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Dos de cada cinco personas con alergia sufren mermas en sus capacidades al volante, aseguran los especialistas.

La rinitis alérgica o fiebre del heno, enfermedad producida por la alergia al polen, afecta a más de 400 millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, la cifra aumenta año a año y va camino a alcanzar el 40 por ciento de la población mundial.

Quienes la padecen elevan un 30 por ciento el riesgo de provocar un siniestro vial, de acuerdo a la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic). Dicha entidad subraya que estornudar durante cinco segundos a 90 km/h impide prestar atención a la conducción por más de 125 metros.

Los conductores alérgicos tendrían un 30 por ciento más de posibilidades de chocar

Si no se toman las precauciones necesarias, los especialistas aseguran que dos de cada cinco alérgicos sufren mermas en sus capacidades al volante, lo que resulta un potencial riesgo para ellos y para el resto de las personas.

Los síntomas más fuertes de la alergia son irritación y picazón en los ojos, congestión nasal, picazón en la piel, cosquilleo en la garganta, estornudos, silbidos en el pecho y lagrimeo. Esto último reduce la capacidad de visión y afecta directamente a la conducción.

Además, produce alteraciones en el sueño. Un 40 por ciento de los alérgicos, según la Seaic, reconoce padecer somnolencia diurna. Esto incide en su actividad al volante y, por supuesto, incrementa los riesgos de sufrir un choque.

Consejos para conductores alérgicos

La Fundación para la Seguridad Vial de España (Fesvial) difundió una serie de tips para que los conductores con alergias pongan en práctica.

  • No automedicarse. Consultar a un especialista si se debe tomar antihistamínicos, ya que algunos producen somnolencia. Se recomienda comenzar el tratamiento dos o tres días antes de iniciar un viaje programado porque los efectos sedativos disminuyen al adaptarse al organismo.
  • Conducir con anteojos de sol para proteger los ojos de los alérgenos y reducir el lagrimeo y picazón de ojos.
  • Evitar conducir durante el amanecer y el atardecer. Son los momentos del día en los que crece la concentración de polen. Los niveles varían mucho a lo largo del día.
  • Cambiar el filtro de aire todos los años o cada 15 mil kilómetros. Este componente mejora la calidad del aire que se respira en el habitáculo y elimina prácticamente por completo los agentes nocivos que el aire exterior transporta dentro del auto (gases contaminantes, polen y polvo).
  • Evitar abrir las ventanillas y usar el aire acondicionado cuando sea realmente necesario, y siempre que los filtros estén limpios.

Fuente: TN