con menor carga de hacienda y más forraje con el que podrá recuperar lo que perdió en términos de stocks. Mayor retención y ciclos de engorde más largos, derivarán en un bache transitorio de oferta que se sentirá especialmente durante la primera mitad del año.

La pregunta clave es qué hará el Gobierno si la carne aumenta su precio en un año electoral. A juzgar por la experiencia reciente se podría pensar que desde el Ministerio de Economía y sus áreas vinculadas al sector buscarán activar algún esquema de compensación cruzado para que eso no ocurra. Si bien hay mecanismos que -pagando altos costos productivos- podrían mitigar el daño, todo dependerá de la oferta real de animales, porque será imposible controlar el mercado si falta hacienda. El margen de acción es muy acotado y el salto de precios parece ser inevitable en el corto plazo.

 

Fuente: Ambito