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El gobierno porteño reforzará los controles con diez nuevos puntos de testeo.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió endurecer los controles de alcoholemia durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo a través de diez nuevos puntos de medición “en puntos estratégicos y con protocolos especiales”, comunicó la Secretaría de Transporte y Obras Públicas.

Según estadísticas del gobierno porteño, el 21 por ciento de los incidentes fatales que se registran en la Ciudad están relacionados con el consumo de alcohol. El año pasado, durante las fiestas se realizaron 302.186 controles, con 4472 resultados positivos (1,5%), la tasa más baja de los últimos años (3,3% en 2016, 2,8% en 2017 y 1,5% en 2018).

Los controles se llevarán a cabo manteniendo la distancia social y de un auto por vez. Primero se deberá pasar por la zona del control con alómetro (es el dispositivo que el conductor debe soplar para detectar la presencia de alcohol). Si da positivo, el conductor tendrá que someterse al test con alcoholímetro que indica el dosaje exacto.

Los agentes utilizarán barbijo de triple capa, guantes de examinación y máscara acrílica. Contarán con alcohol en gel para desinfectarse las manos y se cambiarán los guantes entre control y control.

Si un conductor da positivo, no puede cederle el volante a un acompañante. El auto quedará en una playa de acarreo, se le retendrá la licencia y se le labrará una contravención. Tendrá una licencia provisoria por tres días corridos para movilizarse.

Además, el conductor con alcoholemia positiva deberá abonar una multa de entre 3210 a 21.400 pesos, según el nivel de alcohol en sangre. De negarse al control, tendrá que pagar 6.420 pesos. Y al acompañante de un motociclista con alcoholemia positiva se le labrará una multa por 2.140 pesos.

Los efectos del alcohol en sangre

Los efectos que el alcohol en sangre produce al manejar son varios, pero los especialistas alertan específicamente sobre cuatro: pérdida de noción del peligro, visión borrosa, mayor tiempo de reacción y movimientos lentos, un combo que puede ser letal.

“Produce una depresión del sistema nervioso central, lo que deteriora la función psicomotora, la percepción sensorial (vista y oído) y modifica el comportamiento del individuo”, explican desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV).

Pruebas realizadas por el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi) concluyeron que “incluso por debajo del límite legal se producen alteraciones de consideración, tanto en la precisión de las maniobras como en los tiempos de reacción”.

En la Argentina, el límite legal de tolerancia según la Ley Nacional de Tránsito (24.449) es 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre (0,2 gr/l para motos). Sin embargo, seis provincias poseen tolerancia cero. Son Córdoba, Salta, Tucumán, La Rioja, Neuquén y Entre Ríos.

La ANSV hace hincapié además en la falsa sensación de seguridad que genera el alcohol, al mismo tiempo que asegura que los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte en personas entre 17 y 35 años.

El Observatorio Iberoamericano de Seguridad Vial (Oisevi), por su parte, sostiene que el grupo de entre 25 y 34 años es el que más víctimas fatales registra con detección de alcohol en sangre.

Pablo Azorín, jefe de Seguridad Vial y Medio Ambiente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), agrega: “La persona que tomó no puede estimar las distancias con precisión, ni tampoco realizar movimientos con exactitud, como pasar entre dos vehículos. El campo periférico se reduce y la visión se le vuelve tubular”.

En caso de ingerir alcohol, la recomendación siempre es utilizar transportes alternativos o que haya un “conductor designado”. Es decir, una persona que no beba ni esté bajo los efectos de medicamentos.

“El conductor designado debe tener la habilidad de calmar la ansiedad de sus amigos por si alguno quiere conducir en estado de ebriedad”, agregaron desde FIA.

 

 

Fuente: TN