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Brasil incrementará la demanda de gas para impulsar la industria. La Argentina busca mercados para colocar su producción de gas y atraer inversiones. Gestiones en marcha y proyectos en danza.

La diplomacia argentina en Brasil avanza con el proyecto de construir un gasoducto de 2.400 kilómetros de extensión que una Vaca Muerta con Porto Alegre. Según datos recopilados por Ámbito, esa megaobra costará casi u$s5.000 millones y ya está en exploración de viabilidad.

La hoja de ruta se comentó en el Foro de Davos, se trazó con la última renovación de autoridades de YPF y se cumple ahora con la instalación de Daniel Scioli en la embajada en Brasilia. “Existe la voluntad de ambos gobiernos de avanzar con el proyecto”, confesó el exgobernador a la prensa brasileña.

La construcción demandará mínimo tres años. El plan inicial prevé el tendido de 1.430 kilómetros desde Neuquén hasta la frontera con Brasil, en Uruguayana, y otros 600 kilómetros desde allí hasta Porto Alegre, donde se conecta con la red de distribución de gas del sur brasileño.

Los analistas aseguran que la ecuación cierra por todos lados, aunque siempre hay dificultades en el camino: el polo industrial del sur de Brasil necesita gas para producir y a la Argentina le falta un amplio mercado que justifique la reactivación del shale gas de Vaca Muerta. Fuentes oficiales confirmaron que ya hay constructoras privadas interesadas en el proyecto del lado argentino y un organismo internacional de desarrollo a cargo del financiamiento. “Hubo contactos”, dijo Scioli. Detrás de la iniciativa también están las dos principales petroleras del país.

La inversión rondará los u$s3.700 millones para Argentina y otros u$s1.200 millones para Brasil. “Este es nuestro gran proyecto binacional. Brasil necesita el gas y nosotros necesitamos los mercados y las inversiones”, afirmó el embajador.

Una de las dudas que surge con el gasoducto de Vaca Muerta a Brasil es por qué las operadoras argentinas no buscan cerrar nuevos contratos firmes en Chile y Uruguay, donde hay una red ya establecida. Álvaro Ríos Roca, director de Gas Energy Latin América, consideró que una de las claves es el precio del gas a vender. “Con este proyecto Brasil complementa la reestructuración en curso de su mercado de gas y cambiaría la posición monopólica de Petrobras. Solo para recordar, los usuarios finales de Brasil probablemente hayan pagado y estén pagando algunos del gas más caro del mundo”, recordó.

La consultora internacional Wood Mackenzie proyectó una expansión del gasoducto a partir de 2023 de Neuquén a Saliqueló, de Neuquén a La Mora, La Mora a Central (Tío Pujio), y Central a San Jerónimo. Para llegar a Brasil, también prevé una ampliación del oleoducto TGM (Santa Fe a Uruguayana) y la interconexión a Brasil, a través de Uruguayana a Porto Alegre, en Río Grande do Sul.

Según WoodMac, la conexión permitirá exportaciones superiores a 10 Mcmd a un precio posible u$s4,5 mmbtu, lo que implicará ingresos al país por unos u$s400 millones anuales durante la próxima década. “Ahí está el sentido de urgencia para conectar a Brasil, ya que su red de gasoductos serán recontratados para 2023-2025”, señaló la firma internacional.

En la Secretaría de Energía circuló un plan de Gasoducto Federal. El paper indicó que en 2018 Brasil consumió 69 MM mcd de gas e importó 29 MM mcd, 67% de Bolivia y el resto como GNL. Y estima que -de acuerdo con BP Energy Outlook 2019- para 2040 Brasil tendrá que importar 52 MM mcd. “Dado el agotamiento de los yacimientos de gas en Bolivia, la mayor parte de tales importaciones tendrían que ser en base a GNL, que resulta muy costoso por su proceso, o por gas importado de Argentina”, señala el prospecto que entusiasma al Gobierno.

Esa iniciativa, hoy bajo análisis del nuevo secretario de Energía, Darío Martínez, planteaba una construcción en tres tramos: el primero de 980 km, con posibilidad de transportar 40 mm m3/día, y un costo de u$s1.900 millones; el Tramo 2, hasta la frontera, de 450 km de extensión, capacidad de 30 mm m3/día y un valor de u$s1.860 millones y el trayecto final de Uruguayana a Porto Alegre, de 625 km, con 30 mm m3/día, a un valor de u$s1.190 millones.

El texto basado en opiniones técnicas reveló un costo logístico alto para Vaca Muerta, con un costo de transporte y gas combustible de entre u$s3,4 y u$s4,6 MMBtu. Bolivia exporta a u$s6,2, pero puede rebajarlo a u$s5 y si modifica sus leyes y reduce regalías puede descender a u$s2,5. Hoy, Brasil comercializa el gas a u$s8,3 MMBtu. Este es el atractivo del proyecto: el precio.

Ríos Roca no solo ve potencial en Brasil. En sus mapas de infraestructura necesaria para impulsar capacidad de transporte de gas argentino para entregar al mercado interno, proyectó el gasoducto a Brasil y además la posibilidad de crear mercados de exportación adicionales como el norte de Chile. Todo con el objetivo de reemplazar las importaciones bolivianas. Evo Morales obtuvo entre 2005 y 2019 unos u$s47.000 millones por exportaciones de gas. Y Argentina ya no está en condiciones de perder más divisas.

Sin embargo, el experto advirtió que la industria local del gas natural necesita demostrar que es un proveedor creíble, uno de los temas más importantes en los mercados de gas: la seguridad de suministro.

“Los nuevos contratos de infraestructura y gas para el mercado brasileño, con compradores que buscan precios más bajos y seguridad de suministro, no sucederá pronto. Quizás cuatro para cinco años después, y sólo si sus productores de gas prueban, de alguna manera, que no detendrán la actividad del fracking por las intervenciones del Gobierno en el mercado”, remarcó.

 

Fuente: Ambito