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Qué hay de cierto en esta vieja creencia que circula entre los conductores.

Vamos a arrancar este capítulo de Mitos Fierreros con la respuesta a la pregunta inicial: no, cargar nafta en un auto gasolero (diésel) no tiene ningún beneficio para el sistema mecánico. Es una creencia totalmente falsa, principalmente para los vehículos modernos.

Una leyenda urbana dice que, para mejorar la limpieza del sistema de alimentación, la combustión y el escape, es beneficioso de vez en cuando echar nafta en el tanque de combustible de un auto cuyo motor fue desarrollado para funcionar con diésel.

Sin embargo, los especialistas aseguran que el repostaje de nafta en un vehículo diésel puede ser muy dañino para los inyectores, las válvulas, los cilindros y los pistones. A su vez, la capacidad disolvente de la nafta puede provocar que se neutralice la propiedad lubricante del diésel y que, en consecuencia, se desgasten las piezas mecánicas.

Esta creencia viene de los años en los que no existía la inyección directa de combustible, cuando se aconsejaba a los conductores de autos gasoleros echar nafta en el sistema cada 10 o 15 mil kilómetros para eliminar con sus detonaciónes los depósitos de carbonilla (es la suciedad que genera la combustión de un diésel) que se adhieren con fuerza a la cámara, las válvulas y los inyectores, pero hacerlo en un vehículo moderno es muy peligroso.

Al momento de parar en una estación de servicio, ya sea por despiste o por desconocimiento del conductor (o por error del playero), ocurre de vez en cuando que un auto gasolero recibe nafta. En ese caso, lo más recomendable es tratar de interrumpir el repostaje para reducir los potenciales daños mecánicos.

Si el vehículo ya recibió el combustible equivocado e inició la marcha, lo más probable es que circulará algunos metros hasta detenerse, no sin antes emitir ruidos notoriamente extraños para el oído del conductor. Lo mejor que puede hacer es llamar a una grúa y llevar el auto directo al taller para que una persona con conocimientos en la materia vacíe el depósito. Se desaconseja extraer el combustible con métodos caseros, como la succión a través de una manguera.

Algo similar sucede cuando un auto naftero recibe diésel por error: lo ideal es no encenderlo ni ponerlo en contacto para evitar que el diésel comience a circular por el sistema.

Ocurre que el diésel es un combustible aceitoso y por eso tiende a impregnarse y aferrarse a los componentes. Eso significa que, si el auto naftero se enciende y el diésel empieza a recorrer el circuito, es muy probable que los inyectores resulten gravemente dañados.

Un auto naftero al que le cargan diésel va a arrancar ante el primer intento, pero se apagará poco tiempo después, luego de algunas detonaciones y de expulsar humo blanco por el escape. Y a esta altura, las consecuencias para el conjunto mecánico del auto pueden ser trágicas.

Al igual que en el caso anterior, se aconseja llevarlo a un taller para que un especialista desmonte pieza por pieza, las revise y las limpie, y que reemplace las posibles juntas perjudicadas.

 

Fuente: TN