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La solar y la eólica suman más de las dos terceras partes de la capacidad añadida en 2019 en todo el mundo, cuando hace una década no llegaban al 40%

La transición a las renovables está siendo menos rápida de lo que se requiere para mitigar los efectos negativos provocados por el cambio climático, pero el paso de las energías fósiles a las verdes es imparable. El 75% de la nueva capacidad de generación eléctrica instalada en 2019 en todo el mundo fue solar, eólica o hidráulica —cuando hace una década apenas suponían el 40%— y su impulso empujó a las energías fósiles (gas y carbón) a un nuevo mínimo histórico del 25%, según los últimos datos de BloombergNEF. La gran mayoría de las nuevas instalaciones renovables fueron fotovoltaicas —el 45% del total—, en gran medida gracias a los avances tecnológicos que han reducido drásticamente su coste de generación y que han multiplicado casi por 15 el número de gigavatios de esta fuente que entran en funcionamiento cada año desde 2010. La pujanza de la energía procedente del sol también tiene reflejo en la capacidad disponible: ya es la cuarta mayor fuente global, solo por detrás del carbón, el gas y la hidroeléctrica, y por delante de la eólica. A mucha distancia, eso sí, de sus competidores fósiles.

Dinamarca fue en 2019 el líder mundial en generación de energía procedente del sol y del viento, con el 55% del total, seguida por Irlanda (33%), Uruguay (32%), Portugal (28%) y el Reino Unido (28%). Aunque los países ricos copan los primeros puestos de esa clasificación, un puñado de naciones emergentes, con Mauritania (24%), Namibia (21%) y Honduras (19%) no han dejado de subir escalones en los últimos años.

”Las fuertes caídas en los costes de equipos solares —los módulos que van en los techos y en las grandes plantas— han hecho que la tecnología solar fotovoltaica esté ampliamente disponible para viviendas, empresas y redes”, subraya Luiza Demôro, analista de BloombergNEF y principal firmante del estudio. “Es un fenómeno mundial”. Si hasta hace muy pocos años la energía solar y eólica era cosa de países ricos, en los últimos años ambas tecnologías se han extendido hacia los países emergentes, con cuatro de ellos (Chile, Colombia, México y Turquía) copando la mayor parte de nuevos proyectos en los tres últimos años.

Sin embargo, y a pesar de su rápido crecimiento —que se mantendrá en los próximos años y que la pandemia no ha podido frenar—, la energía solar todavía supone algo menos del 3% de la electricidad generada en todo el mundo. Es 17 veces más que diez años atrás, pero mucho menos de lo que se requeriría para reducir las emisiones al ritmo requerido para frenar el calentamiento global. En total, las fuentes renovables sumaron el 27% de la energía generada en 2019, siete puntos más que en 2010.

  • Planta eólica y fotovoltaica.

    Las renovables avanzan pese al petróleo ‘gratis’

Según los cálculos de BloombergNEF sobre series de datos de 138 países, las emisiones de dióxido de carbono del sector energético a escala global cayeron un 1,5% en el último año, con las disminuciones en la Unión Europea y Estados Unidos más que compensando el aumento sostenido de China, que ya emite el 37% del total.

Los emergentes tiran de carbón con financiación asiática

El repliegue del carbón, por mucho la fuente de generación más contaminante, ofrece datos especialmente alentadores en el último ejercicio pero mucho menos esperanzadores si se toma como referencia la última década. Entre 2018 y 2019, el total de energía generada a partir de esta fuente bajó un 3% por una mezcla de desconexión de las plantas más obsoletas y de menor entrada en funcionamiento de las todavía existentes. Pero el mundo tiene más plantas de carbón que diez años atrás —su crecimiento en los países emergentes ha compensado con creces su obsolescencia en el bloque rico—. Aunque operando con mucha menor frecuencia (su tasa de utilización ha pasado del 57% al 50% desde 2010), son casi la tercera parte más que en 2010.

”Los países más ricos se están retirando rápidamente las plantas de carbón más antiguas e ineficientes porque no pueden competir con nuevos proyectos de gas o energías renovables”, cierra Ethan Zindler, máximo responsable de BloombergNEF en América. “Sin embargo, en los países menos desarrollados, especialmente en el sur y sudeste de Asia, las plantas de carbón nuevas y más eficientes siguen en línea, a menudo con el apoyo financiero de los prestamistas chinos y japoneses”.

 

 

Fuente: El pais