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El modelo del auto superdeportivo llegó al país y provocó un revuelo. Su precio en el exterior supera los u$s300.000. El costo de traerlo al país ronda los u$s700.000.

Un verdadero revuelo se produjo con la aparición en Ezeiza de un superdeportivo Lamborghini Huracán Evo Spyder. El vehículo llegó en avión (algo poco usual ya que normalmente los autos son traídos en barco) y rápidamente comenzaron a correr rumores sobre quién sería su propietario. La realidad mostró que el comprador es un empresario del rubro automotor, tal como detalló el sitio Autoblog, que reveló la primicia. Además de las versiones sobre quién era el dueño, la noticia tuvo impacto por las características de este modelo tan exclusivo.

Con este precio, el modelo de la marca italiana se convertiría en uno de los más caros del mercado, en base a los precios oficiales de las marcas premium. Por ejemplo, el Porsche Turbo S cuesta, según datos del importador, unos u$696.000. Es cierto que hay modelos de Ferrari que pueden tener un valor mayor, pero en la Argentina, la representación de esa marca está envuelta en una polémica ya que no hay un importador oficial, por el momento, y es difícil saber cuánto valen sus modelos en el mercado. Otro modelo de valor elevado es también de Porsche; en este caso, el Taycan eléctrico que vale u$s559.000. A este grupo selecto se puede sumar el Audi R8 sport, el de mayor valor de la marca de los cuatro anillos, que tiene un precio de u$s515.391 o su variante coupé a u$s483.434. Más atrás, se puede encontrar en Mercedes-Benz el modelo AMG GTR a u$s214.000. En tanto, el modelo más caro que BMW comercializa hoy es el x6 a u$s175.000.

Cualquiera de estos modelos mencionados mantiene la misma relación en cuanto a precios internacionales: en el mercado local cuestan alrededor del doble que en los países de origen. Esto hace que, obviamente, sea un segmento ultraexclusivo. Tanto es así que la mayoría se importan a pedido. “Cada unidad que llega ya tiene dueño”, explicaron desde una de las empresas importadoras. Incluso, en este momento con fuertes restricciones a las importaciones, en algunos casos no hay disponibilidad de unidades. Se presagia que las dificultades irán en incremento, por lo que este nicho de mercado quedará reservado para un puñado de fanáticos que, además, cuentan con el dinero para pagarlos. Lo que está claro es que la aplicación de impuestos no tiene una finalidad recaudatoria porque, en la práctica, lo que provoca es que se dejen de vender y, por consiguiente, no tributen. El fin es, en realidad, ponerles un cepo a las importaciones para evitar la pérdida de divisas.

También es cierto que en este nivel tan selecto no corre la ventaja de la disparidad cambiaria debido a que su precio en dólares es en billetes reales y no su conversión a pesos al valor oficial. De todas maneras, vale aclarar que también en los segmentos más económicos la presión impositiva hace que los valores de los 0 km estén por arriba de los países de la región, salvo Uruguay. Es por eso que tomar como positivo que se cobren impuestos excesivos a quienes compren vehículos de lujo no parece ser una buena lectura ya que también los pagan y mucho aquellos que sólo pueden soñar con un 0 km de bajo precio.

Fuente: Ambito