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La falta de dólares ha sido una de las causas que en numerosas oportunidades frenó la posibilidad de detener los ciclos de crecimiento, que debieran involucrar siempre procesos de desarrollo social e integración. Desde Vaca Muerta hasta las nuevas inversiones mineras, todo contribuye.

La hipótesis es sencilla: dado el contexto y con todas las variables históricas, económicas y sociales adentro de la ecuación, la producción de hidrocarburos y la actividad de la minería parecieran ser, al menos, el comienzo de un límite proyectado a los condicionantes que usualmente vienen a detener los procesos de crecimiento en la Argentina: el de la restricción externa. La falta de dólares ha sido una de las causas que en numerosas oportunidades frenó la posibilidad de detener los ciclos de crecimiento, que debieran involucrar siempre procesos de desarrollo social e integración.

Varias noticias que llevamos en este suplemento buscan ser una suerte de mosaico para evidenciar algo sustancial: la agenda del desarrollo hoy no puede prescindir de mantener una política nacional vinculada a la energía y a los recursos que se encuentran disponible para apuntalarla. Hace unos días, el secretario de Energía, Darío Martínez, expresó que “como nos piden Alberto y Cristina, estamos motorizando el desarrollo productivo del sector y logrando grandes resultados. Superamos la producción de enero que había sido la más alta desde el 2011 y vamos a seguir trabajando para que continúe creciendo”. Esto es así porque la producción de petróleo ya se recuperó definitivamente de la pandemia y en febrero marcó un crecimiento interanual del 14%.

El aumento viene empujado por el segmento no convencional que creció un 55% comparando con el mismo mes del año pasado. Lo que explicó Martínez es que “estos niveles de producción son muy importantes para el país, sobre todo en este momento donde la crisis global energética producto de la guerra va a afectar a todos, inclusive a la Argentina”. Hay que mencionar algo más: en enero pasado la producción de petróleo total de Argentina había alcanzado los 570 mil barriles diarios convirtiéndose en la más alta desde diciembre de 2011. Con los 571 mil barriles aproximados producidos en febrero se confirma la tendencia de crecimiento en el sector. Con respecto al gas la producción se mantuvo prácticamente estable en relación a enero, que fue un mes con récord histórico de producción no convencional.

Durante febrero se produjo un 11% más de gas total y un 38% de no convencional en comparación con el mismo mes del 2021. La minería es otro de los sectores que ha traccionado fuerte en los últimos meses. De hecho, en el memorando de políticas económicas y financieras acordado con el FMI que fue enviado oportunamente al Congreso, se habla de expandir las exportaciones de una forma sustancial a partir de este sector. “Generar políticas que fomenten las exportaciones no solo sirve al objetivo de generación de divisas, sino que las ventas externas permiten mejorar el poder adquisitivo de la población, y con ello, disminuir los niveles de pobreza”, señala el texto que, en esa línea, estima que mayores divisas permiten generar puestos de trabajo y mejorar salarios.

En esta línea se manifestó hace días el director del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), Daniel Schteingart, quien vaticinó que “el gran salto exportador de la próxima década será en energía y minería”. En una entrevista, el sociólogo destacó la reducción registrada en la desocupación en el último trimestre de 2021, al asegurar que “el desempleo bajó genuinamente, con creación de trabajo”. El pantallazo que arroja Schteingart es elocuente: la economía creció entre el cuarto trimestre de 2019 y el cuarto trimestre de 2021 un 3,4% y se crearon 650 mil empleos.

La industria fue uno de los grandes motores de la recuperación, al crecer un 7% en ese período. Lo ocurrido en materia de desempleo y empleo lo explica el conjunto de la industria, construcción y agro. Más interesante aún es esta evaluación: “en todo el mundo la pandemia generó un desplazamiento de los patrones de consumo desde los servicios a los bienes y eso le dio impulso a la industria. Recién ahora los servicios están volviendo a ganar peso. Por otro lado, existen factores locales como el cambio en la orientación de las políticas productivas, que creó grandes incentivos para sustituir importaciones”.

En esta instancia es que aparece información vital. “La industria es súper importante en materia de exportaciones, explica cerca de dos tercios de las ventas de bienes. Cuando digo industria me refiero a las manufacturas de origen agropecuario (MOA) que son poco más de un tercio de las exportaciones de bienes y a las manufacturas de origen industrial (MOI). Pienso que ambas van a crecer en los próximos años pero siguiendo una tendencia acorde con la serie histórica”, señala el sociólogo pero agrega otro dato: “Creo que el gran salto exportador de la próxima década va a ser en energía y minería. Si se dan ciertas condiciones, vamos a pasar a exportar en forma significativa. Minería hoy exporta u$s3.200 millones al año y compartimos la cordillera con Chile, que lo hace por más de u$s50.000 millones. Eso marca que hay un potencial muy sub aprovechado, con un territorio muy inexplorado. Ahora está habiendo una oleada inversora muy importante ligada al litio y al cobre que puede dar un salto exportador muy relevante, seguramente en la segunda mitad de la década. En energía hoy no somos autosuficientes, pero en la medida en que madure Vaca Muerta, prospere el off shore, y con el caso del hidrógeno verde más hacia el final de la década, también se da un nuevo gran potencial exportador”.

Hace algunos días, en lo que fue una primicia de Ámbito, el Gobierno firmó su adhesión como miembro asociado a la Agencia Internacional de la Energía (IEA, sigla en inglés). El ministro de Economía, Martín Guzmán, fue el funcionario que oficializó el trámite en suelo francés, donde a inicio de semana viajó para reprogramar vencimiento de deuda con el Club de París.

“Nos complace unirnos a la IEA como miembro asociado. Esperamos trabajar de manera conjunta y articulada”, dijo el funcionario. “Es un buen momento para que la Argentina ingrese a la IEA, porque la aceleración del desarrollo del sector energético es una prioridad para nuestro Gobierno”. La IEA es una organización global, creada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tras la crisis del petróleo de 1973. En ese marco, quedó claro un detalle no menor: la Argentina es hoy un jugador escuchado del mercado de la energía por poseer nada menos que a Vaca Muerta, cuarta reserva mundial de petróleo de esquisto y segunda de gas no convencional.

 

Fuente: Ambito