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El consumo de carne por habitante viene en caída. Según datos de la Cámara de la Industria Cárnica de la República Argentina (CICCRA) la situación económica ha ido dejando su huella en los indicadores que miden la cantidad de carne que comen por año los argentinos: desde 2008 hasta la fecha el consumo cayó un 30%, pero se aceleró en los últimos dos años.

En los últimos 26 meses se registró una baja de más de 15 puntos, que equivalen a 7,1 kilogramos por persona. El consumo aparente quedó lejos de los casi 70 kilos que alguna vez se registraron y tomando como base datos de febrero, se ubicó en 48 kg/año.

Miguel Schiariti, titular de CICCRA confirmó en diálogo con Ámbito que “el consumo está muy caído por la pérdida de valor de la moneda y la pérdida de poder adquisitivo del salario”.

Las bajas no se ven sólo en la demanda, sino que también se observan en la oferta. En los corrales del Mercado de Liniers -y ahora también del Mercado Agroganadero de Cañuelas- queda al descubierto la falta de hacienda: la semana pasada ingresaron unas 19 mil cabezas, lo que constituye una oferta pobre que a su vez pone presión en los precios de la mayoría de las categorías, con compradores que pujan por buenos lotes para abastecer las cámaras frigoríficas.

Leonardo Rafael, presidente de la Cámara de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), explicó a este diario que “lo que se está viendo en el mercado es que cuando aparecen lotes de feedlot con buena terminación, se pagan entre 15 y 20 pesos por encima de los valores habituales”.

La menor cantidad de hacienda se sufre también en la faena: menos animales implica mayores costos para muchos actores de la cadena de la carne. Rafael no sólo confirmó que disminuyó el volumen de faena sino que además destacó que “parte de los subproductos que se exportaban a Rusia cayeron en cuanto a envíos y eso generó mayores costos de faena para los matarifes. A eso se le sumó la inflación y el aumento de combustible que en algunas zonas del interior tiene un sobreprecio de un 10%. Todo esto se traslada a producto final o retrocede en la cadena contra el valor de la hacienda. Ante esta situación, muchos de esos costos los absorbe el materife o el abastecedor, porque también existe el miedo a perder la venta”.

Menos hacienda y menos faena se traduce en una menor oferta de carne disponible en el mercado, y esto ocurre en gran medida por las intervenciones y los embates que tuvo la cadena de la carne en los últimos dos años desde el aspecto político, económico y climático.

Según Schiariti, “es cierto que tanto el matarife como el carnicero absorben parte de los márgenes y del aumento del precio del ganado, pero a pesar de eso no creo que los valores bajen en Liniers, porque la oferta de hacienda es cada vez menor. Ademas estamos en un periodo de salida de la invernada y el ternero es reserva de valor entonces se paga más de lo que debería”.

A todo esto, se suman las complicaciones propias de la naturaleza. Tras la sequía del año pasado, hay potreros en los que no se podrá hacer recría a campo -la seca no dejo pasto- y esa situación recién podría mejorar dentro de 90 días si es que se registran precipitaciones.

La falta de políticas expansivas en la ganadería van a pasar factura, al menos hasta que se ponga en marcha el nuevo Plan Ganadero anunciado por el Gobierno, con lo cual pasará mucho tiempo hasta que se pueda recuperar un stock vacuno como para abastecer el mercado interno y darle otra oportunidad a la exportación en un momento en que el mundo esta demandando carne y esta dispuesto a pagar precios récord.

En el mercado interno, el negocio de la carne atraviesa un momento complejo y es probable que su precio vuelva a ser tema de conversación durante este segundo trimestre del año.

Desde el sector de los matarifes, Rafael asegura que “la hacienda va a tener un alza de precio, porque esta buscando el techo que aún no encontró”. En sintonía, Schiariti asegura que a pesar de la baja demanda el aumento de precios será inevitable y que “esta vez tendrá que más que ver con la escasez de hacienda que con el comportamiento de la demanda”.

 

 

Fuente: Ambito