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En agosto el uso de fuel oil fue un 70% mayor que el registrado en el mismo mes del año pasado. La falta de gas se conjugó con un menor aporte de las centrales hidroeléctricas.

A pesar de que la pandemia y la recesión llevaron a que en agosto la demanda de energía eléctrica cayera con respecto al mismo mes del año pasado, la crisis abierta en el segmento del gas natural hizo que el consumo de líquidos para la generación térmica trepara considerablemente.

De acuerdo al último informe elaborado por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) en agosto el nivel de demanda fue de 10.725 GWh, esto es un 6,4% menos que lo que se había registrado en el mismo mes del año pasado.

Este menor consumo de energía eléctrica se explica en gran medida por una marcada caída en el segmento de los grandes usuarios, fundamentalmente las industrias que están golpeadas tanto por la pandemia como por la recesión económica del país.

En promedio el sector de las grandes demandas (GUMAs) marcó en agosto una caída del 9,6% con respecto a la semana previa al dictado de la cuarentena obligatoria, un valor que trepa al 38,5% si se contabiliza la caída del consumo de Aluar.

En este segmento, que si bien ha logrado ir mejorando su demanda, la mayor caída se sigue dando en las industria que están un 12,2% por debajo del nivel de principios de marzo, con un menor consumo por 156 MW.

Pese a este panorama, una serie de factores se conjugaron para que las centrales térmicas debieran multiplicar la cantidad de combustibles líquidos e incluso carbón que utilizaron para la generación eléctrica, no solo elevando sensiblemente el costo de generación sino además haciéndolo a través de fuentes energéticas mucho más contaminantes.

Entre los factores que intervinieron en esta ecuación se encuentra el hecho de que la generación hidroeléctrica disminuyó considerablemente, pasado de aportar 3221 GWh el año pasado a solo 2550 el mes pasado.

Esa menor generación fue compensada en gran parte por un mayor despacho de renovables, pero fundamentalmente por una mayor generación térmica que pasó de representar el 56,4% de la generación total el año pasado al 57,86% que marcó el mes pasado.

Aquí es donde pesa el segundo factor de la ecuación, pues si bien se requirió un impulso de la generación térmica, la caída en la producción de gas natural que experimenta el país hizo que el segmento contara con un 14,5% menos de gas natural.

En detalle, las centrales térmicas recibieron en promedio 38,7 millones de metros cúbicos por día mientras que en agosto del año pasado habían recibido 45,3 millones de metros cúbicos diarios.

Esta menor provisión de gas hizo que las centrales debieran recurrir a otras fuentes de generación que fueron en mayor medida el fuel oil que trepó un 70% en su consumo en comparación con el año pasado, seguido por el gasoil que demandó un 31,5% más que en 2019.

Además, el uso de carbón mineral se mantuvo representando 70.000 toneladas en el mes.

El panorama no es alentador de cara a no solo al invierno del año que viene cuando el déficit de gas podría ser crítico, sino también de cara al próximo verano, en especial si la generación hidráulica no permite paliar la crisis del gas.

 

 

 

Fuente: Rio negro