z.system

Este año, las importaciones energéticas compensarán el flujo positivo de divisas, por lo que habrá que ver cómo las administra el Gobierno

Entre los meses de abril y julio el Banco Central compra, por lo general, una gran cantidad de dólares producto de la fuerte liquidación del campo, principalmente, por las cosechas de maíz y soja. El llamado “trimestre verde” puede ser una dura prueba para el Gobierno.

Pero este año, estarán las importaciones energéticas compensando en gran medida ese flujo positivo de divisas.

Un reciente estudio de la consultora Invec explica que “Si el gobierno no logra acumular dólares en la temporada alta, entonces las presiones sobre el mercado de cambios podrían volver a ser muy fuertes a partir de agosto en el que el ritmo de liquidación de exportaciones vuelve a descender.

La relativa “pax cambiaria” actual (las brechas se han comprimido desde el anuncio del acuerdo con el FMI) tendría poco aliento”.

En ese aspecto el estudio señala que el precio del gas licuado (GNL) se encareció fuertemente respecto del precio pagado el año pasado -escaló de u$s8 a u$s35 el millón de BTU- y no se sabe a ciencia cierta si el Gobierno podrá hacer frente al pago de todos los barcos que se necesitan para cubrir la demanda prevista para el invierno. Tampoco si se conseguirá el gas requerido.

s

Entre los meses de abril y julio, el BCRA compra una gran cantidad de dólares por la fuerte liquidación del campo

Entran dólares por las liquidaciones del campo: ¿compensará las importaciones de energía?

 

El economista Fernando Navajas, economista jefe de FIEL estima que la suba de los subsidios energéticos oscilará este año entre los 3500 y 4200 millones de dólares, dependiendo del resultado de la segmentación tarifaria anunciada por el gobierno.

De este modo, queda claro que se avanzará en la dirección opuesta al ahorro que se acordó con el Fondo Monetario Internacional. Navajas calcula ese aumento en un paper reciente, titulado “Los subsidios a la energía en la Argentina 2022”, donde cuestiona con dureza la política tarifaria del gobierno de Alberto Fernández y explora alternativas que deberían encararse luego de 2023 para desandar este camino. Navajas estima que los costos unitarios del gas van a trepar un 37% y los de la electricidad un 10%.

En el gas la suba va a estar determinada por los efectos de los mayores precios de importación. El cálculo supone que el LNG importado (que representa el 55% de la oferta importada) se va a multiplicar por 4,5 al pasar de 8,33 dólares por millón de BTU en 2021 a 38 dólares este año, mientras que el gas boliviano (que es el 45% de la oferta) duplicará su precio.

El impacto del LNG puede situarse, según Navajas, en un rango de 3 a 5 mil millones de dólares, que son menores que las más pesimistas que circulan y que elevan la cifra a 7 mil millones.

A su vez, a este número le agrega unos mil millones adicionales que costarían las importaciones de Bolivia por la indexación del contrato y la renegociación reciente. Esto lleva a un aumento ponderado del 250% que a su vez ponderado por el share de las importaciones, estimado en el 15% de la oferta total, termina dando lugar a un aumento del 37%.

Por ese motivo algunos sectores de la industria como la petroquímica y la siderúrgica, que utilizan el gas como insumo, se preparan para afrontar un invierno difícil y han comenzado a evaluar distintas alternativas para evitar un colapso en la producción.

El problema más grave es que al parecer será difícil Gobierno poder hacer frente al pago de todos los barcos que se necesitan para cubrir la demanda de gas prevista para el invierno

Un reciente informe del JP Morgan plantea que si el aumento del precio de la energía no logra ser compensado por los ingresos del complejo agropecuario, crecen 50% las probabilidades de que la Argentina vuelva a caer en recesión.

s

Las empresas se preparan para afrontar un invierno difícil y han comenzado a evaluar distintas alternativas

Las industrias y las posibles restricciones en el suministro de gas

Los industriales de la UIA han pedido a la Secretaría de Energía, que conduce Darío Martínez, crear un equipo de trabajo que tenga como finalidad prepararse ante posibles restricciones en el suministro de gas.

El tema fue debatido durante el encuentro que mantuvieron días atrás algunos referentes de la central fabril con la CGT y el presidente Alberto Fernández.

El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, dijo que están trabajando con la UIA, que dirige Daniel Funes de Rioja, en un plan ante posibles restricciones energéticas.

Por lo que pudo saber iProfesional el Gobierno está terminando de definir las compras futuras que realizarán la Secretaría de Energía y la empresa estatal Integración Energética Argentina Sociedad Anónima (Ieasa).

Desde la UIA señalan que “el Gobierno debería proveer la cantidad de barcos necesarios. En 2021 se necesitaron 56, pero este año la demanda va a incrementarse y es posible que sean 70. El gran interrogante es si esos otros barcos no se consiguen quien los conseguirá o quien deberá hacer una mayor restricción del consumo de gas.

“No es que el Presidente no puede garantizar el gas, lo que ocurre en el mundo es que hay escasez y se han disparado los precios”, dijo la semana pasada el ministro de Desarrollo Productivo Matias Kulfas.

Los industriales quieren saber cuánto gas habrá disponible, no sólo por la oferta mundial, sino también por lo que cuesta hoy el GNL y las escasas divisas que tiene el Gobierno. Pero las opciones son varias, dependiendo del sector.

Es probable que los industriales le soliciten al Gobierno que si tiene que haber cortes en el suministro a las plantas fabriles que sean rotativos y programados, de forma tal de permitirle a la fábrica afectada organizar su producción.

El panorama de las cuentas externas argentinas no luce lo holgado que deberían estar dado este extraordinario ingreso de agro dólares que acabamos de describir. En el primer trimestre del año el BCRA no ha podido terminar con compras netas de reservas, sino que su intervención cerró en terreno negativo por unos 50 millones de dólares.

Es cierto es que una magnitud muy baja y casi de equilibrio, pero comparando este resultado con el de los primeros trimestres de los últimos dos años, es una señal de alerta.

s

Entre enero y marzo, el complejo cerealero y oleaginoso ingresó al país más de 7.900 millones de dólares

El impacto de la inconsistencia macroeconómica

En el período enero-marzo de 2020, con precios internacionales de nuestras exportaciones considerablemente menores, el BCRA había podido terminar el período comprando 670 millones de dólares en el mercado. Y el año pasado, en el mismo período se alzó con 2.270 millones de dólares en sus arcas gracias a la intervención compradora en el mercado.

Evidentemente el mayor nivel de actividad económica, por un lado, pero principalmente los incentivos generados por un esquema macroeconómico que no cierra están consumiéndose los dólares que ingresan por las exportaciones aún con un estricto control de cambios y trabas múltiples a las importaciones. El estudio de Invec agrega que “La inconsistencia macroeconómica en el esquema cambiario, está teniendo una mayor influencia sobre el mercado de cambios que el extraordinario contexto internacional de precios de commodities”.

Entre enero y marzo, el complejo cerealero y oleaginoso ingresó al país más de 7.900 millones de dólares. En promedio entre los años 2010-2020 para el mismo período la liquidación de exportaciones del sector sumaba unos 4.400 millones de dólares aproximadamente.

Esto significa que el año arrancó con un ingreso de divisas del agro de un 80% superior al promedio de la última década. Este flujo de dólares está superando incluso al arranque del año pasado se que había ubicado como el mejor año hasta el momento. Es decir que, a solo un año de haber marcado un récord en el ingreso de dólares, el sector está encaminado a volver a marcar un máximo en este 2022, superando los 32.800 millones de dólares ingresados durante todo el año pasado.

 

Fuente: Iprofesional