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Mientras transcurren las últimas horas del cese de comercialización de carne impulsado por las entidades agropecuarias que integran la Mesa de Enlace, el Gobierno analiza la propuesta que presentaron el lunes los exportadores de carne. Tras intercambiar ideas con cámaras de supermercados y otras industrias frigoríficas, acordaron ofrecer un total de 16 mil toneladas de cortes populares de carne bovina a precios accesibles. Del total, unas 12 mil correrían por cuenta del Consorcio ABC y el resto las integrarían otras organizaciones de la industria frigorífica. La cifra duplicaría el último acuerdo celebrado hace algunas semanas.

Según distintas fuentes, la misión primaria de los exportadores es revertir lo antes posible la suspensión temporaria que impuso el Gobierno por 30 días ya que en breve comenzarían a llover reclamos por incumplimiento a los contratos firmados con los compradores del exterior. Se trata de los negocios que van por fuera de las cuotas especiales que sí se mantienen habilitadas, tales como la Hilton y la 481, entre otras.

Si bien el Gobierno siente la falta de divisas que suelen ingresar por la exportación de carne, la exportación de granos y derivados reportó un récord de más de u$s13 mil millones en los primeros 5 meses del año, por lo tanto con “dólares frescos” el dolor más fuerte se centra ahora en lo que ocurre en el mercado interno con el precio de los alimentos -en particular las carnes- por el impacto que tienen en la política y la economía domésticas.

El plan de los exportadores es inyectar una gran cantidad de carne durante los próximos meses y contribuir a una reducción de la inflación en el rubro alimentos. Eso podría funcionar en el corto plazo, sin embargo es necesario usar los faros largos y analizar otras variables vinculadas al carente desarrollo del stock ganadero en los últimos 40 años.

Para impulsar ese aspecto, desde el sector exportador propusieron al Ministerio de la Producción que convoque al resto de los integrantes de la cadena de la carne, algo que suena bastante lógico si lo que se busca es resolver los problemas existentes en el mercado interno vinculados a la comercialización. Más aún cuando desde el Gobierno se intenta desasociar a las categorías de hacienda relacionadas con la exportación de las vinculadas al mercado interno. Ese fue uno de los aspectos que mencionó el propio Alberto Fernández, cuando deslizó que no deberían pasar por el Mercado de Hacienda de Liniers categorías como la vaca de descarte, que no se consume locamente pero al ser demandada por varios compradores con interés exportador, impulsa al resto de la hacienda hacia arriba. Esto aún se mantiene en análisis.

La inyección de carne al mercado interno en las cantidades mencionadas no necesariamente implicaría un levantamiento de la restricción. Aún existen sobre la mesa otras propuestas que incluyen restricciones a la venta al exterior de determinados cortes vacunos e incluso mayores derechos de exportación.

Tras varios días de negociaciones y análisis, queda claro que el cese de comercialización de hacienda impuesto por el sector primario llegó a su fin y al mismo tiempo el diálogo entre los exportadores y quienes negocian desde el ámbito oficial se encuentra en un punto límite, porque la propuesta presentada implicaría el máximo esfuerzo posible de parte de la industria frigorífica. Si no hay acuerdo, es probable que el Gobierno avance en su política de restringir de alguna manera el mercado externo y propiciar las medidas necesarias para lograr una mayor oferta en el mercado interno.

Fuente: Ambito