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La mayor oferta a nivel regional terminó por desplomar los precios. Las pérdidas económicas son millonarias para los productores rionegrinos. Las menores importaciones de Brasil terminaron de cerrar el gris escenario para la actividad.

Del cielo al infierno es solo 12 meses. Este concepto es el que resumiría con mayor precisión lo que pasa con la producción de cebolla en nuestra región.

Para esta misma fecha del año pasado, los productores festejaban los buenos resultados obtenidos en la temporada. Hoy están sumidos en una enorme depresión al no poder colocar su oferta a precios que, por lo menos, contemplen sus costos de producción.

“Es un año malo. Mi producción va al mercado interno, lo que aún es peor. Al principio de la temporada pensé que iba a ser un año positivo. Comenzó pagándose 30 pesos el kilo de cebolla en el campo, pero eso duró solo una semana. A los días bajo a la mitad y hoy te la llevan por tres pesos el kilo”, reflexionó, con un alto grado de angustia, Genaro Sandoval; uno de los mayores productores de cebolla de la localidad de Río Colorado

Sandoval no es la excepción. Cientos son los productores que invirtieron sobre una superficie total cercana a las 6.000 hectáreas en todo el territorio rionegrino que están en misma situación. Un quebranto que condiciona los fondos disponibles para encarar la nueva temporada.

Un recorrido por las distintas regiones productivas de la Provincia da cuenta de que mucha será la cebolla que quedará en el campo sin poder vender. Los números más optimista hablan de un piso del 15% del total cosechado. Esto representa unas 54.000 toneladas que se perderán por no poder ser comercializadas.

Solo por nombrar una localidad, Río Colorado destinó para sembrar el año pasado unas 800 hectáreas para la producción de cebolla a cosecha en 2021. Son casi 300 hectáreas más que lo destinado en 2019/2020. Esta mayor superficie -que se refleja inexorablemente en más producción- no tendrá una salida comercial con un mercado saturado y precios deprimidos. El incremento de superficie entre la presenta y pasada temporada se dio en todas las regiones productivas de Río Negro con lo que se puede llegar a inferir las enormes pérdidas económicas que sufrirá el sector.

El mercado interno no pudo compensarr el fuerte incremento de la oferta de cebollas

“El duro momento que se vive en el mercado de la cebolla tiene varias aristas. Sobresalen la sobreproducción local, los problemas hídricos del río Colorado y una menor exportación a Brasil”, aclaró Daniel Iurman, coordinador territorial de la experimental del INTA Hilario Ascasubi, provincia de Buenos Aires.

La combinación de estos tres factores sin dudas fue determinante para la aparición de este Cisne Negro en este mercado. Para muchos productores de la zona, las cotizaciones que se están logrando hoy en el mercado interno se ubican entre las mínimas históricas de los últimos años.

Iurman destacó, en conversación con RÍO NEGRO, que “hacia Brasil este año se destinarán unas 50.000 toneladas menos del promedio de 150.000 que anualmente se orientaban hacia ese destino. Esta merma en la exportación sin dudas generó sobreoferta en el mercado interno”. En esta misma línea se manifestó Horacio Prieto, secretario de desarrollo económico de Río Colorado. “Teníamos mucha expectativa con lo que se podía vender al mercado de Brasil, pero hasta el momento solo alcanzó a pasar por estos controles casi un 20% de los volúmenes proyectados. Eso pone a las claras cuánto incide la comercialización a Brasil y cuánto nos afecta directamente cuando ese mercado no se abre”, comentó el funcionario.


Brasil es el principal destino para la exportación de cebolla argentinas. En la actualidad ese mercado concentra más del 70% del total de las ventas al exterior. De ahí su importancia cuando, como ocurrió este año, se complica el comercio con este gigante del Mercosur.


Otra de las variables clave que menciona el especialista para argumentar la crisis por la que atraviesa el sector es el aumento que registró la superficie sembrada en esta temporada. “Este año se incorporaron aproximadamente 3.000 hectáreas en toda esta región, adicionales a las ya tradicionales 9.000 de Buenos Aires y 4.000 de Río Negro, que fueron arrendamientos en tierras rionegrinas que no tienen problemas de abastecimiento de agua”, confió en otra parte de la conversación.

Este fue un año difícil para el sector. Pero lamentablemente esto es parte de las riesgosas reglas de juego que tiene la producción de cebollas: ciclos económicos bien marcados por excelentes y malas temporadas.


