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El buque licuefactor abandonó el puerto de Ingeniero White y se relocalizó en Uruguay. El emblema del sueño exportador del GNL del país partió sin gloria tras que YPF rescindiera su contrato.

Tango FLNG, el buque fábrica que en 2019 llegó al país para dar inicio al sueño de que el gas de Vaca Muerta se exporte a todo el mundo bajo la forma de Gas Natural Licuado (GNL) abandonó sin bombos ni platillos el puerto de Ingeniero White y cruzó el charco para relocalizarse en Uruguay.

Tras la rescisión del contrato que la unía con YPF a mediados de octubre, la barcaza de propiedad de la empresa belga Exmar, emprendió su ida a principios de mes, para posicionarse desde hace un par de días en el puerto uruguayo de Nueva Palmira.

La partida hacia el vecino país tiene un doble fin para la empresa belga, ya que por un lado apunta a hacer el mantenimiento necesario para tener a punto el buque para sus potenciales nuevos clientes, pero también representa un ahorro para la empresa ya que el costo de amarre en Nueva Palmira es más barato que en Bahía Blanca.

En el reciente balance presentado por Exmar, la firma dio a conocer que tuvo un resultado operativo positivo en el tercer trimestre de este año de 22 millones de dólares, exactamente el mismo monto que YPF abonó como cuota inicial por la rescisión del contrato de 10 años del buque y por el que en total abonará 150 millones de dólares.

Por ahora, el buque fábrica que llegó a completar cinco cargamentos de GNL a partir de la mayor producción de gas de Vaca Muerta, cambió su bandera a la norteamericana y se estima que en poco tiempo más olvide su nombre con impronta argentina y vuelva a llamarse Caribbean.

El colosal buque tiene 145 metros de eslora por 38 de ancho y siete plantas de alto, que hacen que en total cuente con más de 35.000 metros cuadrados de superficie. Su arribo al país se concretó en febrero del año pasado, en un doble gesto simbólico ya que no sólo representaba el inicio del sueño exportador, sino que también al ubicarse en el mismo lugar que antes ocupaba el barco importador de GNL, marcaba un cambio de 180 grados en el desarrollo energético del país.

Pero el sueño duró poco y para las finanzas de YPF fue más bien una pesadilla.

Pero así como en su arribo hubo todo un simbolismo, su partida abre ahora un fuerte signo de interrogación, esta vez con saldo negativo para la balanza energética del país, ya que en ese mismo muelle de la Compañía Mega es donde el gobierno nacional analiza por estas horas si deberá desandar el camino para volver a contratar un buque para aumentar la importación de gas.

 

 

 

Fuente: Rio negro