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En el sur de Chile, Siemens Energy, Porsche y otras empresas dieron inicio a la producción de hidrógeno verde, combustible ecológico a partir de energía eólica que puede revolucionar al transporte; la Argentina cuenta con el mismo potencial para fabricarlo en la Patagonia

El miércoles 21 de diciembre va a quedar en la historia como un hito en el camino hacia la descarbonización del sector del transporte. Quizá no hoy ni mañana, pero posiblemente en una década. Sucede que en Haru Oni, en el sur de Chile, la primera planta del mundo para la producción de combustibles neutros en CO2 dio inicio a la fabricación del hidrógeno verde.

El hidrógeno verde es la base de la síntesis del combustible y se produce mediante un proceso de electrólisis impulsado por energías renovables como lo son la solar o la eólica. El proceso consiste en usar una corriente eléctrica para descomponer mediante electrodos la molécula del agua en oxígeno e hidrógeno. En la sede chilena la producción del hidrógeno verde será a partir de energía eólica y agua, luego metanol a partir de CO2 capturado, y finalmente gasolina neutra en carbono.

La planta de Haru Oni será la primera en realizar este tipo de producción.
La planta de Haru Oni será la primera en realizar este tipo de producción.

Según explicaron desde Siemens Energy, la empresa de energía encargada de diseñar la planta piloto de Haru Oni, el gran desafío del proyecto fue combinar los pasos del proceso para fabricar combustibles sintéticos que antes solo se habían probado de manera individual y a modo de prueba dentro del laboratorio, y coordinarlos en una cadena de producción real por primera vez de una forma eficiente.

En una fase inicial, el objetivo será producir un total de 130.000 litros anuales en 2023, con el plan de elevar la cifra a 55 millones en 2025, y a 550 millones en 2027. En otras palabras, se habla de un proyecto ambicioso que busca impulsar el potencial de las energías renovables en la región de la Patagonia colaborar con la transición energética en una escala global.

¿Cuál es el rol del hidrógeno verde?

El inicio de la producción de combustibles sintéticos, o e-fuels, es un hito en sí por tratarse de un componente decisivo en la descarbonización del planeta. Su rol no es el de reemplazar la energía eléctrica, sino el de complementar su acción, especialmente en las áreas del sector de transporte en las que es difícil, o directamente inviable, electrificar los medios de movilidad disponibles. Ejemplos de esto son el transporte marítimo, el tráfico aéreo y los autos que circulan con motores de combustión interna.

Es pertinente recordar que gran parte de las emisiones de CO2 proviene de los motores que siguen funcionando con nafta. Actualmente son más de 1.300 millones de vehículos en el mundo los que circulan con motores de combustión interna. Aunque en la Unión Europea, Estados Unidos y China, entre otros países, ya se firmaron acuerdos y actas a favor de la defunción de los vehículos nuevos con motores de combustión interna, esto no significa que los vehículos de este tipo ya existentes dejen de circular por las calles. Para 2035, año en el que se espera que empiecen las prohibiciones de fabricación en Europa, las automotrices prevén llegar a los 2.000 millones de vehículos con motores de combustión en funcionamiento.

De esta manera, los e-fuels, como lo es el hidrógeno verde, llegan para mostrar una alternativa para que la creciente población de vehículos que funcionan con motores de combustión interna puedan elegir no estar asociados con la creciente contaminación ambiental.

“El proyecto Haru Oni tiene como objetivo demostrar que los e-fuels pueden comercializarse en grandes cantidades y a precios competitivos”, dijo Anne-Laure de Chammard, miembro de la Junta Directiva Global de Siemens Energy y agregó: Estamos sentando las bases para llevar energía verde a áreas que aún dependen en gran medida de los combustibles fósiles. Esta es la clave para alcanzar los objetivos climáticos del sector del transporte”.

¿Quiénes son los socios del proyecto chileno del hidrógeno verde?

Aunque Siemens Energy es la principal inversora y promotora del proyecto del hidrógeno verde en el sur de Chile, la empresa alemana no está sola. La producción del e-fuel está a cargo de la empresa Highly Innovative Fuels (HIF). De ella forman parte también Porsche, Enel Green Power Enap, Gasco y Exxon Mobile.

En el mundo de las automotrices, Porsche será el primer comprador del hidrógeno verde producido en la base chilena. En una primera instancia, la firma alemana de autos premium va a usar el e-fuel para alimentar los autos de la Porsche Supercup, y los autos de sus Centros de Experiencia. En un futuro no demasiado lejano, sin embargo, se estaría ponderando la posibilidad de usar este tipo de combustible sostenible para propulsar a sus Porsche 911, buque insignia de la firma que planea seguir ofreciendo con el formato clásico de motor de combustión interna.

“Porsche está comprometida con un camino doble-e: movilidad eléctrica y combustibles electrónicos como tecnología complementaria”, dijo Barbara Frenkel, directora de adquisiciones de Porsche en un comunicado de prensa.

Otro de los datos que son relevantes para dimensionar la magnitud del proyecto de Haru Oni es que cuenta con la Certificación de Energía Limpia (Clean Energy Certification). Desarrollado por la ONG TÜV Süd y la Agencia Alemana de Energía DENA en colaboración con Siemens Energy, se trata de un documento oficial que tiene el objetivo y la validez de probar la sostenibilidad del combustible producido. Para esto, se realizó una documentación de la huella de CO2 a lo largo de toda la cadena de producción, en este caso desde la turbina eólica hasta la carga del combustible en el tanque.

¿Por qué en el sur de Chile?

La localidad de Haru Oni está en el extremo sur de Chile, cerca de Punta Arenas, en el límite del territorio continental frente a Tierra del Fuego. Aunque hoy alberga una planta industrial, el terreno era hace solo tres años una continuación de pastizales sin ningún tipo de uso.

El motivo por el que se decidió esta ubicación se explica por el caudal de energía eólica que puede usarse para la producción del hidrógeno verde. Este es de aproximadamente 6.000 horas anuales de funcionamiento a plena carga, que equivale a 270 días; número que no solo triplica la capacidad productiva de Europa, sino que también permite inferir que la Patagonia del lado argentino alberga como mínimo el mismo potencial.

La iniciativa, además, cuenta con el apoyo del Ministerio Federal de Asuntos Económicos y Protección del Clima de Alemania, y es el primer proyecto de hidrógeno financiado como parte de la Estrategia Nacional de Hidrógeno del país. En definitiva, se habla del estreno de una movida que, con suerte, puede convertirse en tendencia en la región, pero también en el mundo.

 

Fuente: La nacion