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Las automotrices informan valores ficticios para no caer en el tributo “al lujo”. En las agencias, los clientes deben invertir mucho más si quieren llevarse un auto nuevo a la casa.

Conseguir en los concesionarios un auto nuevo por el precio que figura en la lista oficial de la automotriz es una tarea prácticamente imposible por estas horas en el mercado argentino. Para llevárselo a casa, por un 0 km hay que invertir mucho más.

Un informe de Autoweb.com.ar revela que las automotrices ponen un tope en las listas de precios para que sus modelos no sean afectados por el impuesto automotor, aquel que castiga a los -mal denominados- modelos “de lujo”.

Hoy por hoy, y hasta el 28 de febrero, el 20 por ciento (tasa efectiva del 25%) afecta a modelos con precio al público de alrededor de $3.420.000 y el 35 por ciento (tasa efectiva del 54%) a aquellos con valores desde $7.960.000 al público.

Esta situación lleva a que, por ejemplo, las once versiones del Citroën C4 Cactus tengan en febrero el mismo precio, al filo del impuesto ($3.314.500). Es totalmente ficticio e insostenible: por contar con distintos niveles de equipamiento y hasta motorizaciones, el valor nunca será el mismo. El único objetivo de la lista es no ser alcanzada por el tributo.

Efecto impuestos: ponen tope al precio de los autos 0 km, pero en los concesionarios cobran de más

Cuando los clientes se acercan a una agencia con la lista de precios oficial, encuentran que los vendedores piden más dinero. Y allí se produce una negociación totalmente paralela al valor informado por la automotriz.

Desde ya, esta distorsión no se produce exclusivamente en los concesionarios de Citroën. Autoweb.com.ar muestra que ocurre lo mismo en PeugeotChevrolet (trece versiones a $3.431.900), Renault (ocho modelos a $3.392.000)y Nissan (cinco versiones a $3.315.000) con algunos modelos que “por lista” cuestan igual, pero en la compra real no se refleja.

Qué autos pagan el impuesto automotor

De acuerdo a un relevamiento de TN Autos, ahora hay más de 170 modelos (sin contar versiones) alcanzados por los gravámenes del 20 y 35 por ciento, según corresponda.

Este tributo “distorsivo” (así lo califican las automotrices) entró en vigencia en enero de 2014 con el objetivo de castigar a los autos “de lujo”, pese a que, en la práctica, afecta no sólo a los vehículos del segmento premium.

Tan distorsivo es este gravamen que no sólo penaliza a modelos de volumen, sino que no distingue entre los modelos importados y los de producción nacional. En consecuencia, vehículos como el Volkswagen Taos y la Toyota SW4, ambos fabricados en el país, tienen el 100 por ciento de su gama castigada por el 20 por ciento.

La salvedad rige para las pick ups, consideradas oficialmente como “vehículos de trabajo”. Ninguna de ellas, por más lujosa que sea, paga este impuesto.

 

Fuente: TN