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La publicación de un decreto nacional podría obligar a modificar la estrategia de aumentos de YPF. A mitad de año se actualizarán los impuestos a los combustibles.

La estrategia de aumentos en el precio de los combustibles que fijo YPF hasta mayo podría alterarse por presión del gobierno nacional y deja en duda el congelamiento en los surtidores proyectado a partir del quinto mes del año. La reciente publicación de un decreto fijó para junio un incremento en la carga impositiva de la nafta y gasoil que se trasladaría a los surtidores.

Según el Decreto 229/21 publicado el 1 de abril, el miércoles pasado debía actualizarse el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y el Impuesto al Dióxido de Carbono (IDC) algo que hubieses impactado directamente en los surtidores, ya que significa un aumento en la carga impositiva para las productoras.

Sin embargo, el lunes pasado, a través otro decreto (245/2021) el gobierno nacional decidió postergar el aumento otra vez hasta el 21 de junio inclusive. Actualmente se encuentra postergado el 62% del incremento derivado de la actualización correspondiente al cuarto trimestre del 2020.

Esto significa que, de no volver a postergarse la actualización de impuestos, en junio las petroleras tendrán un incremento en los costos y difícilmente no lo trasladen a los surtidores. Hay que tener en cuenta que los aumentos son precisamente para recomponer las golpeadas cajas de las empresas y esto juega atrás.

El mes pasado los directivos de YPF anunciaron a un grupo selecto de medios de comunicación que aumentarían sus combustibles un 15% durante marzo, abril y mayo, más un 3% adicional por una suba de impuestos.

La promesa era que luego de los aumentos en mayo el precio de los combustibles no se modificaría hasta, al menos, fin de año. A pesar de que el congelamiento lo único que trae son dolores de cabeza para el mediano plazo y obliga luego a las petroleras a recuperar el atraso en un período de tiempo menor.

Cuáles son las opciones que manejan

Desde las consecutivas devaluaciones que entre 2017 y 2019 y la posterior macroeconomía debilitada, que los gobiernos nacionales atrasan la actualización de los impuestos a los combustibles como una maniobra para evitar un mayor impacto en el bolsillo de los consumidores. Sin embargo, esta decisión no solo significa que el Estado deja de percibir cifras millonarias, sino que luego se acumulan los atrasos.

En este escenario es que, si la idea de no realizar nuevos aumentos en el precio de la nafta a partir de mayo continúa, las empresas deberán anticiparse a las subas de junio. De lo contrario el congelamiento anticipado para mayo podría no hacerse efectivo.

Y de no trasladarlo a los surtidores significaría también que a fin de año volverá a repetirse una situación similar a la que se vio hasta ahora con aumentos mensuales para recuperar lo perdido. Claro que el gobierno puede optar por volver a postergar la actualización de impuestos, pero tarde o temprano la bola de nieve será mayor.

 

 

Fuente: Rio negro