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Los coches eléctricos son el futuro de la tecnología automovilística, en un mundo que empieza a ser consciente de la necesidad de apostar por la movilidad sostenible. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que hay pros y contras en los eléctricos.

Es claro que la industria automotriz de todo el mundo afronta importantes cambios, cada vez son más las compañías que desarrollan autos eléctricos como recambio de los vehículos a combustión. El avance y la integración de los motores impulsados por electricidad en la sociedad actual marca el panorama automovilístico nacional e internacional. Los consumidores europeos son cada vez más conscientes de las limitaciones que presentan los coches de combustibles tradicionales y buscan mejorar la calidad de la conducción.

Obviamente los vehículos eléctricos respetan el medio ambiente y por ello son cada vez más apreciados, no emiten gases contaminantes y ayudan con respecto al llamado efecto invernadero. Son automóviles que no necesitan de ningún tipo de combustible para funcionar, ya que es suficiente con la carga de las baterías.

Por otra parte, reduce también la contaminación acústica, sin duda un gran problema en las urbes. El auto eléctrico es mucho menos ruidoso sobre aquellos que funcionan con combustible líquido, con lo cual es una ventaja añadida para mejorar la calidad de vida en las grandes ciudades.

En comparación con los vehículos de carburante tradicional, los coches eléctricos son más baratos de mantener, ya que al contar con una mecánica menos complicada sufren menos averías. A la hora de equipararlos en cuanto a gastos de consumo, los coches eléctricos también presentan más ventajas que los que usan nafta o diésel.

En definitiva, el auto eléctrico sería la mejor alternativa actual dentro del mercado y con una interesante fiabilidad (su motor simple impide que se produzcan averías de gravedad), con bajo consumo y una ventajosa posición respecto a las políticas medioambientales actuales.

Sin embargo, también hay desventajas, la mayor es que este tipo de vehículos en comparación con los híbridos y los de motor de combustión tiene por el momento menor autonomía. A pesar de que han mejorado bastante, la batería de los vehículos eléctricos solo permite recorrer un cierto número de kilómetros (de 150 a alrededor de 450 km, según el vehículo). Además, el coche necesita de ciertas horas de carga, por lo que no puede ser usado de inmediato como los nafteros o los que cargan diésel.

Otro punto, que se podría caratular como negativo, es que resulta menos atrayente para aquellos aficionados adictos a la velocidad. Sin duda, un coche eléctrico no tiene la potencia ni el motor para alcanzar las revoluciones propias para conseguir la misma prestación de un motor convencional.

Por último, los especialistas sostienen que esta clase de vehículos se caracteriza por su alta funcionalidad y fiabilidad, pero uno de los problemas de los coches eléctricos es que las baterías usan elementos muy caros, por lo que, en caso de avería o degradación, hay que prepararse mentalmente para desembolsar un costo elevado para la reparación. Entonces, los acumuladores son un gasto a tener en cuenta al momento del mantenimiento. Además, sí bien se asegura que no contaminan y, de por sí, los eléctricos nunca llegarán al nivel de los de motor a combustión, aún no son cien por ciento eco-responsables.

 

 

Fuente: El cordillerano