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El anuncio de la liberación de 50 millones de barriles de crudo por parte de los Estados Unidos -entre mediados de diciembre y fines de abril de 2022- cubriría la mitad del consumo mundial diario.

El martes, el presidente Joe Biden quiso hacer un regalo de Acción de Gracias a los conductores estadounidenses, y anunció la mayor liberación de petróleo almacenado en la historia del país en un intento de bajar el precio de la gasolina.

Supone una medida sorprendente para un político que en su momento prometió hacer de la lucha contra el cambio climático una de sus prioridades y que, en la carrera a la Casa Blanca aseguró que habría “una transición en materia de política energética lejos de los combustibles fósiles.

¿QUÉ SE ANUNCIÓ?

Estados Unidos anunció que liberaría 50 millones de barriles de petróleo de su Reserva Estratégica de Petróleo, creada a raíz de la crisis del petróleo de la década de los setenta.

La cifra de EE.UU. equivale aproximadamente a medio día de la demanda mundial de petróleo, que asciende a unos 100 millones de barriles al día (b/d). En total se liberarán unos 32 millones de barriles entre mediados de diciembre y finales de abril de 2022, según un acuerdo alcanzado con las compañías petroleras, que luego deberán devolver un volumen equivalente en 2024. Los otros 18 millones de barriles aceleran las ventas que el Congreso ya había autorizado.

¿POR QUÉ AHORA?

Hasta ahora los demás intentos de controlar los precios de la nafta, como las peticiones a Arabia Saudita y a la OPEP de que aumenten la producción de petróleo, han fracasado.

Según los analistas, anunciar los planes para liberar más combustibles fósiles antes de la cumbre del clima COP26 de este mes habría resultado incómodo desde un punto de vista político. La administración también necesitaba tiempo para negociar con los países asociados.

Por otra parte, controlar la inflación se ha convertido en otro de los asuntos prioritarios. Los republicanos creen a la política energética de Biden es la responsable de que los precios de la gasolina sean un 60% más altos que hace un año.

“Dada la crisis económica sin precedentes que supuso la pandemia, los obstáculos a la recuperación y la actual preocupación por la inflación, es comprensible que la administración dé este paso”, declaró Jason Bordoff, decano cofundador de la Escuela del Clima de Columbia.

¿HABRÁ UNA CAÍDA DE LOS PRECIOS?

El mercado del petróleo contaba con una liberación de reservas mayor que la anunciada por EE.UU. El anuncio de Biden del martes provocó una suba del crudo; el barril de Brent, de referencia internacional, se situó en un 3,3%, a u$s 82,31.

En opinión de Jamie Webster, director senior del BCG Center for Energy Impact, “como se puede ver en los precios, la noticia no está teniendo el efecto deseado”.

Amrita Sen, directora de investigación de Energy Aspects, está convencida de que la liberación es “una medida simbólica” que tendría poco impacto a largo plazo. La liberación podría durar seis meses y, en cualquier caso, el petróleo tendrá que reponerse.

Los traders se centrarán ahora en la próxima reunión de la OPEP, prevista para el 2 de diciembre. El grupo de productores liderado por Arabia Saudita ha incrementado el suministro en 400.000 b/d al mes mientras recupera los niveles de producción que recortó el año pasado. Sin embargo, según los analistas, ahora podría interrumpir este incremento.

¿CÓMO EVOLUCIONARÁ LA GEOPOLÍTICA?

Hasta el anuncio del martes, la mayor liberación de petróleo de EE.UU. se produjo durante la guerra civil de 2011 en Libia, cuando los precios del crudo amenazaron con superar los u$s 120 el barril. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) coordinó esa liberación, que contó con el respaldo de Arabia Saudita.

La AIE no se ha querido implicar en esta ocasión y algunos países europeos se oponen a utilizar las reservas por razones políticas. En este caso, la Casa Blanca ha recurrido a los países con más consumo de Asia, lo que subraya un cambio en las fuerzas del mercado desde que los países industrializados crearon la AIE tras la crisis del petróleo de 1973-74.

El comunicado también puede marcar un nuevo giro en las relaciones de EE.UU. y la OPEP. Fue Donald Trump quien convenció a Arabia Saudita y a Rusia, durante el brutal desplome de los precios del petróleo del año pasado, para que redujeran la producción, en un intento de apuntalar los precios y evitar el colapso de los hidrocarburos no convencionales. Ahora EE.UU. pide lo contrario.

¿CUÁL PODRÍA SER EL SIGUIENTE MOVIMIENTO DE EE.UU.?

La Administración de Información Energética de EE.UU. aseguró que, incluso antes del anuncio del martes, ya cabía la posibilidad de que los precios del petróleo y la gasolina cayeran de todos modos el próximo año.

Si no se cumplieran estas expectativas, “el presidente estudia otras opciones y hay muchas herramientas que están sobre la mesa”, declaró la secretaria de Energía de EE.UU., Jennifer Granholm, el martes.

Según los analistas, una prohibición de las exportaciones de crudo, que se liberalizaron por primera vez durante la administración Obama, es otra posibilidad, aunque remota. Otra opción es reducir el componente de biocombustible en las mezclas de gasolina.

También podría avivarse el debate sobre la manipulación del mercado por parte de los productores de petróleo estadounidenses. La Administración Biden investiga la posible manipulación de los precios y ha instado a la industria a aumentar la producción.

 

 

Fuente: Cronista