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En poco más de un mes se subirá la base imponible de Internos. Tendrá un ajuste de 14,03%. Eso es lo que aumentarán los vehículos que hoy están en límite de ese gravamen.

Falta más de un mes, pero las automotrices y concesionarias de 0 km ya están esperando la suba de la base imponible del Impuesto Interno para ajustar las listas de precios de sus vehículos al nuevo esquema tributario. La modificación la hará la AFIP, a partir del 1 de junio, sobre la base del índice mayorista del sector (SIPM), correspondiente al trimestre enero-marzo, que arrojó un aumento del 14,03%.

Con la modificación prevista, serán los 0 km de un precio superior a, aproximadamente, $2.900.000 lo que los que deban tributar. En el caso de la segunda escala -que paga una alícuota del 35%- el precio al público rondará los $5.300.000.

Esto surge de aplicar ese 14,03% a la base imponible actual que determinará el valor mayorista. Es decir, antes del IVA y el margen de comisión de la concesionaria.

En el primer caso, pasará de $1.764.955 actual a $2.012.578, mientras que para el segundo caso irá de $3.258.379 a $3.715.529. Con la carga del 21% de IVA y un margen teórico del 15% del vendedor, el valor al público será del orden mencionado. No hay un precio concreto ya que todo depende de cómo el fabricante o importador impute el Impuesto Interno y la resignación o no de rentabilidad que se puede hacer para que un modelo no quede alcanzado por este gravamen.

En muchos casos, se recorta la comisión para evitar pagar el impuesto debido a que, por la forma de cálculo, la alícuota del 20% significa una suba de precio del 25% mientras que la del 35% hace que el valor final se ajuste en 50%. Esto implica que los modelos afectados quedan fuera del mercado.

Hoy, con el valor aproximado de $2.500.000 al público, los 0 km empiezan a pagar a partir de unos u$s25.000 a la cotización oficial o 16.300 en dólares “billete” al cambio paralelo. En el caso de la segunda escala, se ubica en u$s45.950.

Esta es la crítica principal que se hace a este impuesto que, originalmente, fue implementado para gravar a bienes de lujo. Por lo bajo de las escalas, especialmente la primera, en la actualidad castiga a vehículos del segmento mediano.

Para ver la baja de la base tributaria en relación con el valor de los vehículos, desde la última actualización, a comienzos de marzo, se registra un descenso marcado. Por ejemplo, el 1 de marzo, el valor a partir del cual había que pagar era de u$s27.300, al cambio oficial, y de aproximadamente 17.300 dólares “blue”.

Esto genera que, con el correr de los meses, más 0 km de precios bajos queden alcanzados con este castigo fiscal.

Lo que sucede en el mercado es que, cuando se actualiza la base, como sucederá el junio, los 0 km que estén en el límite tributario, aumentarán de un día para el otro en el porcentaje habilitado. Esto quiere decir que, desde junio, un grupo de 0 km aumentarán alrededor de 14%.

En la actualidad, tal como adelantó Ámbito hace dos semanas, hay más de 30 modelos que están “topeados” en $2.500.000, desde el último ajuste de marzo. En poco más de 30 días, van a saltar de precio, en sus listas oficiales, hasta el nuevo límite. Afecta tanto a importados o nacionales. Tanto es así que, por ejemplo, Volkswagen acaba de hacer el lanzamiento industrial del modelo Taos que sufrirá la carga de este tributo cuando sea lanzado comercialmente en la primera parte del próximo semestre.

Cuando se decidió la inversión de u$s650 millones para producir este SUV en el país, las reglas de juego eran otras por lo que este modelo no tendría que pagar Internos. Como ahora quedará afectado, las ventas previstas deben recalcularse. De hecho, la automotriz pensaba destinar el 30% de su producción al mercado local y ahora redujo esa perspectiva al 25%. Desde ADEFA, están buscando aliviar esa carga fiscal.

Es cierto que, en el mercado, se sabe que los precios oficiales no son los que rigen. Ante la falta de modelos, por las trabas a las importaciones, y este corset impositivo, entre compradores y vendedores se manejan con la ley de oferta y demanda. Los vehículos se venden al valor que está dispuesto a pagar el cliente, lo que se conoce como sobreprecios. Por este motivo, el precio que se actualiza trimestralmente está vigente por unas semanas. Después, los modelos afectados (si hay disponibilidad de stock) “desaparecen” de la oferta o se pagan por arriba de lo que rige la lista.

Este ajuste de 14.03% surge de los aumentos del SIPM de enero (4,64%), de febrero (4,65%) y de marzo (4,14%), que se calcula de forma acumulativa.

Si bien el porcentaje de aumento que tendrá los autos es elevado, viene a compensar trimestres anteriores. Como la inflación está siendo mayor a lo que se devalúa el peso, en esta oportunidad, el ajuste hará que recupere terreno la base imponible, que venía rezagada. En los ajustes anteriores, sobre todo del año pasado, la suba del dólar –por el que se fijan los precios de los 0 km – era mayor que la de este índice, por lo que no alcanzaba a cubrir el aumento de los autos afectados.

Este gravamen se viene aplicando desde hace años con distintos niveles de intensidad. Comenzó a tener relevancia en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, fue subido a un nivel récord desde el 2014, sólo se atenuó –pese a que había anunciado eliminarlo– durante la presidencia de Mauricio Macri y volvieron a tener un impacto mayor desde la llega de Alberto Fernández. De hecho, se modificó la forma de cálculo (antes era por la inflación general, tal como se estableció en el gobierno de Cambiemos) para pasar a un índice mayorista.

 

 

Fuente: Ambito