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La inflación ha dejado a una clase media vulnerable en el umbral de la pobreza que necesita cada vez más salarios para adquirir un bien

La inflación tiene efectos conocidos en nuestro país, tanto en las variables macroeconómicas de corte monetario como en la vida real de los argentinos. En los últimos años, ha afectado evidentemente a las clases más bajas, pero también ha dejado a una clase media en una clase media vulnerable en el umbral de la pobreza.

La llegada de Sergio Massa intenta equilibrar la macroeconomía, pero los desordenes generados en la previa a lo largo de toda la gestión de gobierno no podrán ser resueltos en años. No comenzar ese camino hacia el equilibrio implica un estallido económico y social. Intentar encauzarlo evita males mayores, pero algunos ya son inevitables. Vamos camino hacia una inflación superior al 95% hacia fin de año.

Si evaluamos el salario respecto de este nivel inflacionario podemos ver que nuestro país actualmente convive con un salario mínimo vital y móvil (SMVM) de $47.850 (u$s163 si tomamos el dólar blue).

Si lo comparamos con demás valores de la región vemos que en Uruguay es de u$s479.14, Ecuador con u$s425, Bolivia con u$s325.92, Perú con u$s265.75, Brasil con u$s236.62. Es decir, la reactivación de la economía con mejora del ingreso en nuestro país se encuentra lejos de ponerse en marcha. Si lo comparamos con la canasta básica total en un hogar tipo de 3 integrantes estos, estarían por debajo de la línea de pobreza.

Para comprar un auto hoy se necesitan más de 60 salarios mínimos

 

Para analizar todo esto a través del tiempo, veremos que en el 2012 con 28.65 salarios mínimos se podía comprar un auto, en el 2017 con 34,25 y actualmente podemos comprar el mismo Palio Essence con 62.29 salarios.

Desde hace una década y durante tres gobiernos la cronicidad de la inflación impactó sobre el nivel salarial generando que si una persona solo gana un SMVM cada vez que intentó adquirir un bien, necesitó que ese salario se duplique en un 100%. La misma situación ocurriría si se adquiere una motocicleta, en donde en el 2012 se necesitaban 5.99 SMVM, mientras que en el 2021 se necesitan 13.03.

 

Ahora si hacemos el mismo ejercicio, pero para trabajadores registrados con un nivel salarial medio, veremos la misma tendencia en donde hace mas de tres gobiernos no se pudo recomponer los valores, necesitando, por ejemplo, 2,8 salarios para adquirir un TV Smart en el 2012, mientras que en el 2017 se necesitaban 3 salarios y en el 2022 se requerían 4.

 

El SMVM lo fija el Consejo Nacional de Empleo, Productividad y Salario integrado por funcionarios del gobierno. Mientras el sector sindical intenta pujar para dejarlo en valores en términos reales superiores a la inflación. En retrospectiva, al haber aumentos entre mensuales o trimestrales, cuando se intentó ganarle a la escalada de precios, estos SMVM ya se encontraban nuevamente desfasados. Si observamos los ingresos medios estos dependen también de la fuerza sindical y el poder que tengan para reabrir las paritarias nacionales para que se pueda recomponer salarialmente los valores.

Los salarios tanto en el sector privado como aquellos que perciben SMVM, nos permite ver que los aumentos siempre fueron insuficientes a lo largo de los últimos 10 años para poder adquirir un auto, una notebook o un celular. Se debe tener en cuenta que esto sucede debido a varias características propias del mercado laboral, en donde por ejemplo los aumentos tienen más que ver con incrementos inflacionarios y no por caída del nivel de productividad laboral, nivel de inversión, mayor cantidad de horas trabajadas o aumentos de puestos laborales. Es decir, el culpable es el gobierno. Ni los sindicatos ni las empresas.

La macroeconomía del país a lo largo de la última década se encontró generando desincentivos para el nivel salarial, esto es debido que los convenios colectivos laborales del sector privado tienen un impacto menor cuando desde el Gobierno nacional los aumentos ya sea por programas sociales (ajustes salariales de acuerdo al piso de ingresos) o salarios públicos, recomponen monetariamente más que proporcionalmente las remuneraciones. En nuestro país hay más incentivos para percibir ingresos a través de un subsidio por desempleo o en trabajar para el Estado.

Ante la inflación, el sector público se recompuso mejor que el privado

 

En el 2012 se necesitaron 13,63 salarios para adquirir un auto, en el 2018 se necesitaron 15,23 y hoy según los últimos datos del Ministerio de Trabajo se necesitan 33,23 salarios. Estos últimos números, al repensarlos con el cuadro anterior, veremos que el sector publico pudo recomponerse salarialmente más rápido que aquellos que perciben ingresos medios en el sector privado.

La inflación crónica que atraviesa el país hace más de una década a través de los distintos gobiernos ya sean de corte heterodoxo como ortodoxo, no pudieron resolver el tema de remuneración real para los trabajadores. Ambos intentaron cubrir la problemática inflacionaria con parches de cortísimo plazo, como aumentos mensuales del SMVM, programas sociales de desempleo, aumentos de paritarias para el sector público, donde el peso de los aumentos caen sobre el privado que es el único sector que no solo no tiene elementos para mejorar sus salarios, sino que hay elementos externos como sindicatos, carga tributaria, juicios laborales, inestabilidad institucional, falta de créditos con tasas razonables, restricciones y volatilidad del tipo de cambio, entre otros.

La gran pregunta es: ¿Por qué si el sendero contrario a las decisiones que toma el Gobierno son las que eliminaron la inflación en el resto de los países de América Latina acá no seguimos el mismo camino? Básicamente porque no es suficiente respaldar con recetas exitosas el cambio sino convencer a toda nuestra población que un cambio de política económica como un tratamiento para la salud a veces al principio es doloroso, pero luego sana. Es ciencia. No es chamuyo. Es duradero. No es la cura de un chamán político en busca de votos.

 

Fuente: Iprofesional