z.system

En noviembre de 1926 la firma nacional comienza a competir con las empresas ya instaladas aquí.

Los autos comenzaron a circular por nuestro país casi desde sus primeros tiempos. Allá por 1895 Dalmiro Varela Castex introdujo el primero, un Daimler y obtuvo el primer carnet de conductor. Apenas habían pasado nueve años desde que Karl Friedrich Benz había lanzado su modelo Benz Patent-Motorwagenen en la ciudad de Mannheim. A principios del siglo XX ya había coches por las calles tucumanas. A partir de allí comienza también el uso del combustible para impulsarlos. La venta de gasolina se realizaba en negocios que también tenían aceites industriales. El combustible era importado y llegaba a la ciudad en grandes bidones para ser fraccionado en los diferentes vehículos.

En 1911 se instala Standard Oil (más conocida como ESSO, que significa “Eastern Seabord Standard Oil”). Tres años más tarde, ya iniciada la Primera Guerra Mundial, desembarca Shell. Las páginas de nuestro diario se vestían con publicidad de ellas, como de la Texaco. La Standard, a través de su subsidiaria, la West India Oil Company y su famosa nafta “wico”, un acrónimo de sus siglas con el pequeño cambio de posición entre la o y la c. La compañía anglo holandesa lo hacía con la Anglo Mexican Petroleum, que tuvo que cambiar el símbolo representativo de aquellos años a causa de los crímenes del nazismo, de una esvástica a una ostra.

Plaza Independencia

En los primeros días de noviembre de 1926 se anunciaba bajo el “Industria Nacional” y la bajada “Nafta YPF” la instalación en nuestra ciudad del primer surtidor de la firma petrolera estatal argentina, creada por Enrique Mosconi hacia mediados de 1922 bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen.

PROMOCIÓN. Vemos la primera propaganda de la empresa creada por Mosconi publicada en los primeros días de diciembre de 1926

El lugar elegido era la mismísima plaza Independencia frente a la Catedral. La crónica señalaba: “desde la semana pasada se expende en nuestra plaza un producto genuinamente nacional: la nafta Y.P.F (Yacimientos Petrolíferos Fiscales). Por cierto que al tratarse de una producción de la rica industria argentina, los consumidores que encontrarán en dicho combustible para motores a explosión, un renglón bondadoso y conveniente, habrán de procurar el consumo del mismo, toda vez que en calidad, es realmente insuperable”. Luego destacaba los usos que la nafta había tenido hasta el momento. “La nafta YPF es empleada por los aviones de las escuadrillas aéreas militares nacionales habiendo dado un resultado inmejorable en los raids que efectuó el general Justo, utilizando los aviones Breguet, que como se recordará, cumplieron una amplísima misión sin el menor inconveniente”.

La pequeña crónica cerraba con el uso de esos combustibles en actividades deportivas como el automovilismo: “emplearon naftas YPF los automóviles Studebaker que se clasificaron primero y segundo en la carrera Estándar corrida en el circuito de Morón, en Buenos Aires, dirigidos por los pilotos Noni y Morán, respectivamente”.

La petrolera nacional había instalado su primer surtidor en Argentina en 1923 en la porteña esquina de Bartolomé Mitre y Rosales. Por aquellos años las crónicas destacaban los grandes logros de “los locos al volante” y sus grandes travesías recorriendo nuestro país, venciendo récords en cada prueba. Los caminos en nuestro país eran escasos hacia 1932: apenas alcanzaban los 2.000 kilómetros. En base a una política de expansión y a la creación de Vialidad Nacional en 1932, para 1944 la red vial superaba los 30.000 km.

Rentas municipales

En julio y octubre de 1926 se aprobaron las normas que estipulaban los cánones a pagar por el estipendio de las gasolinas y en enero de 1927 el intendente Tulio Peirano reglamento “la venta de nafta en el distrito de la Capital”, anunciaba LA GACETA. Allí se otorgaban los permisos correspondientes a los interesados en participar de este comercio. Se otorgaron los primeros 20 permisos de los cuales tres se ubicaban en plaza Independencia.

Rafael Paz se hizo cargo del primero instalado por la firma nacional sobre 24 de Septiembre casi Laprida y en la otra esquina Teodoro Ricci vendería nafta Wico. En la acera norte del paseo, sobre Las Heras (hoy San Martín), Pascual Ariño ofrecía Energina, la nafta de Anglo Mexican Petrolum (más tarde Shell). Como vemos el centro de la ciudad estaba bien aprovisionado de combustibles.

Ariño también tenía un surtidor en plaza Lamadrid (donde hoy está la vieja terminal de ómnibus). Modesto González debía indicar el combustible a expedir en la décima cuadra de la avenida Benjamín Aráoz. Otro surtidor YPF se ubicó en calle Francia primera cuadra y era explotado por Bossonetto y cía.

VENTA. Las bombas eran provistas por la firma argentina Siam.

En la plaza Urquiza sobre avenida Sarmiento a 10 metros de calle 25 de Mayo se instaló una expendedora de la Wico. Federico Buhler vendía nafta Wico en Catamarca y Santa Fe. Por su parte Vicente García instaló su surtidor de Energina en la esquina noreste de la plaza Alberdi. En Salta casi Corrientes, Gregorio Siria ofrecía nafta nacional. En la zona de Casal, Vicente Do vendía Wico. Otro surtidor de la West se ubicó en la esquina de Roca y Buenos Aires. En 9 de Julio y General Paz, Cristóbal Sánchez vendía naftas de la West India. Además de las ubicaciones de los primeros surtidores, la reglamentación determinaba las normas que se debían cumplir para ofrecer una comercialización segura.

Canon mínimo

En octubre de 1926 el Concejo Deliberante reforma la ordenanza sobre impuesto a las naftas aprobada en julio del mismo año que imponía un gravamen de dos centavos por litro de nafta vendido. Uno de los cambios señalaba: “no pudiendo ser el importe anual menor de mil pesos para los (surtidores) de la plaza Independencia, quinientos pesos para los de la plaza Lamadrid y avenida Benjamín Aráoz y trescientos pesos para los demás lugares”.

Además para garantizar el suministro de combustibles se imponía que por todo surtidor que no funcione pague una multa de 50 pesos. Los depósitos serán subterráneos y no podía levantarse sobre la superficie de la tierra otra instalación que la bomba.

También se regulaba la carga de los depósitos, ya que las instalaciones estaban en los principales paseos públicos de la ciudad. Se expresaba que los surtidores no se podrían instalar en veredas menores a dos metros, pero sí en interiores de locales aunque la expedición se realizara en el exterior del negocio.

 

 

Fuente: La gaceta