z.system

Se acerca fin de año y con él, comienzan a evidenciarse las tensiones de precio entre el mercado interno y el externo por la materia prima disponible en cultivos que son insustituibles para la elaboración de los alimentos que llegan a la mesa. En el caso del trigo, hasta el “empalme” con la nueva cosecha siempre se generan tensiones y pujas de precio por el disponible. Si bien se espera una gran cosecha, los precios internacionales son un gran aliciente para que se intente exportar hasta el último grano.

Un esquema similar soporta el maíz. A pesar de las buenas expectativas de cosecha también existe un marcado deseo exportador que según los anticipos de ventas al exterior, podrían generar cierta presión sobre los precios de la materia prima y por consiguiente provocar una escalada de precios internos. Eso es exactamente lo que el Gobierno quiere evitar.

Ante esta realidad, el Ministerio de Agricultura decidió establecer “volúmenes de equilibrio” para evitar que las declaraciones de ventas al exterior de ambos cultivos puedan comprometer en algún momento el abastecimiento interno. A través de la Resolución 276/2021 se estableció que cuando se alcancen los volúmenes de equilibrio del 90% y correspondientes al margen adicional del 4%, las declaraciones de ventas al exterior deberán realizarse conforme a un régimen especial.

Esta medida generó el rechazo de las cuatro cadenas que integran la matriz productiva más importante del país: trigo, soja, maíz y girasol. En un duro comunicado, aseguraron que “las intervenciones nunca han servido para bajar los precios”. Desde Maizar -que representa a los productores de maíz- confirmaron a Ámbito que “nunca en la Argentina faltó maíz para el mercado interno” y destacaron que “mientras el mercado estuvo abierto, sin regulaciones, jamás se registró un faltante para la transformación local”.

Miguel Cané, Presidente de Argentrigo, aseguró en diálogo con Ámbito que “el gobierno no tiene por qué preocuparse por la provisión del mercado interno. Están recreando una situación que ya vivimos y donde la pasamos muy mal. Terminamos el año de la misma manera que el 2020, discutiendo cupos y saldos exportables”.

Otra de las situaciones que generó mucho revuelo entre las entidades de productores es la posible creación de un fideicomiso que buscaría “desvincular” los precios internos de los externos y subsidiar las ventas de harina, pan, fideos y pollo. Si bien para estas situaciones existen las retenciones, no sería ese el mecanismo que Domínguez estaría dispuesto a impulsar, ya que el problema de precios internos quedó en claro en las últimas semanas que no es tema específico de Agricultura.

De todas maneras, todos coinciden en que el fideicomiso o la suba de retenciones complicarían por igual al productor. Cané explicó que “el que exporta paga según lo que le queda para la compra, por lo tanto todos los costos los traslada a precio y ahí se ve perjudicado el productor. En realidad, siempre que se intervienen los mercados, el que pierde es el productor primario. Los exportadores y los industriales tienen otro poder de compra y suelen acomodarse mejor, pero en este caso pierde el productor y además se genera desaliento para la próxima siembra”.

 

Fuente: Ambito