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Las empresas aún no consultaron sobre la investigación. Ahora la Fiscalía busca a los compradores del combustible.

Con la responsabilidad del playero ya clara, ahora la Fiscalía está terminando de identificar a sus cómplices, que son quienes le compraban el combustible en la estación de servicio del Parque Industrial de Neuquén. Además, averiguan cómo obtuvo las dos tarjetas Ticket Car y cuál fue el monto total con el que perjudicó a YPF y Halliburton, aunque los cálculos son millonarios.

El fiscal jefe Pablo Vignaroli informó que lograron determinar que con una de las tarjetas se gastaron $400.000. Este es un primer indicio para calcular las pérdidas de las petroleras si se tiene en cuenta que el propietario de la estación de servicio denunció el 11 de diciembre, después de despedir al playero, pero la investigación policial estableció que la maniobra se realizó durante varios meses. Según el director del Departamento de Delitos Económicos, comisario Mauricio Pamich, el hombre se hacía con unos $150.000 por semana.

A la par de las pericias que permitirán determinar los robos del playero, aún resta establecer el punto de inicio y el del final de la estafa. Se desconoce, hasta el momento, si robó las tarjetas o cómo las consiguió. Vignaroli detalló que aún las empresas no se presentaron a consultar por la causa, pero desde la Fiscalía deberán consultarles el mecanismo de uso de las Ticket Car.

Encontrar el punto final de la estafa, los compradores a “precio especial” sería un paso más sencillo, porque sus caras quedaron registradas en las filmaciones de las cámaras de seguridad. Con estos registros y el entrecruce de datos, la Fiscalía podrá identificar a los cómplices del playero.

Vignaroli aclaró que este tipo de investigaciones suelen demandar mucho tiempo y explicó que el playero no está detenido por esta causa porque aún es un sospechoso.


La maniobra


El sistema de Ticket Car es contratado por las empresas para gestionar la carga de combustibles y otros insumos en su flota vehicular. El crédito no se contabiliza en montos de dinero, sino en litros.

En el caso de las tarjetas, tienen un chip y una clave que solo puede ser usada por el conductor. Por lo tanto, el playero no solo tuvo acceso al plástico, sino también al PIN.

El sistema permite controlar quiénes, cuándo y dónde realizan las cargas, pero el atraso en las auditorías de las empresas favorecieron la estafa.

La maniobra consistía en una carga falsa, por ejemplo, de $150.000 pesos, que luego eran vendidas de forma real, pero a un precio menor y previo pago en efectivo.

 

Fuente: Rio negro