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La lechería, la industria avícola y el arroz, entre otros sectores, muestran señales de crisis. Preocupación por el efecto que tiene el recorte del poder de compra de los consumidores.

Las economías regionales, claves en la generación de empleo y desarrollo productivo de las diversas provincias, comenzaron a mostrar señales de alarma ente la acelerada suba de los costos de producción, que junto con la inflación acumulada en lo que va del año complican el escenario. Según un relevamiento realizado por Coninagro, la entidad que representa al sector cooperativo del agro, de 19 actividades relevadas, 12 muestran señales de crisis.

Concretamente, las economía regionales afectadas son las del arroz, cría de aves, cría de bovinos, cítricos dulces, lechería, maní, mandioca, miel, papa, peras y manzanas, tambo y vino y mosto. En todos los sectores el factor común es la suba de costos, en algunos casos con insumos dolarizados, pero también se hace sentir el consumo interno que no termina de despegar.

Por ejemplo, en el sector de la avicultura los altos costos de producción, principalmente por la suba del maíz para la alimentación animal, recortan rentabilidad a las empresas mientras crece el consumo pero que no convalidan una suba de precios. El pollo se convirtió en el gran sustituto de la carne en la mesa los argentinos y hoy su consumo está prácticamente emparejado al de la carne vacuna, un fenómeno que se dio por un solo factor, que es por los precios mucho más bajos de la carne blanca.

En tanto, en el sector del maní, los bajos precios internacionales y los altos stocks generan un escenario bajista para este cultivo en el inicio de la nueva campaña. En el del vino y el mosto, según detallan desde Coninagro, se destaca una menor producción, en un contexto de caída de ventas y mayores costos de producción. La cadena muestra preocupación con respecto hasta dónde el consumidor podrá convalidar una posible suba de los valores en las góndolas.

Otra economía regional clave es la lechería y esta también muestra señales de crisis para tener en cuenta. Concretamente, el sector lechero se vio afectado en enero por stress térmico y en marzo por lluvias. Entre otros factores, esto precipitó una disminución en la venta por litros y en parte esa caída se compensa con las ventas en el segmento de proximidad (despensas y autoservicios), con ventas informales.

En lo que respecta al consumo en el mercado interno, según explican desde el sector, se evidencia una primarización. Es decir, hay más demanda de productos básicos (leche en cartón, queso cremoso, barra y yogur bebible) y menos de productos de valor agregado (yogures en pote, leches saborizadas, postres, flanes, quesos untables, duros, etcétera).

En cuanto a las exportaciones, el estimado para 2022 indica que un 24% de la producción total tendría como destino el mercado externo, algo similar a 2021.

Al respecto, Javier de La Peña, referente del Foro de Lechería de Coninagro detalló: “los problemas en lo que respecta a producción lechera son en primer orden los altos costos en los insumos y la mala calidad de alimentos para las vacas este año, puesto que los primeros maíces no fueron de buena calidad por la seca. Como factor positivo es que se sigue comercializando y hay interés por parte de la industria que sigue demandando leche, esos sectores reclaman más leche así como los mercados internacionales que siguen estando relativamente firmes, en ese caso el problema que tenemos es que el dólar oficial está desenganchado con el dólar blue, que es por el que terminamos rigiéndonos”.

 

Fuente: Ambito