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Qué hay de cierto en esta vieja creencia que circula entre los conductores.

Vamos a arrancar este capítulo de Mitos Fierreros con la respuesta a la pregunta inicial: no, no es necesario ablandar el motor de un auto nuevo. Es una vieja creencia que, con el avance de los años y la llegada de nuevas tecnologías mecánicas, quedó en el pasado.

Tiempo atrás se solía pensar que, para estirar la vida útil de los motores, los vehículos recién salidos de las concesionarias tenían que ser ablandados. Entiéndase por esto cuestiones tan diversas como manejar durante cientos de kilómetros a bajas velocidades, o exigirlo por encima de lo necesario.

“Eso se terminó”, asegura el ingeniero Alberto Garibaldi, de extensa trayectoria en la industria automotriz, tanto local como internacional.

Garibaldi explica que “el motor es una suerte de acordeón. Cuando se calienta se dilata; cuando se enfría, se contrae”. Esto quiere decir que “si a un motor se lo hace circular con cargas muy bajas, muy suaves durante el ablande, no estará acostumbrado a dilatar para grandes cargas, para grandes cantidades de calor” en momentos donde sea necesario.

Cuando el motor se acelera, el calor sube de modo exponencial. Entonces, si durante los primeros kilómetros no se lo acostumbra a ello, va a funcionar muy bien entre 40 y 50 kilómetros por hora, pero le costará ir a fondo. “Lo ideal es que en los primeros días se dilate y se contraiga para hacer lo que tenga que hacer. Y no habrá ningún problema”, sostiene el ingeniero en AutoTécnica TV.

“Los motores hoy en día son armados con tolerancias que permiten salvajadas casi impensadas. No les digo que saquen el auto de la concesionaria dejando la marca de las cubiertas en la vereda, de ninguna manera. Pero manejen como van a manejar siempre”, concluyó.

Desde ya, no se aconseja de ninguna manera exponer al motor a exigencias muy altas durante los primeros días y kilómetros. Si bien ya vienen asentados, hay quienes sostienen todavía que algunas partes del sistema deben acostumbrarse a su función, como por ejemplo los pistones.

Tal es así que la mayoría de las automotrices siguen aconsejando no superar las 3.000 revoluciones por minuto durante los primeros mil o dos mil kilómetros, según el caso (varía de acuerdo al modelo elegido y a la empresa en cuestión), como así también conservar velocidades regulares de entre 80 y 100 kilómetros por hora durante el mayor tiempo posible, no realizar tramos cortos y evitar las frenadas bruscas.

Lo más importante es leer el manual del fabricante y seguir al pie de la letra los cuidados que indique.

 

Fuente: TN