Precios a la baja


Datos del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), principal destino comercial mayorista del país, dan cuenta que a mediados de julio del año pasado una bolsa de cebolla proveniente de Río Negro se vendía en los puestos a un promedio de 820 pesos. Por esa misma bolsa hoy se logra 350 pesos.

La baja es sensible. En términos nominales equivale a una caída del orden del 60%. Si los valores son neteados por la inflación es desplome alcanza al 80% en términos interanuales.

Esta misma tendencia se observa en los mercados mayoristas del norte de la Patagonia. A esta misma altura del año pasado una bolsa de cebolla se ofertaba en 750 pesos, la semana pasada tocó un piso de 310 pesos.

Y esta misma ecuación se traslada a los productores. Hoy en el campo los operadores están ofertando 3 pesos por kilo de cebolla, un valor por debajo de los costos de producción. “La dejaremos que se pudra en el campo. No nos quedan muchas más alternativas”, confesó uno de los productores consultados. 

A esto hay que agregarle que la demanda en la cebolla es inelástica. Esto significa que sufre una nula o mínima variación cuando se presenta un cambio en el precio del producto. En otras palabras, los cambios de precio no representan un cambio significativo en su demanda.


Los dilemas del agua


El año pasado previo a la siembre, los productores del sur de la Provincia de Buenos Aires que tradicionalmente trabajan unas 9.000 hectáreas de cebolla por año preveían un muy bajo caudal sobre el río Colorado lo que les iba a impedir desarrollar sus tierras.

Fue entonces que tomaron la decisión de arrendar campos en Río Negro donde no existen problemas con la demanda de agua. Pero unas semanas antes de las primeras siembras en Buenos Aires las nevadas en la cordillera alimentaron el Colorado y esto terminó por redefinir la estrategia de los productores. No solo mantuvieron las hectáreas en Río Negro, sino que sumaron algo más a las tradicionales 9.000 que existían en la zona sur de Buenos Aires.

Este año se incorporaron aproximadamente 3.000 hectáreas en toda esta región, adicionales a las ya tradicionales 9.000 de Buenos Aires y 4.000 de Río Negro, que fueron arrendamientos en tierras rionegrinas que no tienen problemas de abastecimiento de agua”.

Daniel Iurman, coordinador territorial de la experimental del INTA Hilario Ascasubi.

De las 13.000 hectáreas que históricamente se plantaban entre la región de Buenos Aires y Río Negro, se pasó a cerca de 16.000 hectáreas. Estas 3.000 hectáreas adicionales representaron un aumento de la oferta del orden de las 210.000 toneladas de cebollas. Si a esto se le suma las 50.000 que no fueron exportadas a Brasil este año, el mercado interno absorbió unas 260.000 más que el año anterior.

Teniendo en cuenta que el consumo de cebolla en el país es de 10 kilos por persona por año, una simple cuenta señala que hacia el mercado interno se debería orientar no más de 450.000 toneladas. Estas 260.000 toneladas adicionales solo de la región Buenos Aires/Río Negro representan poco más de 5 kilos per cápita adicionales. Una manera de explicar el desplome de precios que registró la cebolla este año.


Superficie creció 50%


La superficie sembrada en el territorio rionegrino durante la temporada 2020/2021 se ubicó cercana a las 6.000 hectáreas. Esto significa que creció respecto del ciclo anterior en torno al 50%.

La cifra es muy importante y se posiciona como la segunda producción en importancia en tierras bajo riego detrás de la fruticultura. La demanda de mano de obra para cumplir con todo su ciclo se ubicó en un promedio mensual de 3.000 trabajadores en los momentos de mayor trabajo. Para que tengamos un punto de referencia de lo que estamos mencionando, las 6.000 hectáreas sembradas en la temporada 2020/2021 representan poco menos del 20% del total de la superficie frutícola que hoy se explota en los Valles de Río Negro y Neuquén.

Pero todo indica que esta tendencia positiva de la actividad no se repetirá este año. Los ajustes que deberán hacer los productores por los quebrantos generados en esta temporada proyectan una caída importante en la superficie a sembrar para la temporada 2021/2022. Todavía no hay datos oficiales, pero no hay que descartar que se pueda volver a las 4.000 hectáreas para la próxima cosecha.

 

 

Fuente: Rio negro