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Se trata de la empresa Astra Evangelista. En tan sólo nueve meses, esta compañía cuadruplicó su patrimonio neto negativo.

Hace algunas semanas, la Federación de Cámaras del Sector Energético de la provincia de Neuquén (Fecene) hizo una denuncia en relación a una situación que catalogaron como “grave”. El vector considerado eran las “relaciones comerciales” y la sorpresa venía dada porque la compañía referida a la cual se apuntaba era una empresa controlada en un 99% por YPF, llamada Astra Evangelista (AESA). La actividad de AESA está focalizada en cuatro pilares: la construcción integral de obras, la fabricación de equipos y módulos de proceso, ingeniería y la provisión de servicios en las áreas del gas y del petróleo. Algunos registros y bases de datos oficiales dan cuenta de que en la empresa trabajan 6.786 personas.

Estrategia y resultado negativo

En los últimos días, esa denuncia parece incorporar otros registros a ser considerados en función de los datos presentados en el balance. Uno de esos elementos es que los resultados operativos de AESA hace tiempo parecen haber incursionado en terreno negativo. El otro, que la asistencia financiera de YPF hacia Astra Evangelista de la cual depende esta última, parece haber crecido de forma sustancial hasta un punto que merece mención y que lleva a preguntarse si lo negativo del resultado que deja el negocio no es parte de una estrategia de la petrolera. En rigor, en tan solo nueve meses, el patrimonio negativo de la empresa creció más de un 400% al tiempo que, atención, al 30 de septiembre los préstamos otorgados por YPF a la firma ascendían a $8.700 millones, lo que representa que en tan solo nueve meses la empresa estatal duplicó los préstamos otorgados ya que en diciembre de 2019 ascendían a poco más de $4.200 millones, según se desprende de los resultados. Con respecto a esto, un dirigente del sector del petróleo señaló: “Cada aumento que lleva adelante YPF parece tener como destino de esos recursos el financiamiento en una compañía como AESA, que no sólo ha sido y es parte de la destrucción del entramado productivo regional de miles de pequeñas empresas que ven afectadas sus posibilidades productivas, sino también de una mecánica nociva y algo perversa, donde cada vez más recursos de los argentinos van a financiar las pérdidas de una compañía cuyo derrotero marca que cada día pierde aún más”.

La secuencia de los últimos dos años parece confirmar todas las especulaciones. Según los resultados presentados en bolsa, en su ejercicio anual cerrado en diciembre de 2019, la firma informa ventas por un total de $32.900 millones. El dato es que en ese periodo tuvo un resultado negativo de $3.445 millones. Un año antes, en diciembre de 2018 facturaba $13.900 millones y acumulaba pérdidas por $372,5 millones. En diciembre de 2019 terminó el año con un patrimonio neto negativo de $698,3 millones. En su balance parcial por el periodo de nueve meses cerrado en septiembre de 2020, su facturación ascendía a $16.600 millones y acumulaba un resultado negativo de $2.700 millones. La sociedad presenta al 30 de septiembre de 2020 un patrimonio negativo de $3.584 millones.

En la Fecene acusan a Astra Evangelista de “competencia desleal”, al señalar que genera una “prolongada retención de fondos con sus perversos efectos financieros en esos momentos” y que “mediante mecanismos acotados en la participación”. También apuntan contra YPF ya que señalan que genera “remate de precios y no bajas de costos que den lugar a reducción de precios”. Y agregan: “No estamos dispuestos a aceptar importar desempleo porque los recursos son nuestros y los problemas que genera su explotación también. Tampoco aceptaremos que, en esta grave situación, no se prioricen las empresas locales cuando tenemos miles de desempleados y una situación económica muy difícil”.

 

 

Fuente: Ambito