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El negocio de la exportación a contra-estación genera ingresos anuales por entre u$s150 y u$s350 millones, pero todavía hay mucho más por crecer. El germoplasma local es muy bien valorado en el mundo y destacan el gigante potencial de los mercados de Brasil y Sudáfrica.

La agroindustria argentina es mucho más que la exportación de alimentos, granos y subproductos: el conocimiento y la tecnología ocupan un rol clave que incluso hoy ya pica en punta en el mercado exportador. La industria semillera es el claro ejemplo de esto y, según explican desde el sector, todavía hay mucho camino por crecer para potenciar a la Argentina como un proveedor de semillas de soja al hemisferio norte, países limítrofes y hasta África.

Según las proyecciones de la industria semillera, las exportaciones de semillas contra estación -generalmente a los Estados Unidos- generan divisas de entre u$s150 y u$s350 millones al año, pero ese no debería ser el techo ya que la tecnología en soja local logra adaptarse a diversos suelos y climas. Falta quizás una política exportadora global que integre a la cadena sojera y al traslado de tecnología. En este marco la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) forma parte del Consejo Agroindustrial Argentino que promueve potenciar las exportaciones del sector en el mediano plazo, y por eso se esperanzan con un nuevo rumbo para un negocio que todavía tiene mucho por crecer y sobre todo para convertirse en líder.

Habitualmente, cuando se habla de tecnología agropecuaria y particularmente de semillas, el común denominador de la gente cree que es un sector en el que solo juegan las grandes empresas de carácter multinacional, pero nada más errado que eso. Incluso, uno de los casos más emblemáticos en el negocio de la soja es el del semillero de capitales 100% argentinos Don Mario.

Esta semillera que nació en la década del 80 en la ciudad bonaerense Chacabuco, logró crecer y consolidarse de tal manera que actualmente tiene una participación del 66% en genética de soja. Además, el Grupo Don Mario, es el principal desarrollador de genética en Brasil con una participación del 39%, mientras que en Latinoamérica representa el 45% del mercado.

Pero eso no es todo, en marzo pasado cuando el coronavirus sorprendió al mundo entero, la empresa tenía previsto concretar una exportación de semillas de soja a los Estados Unidos y por eso fue noticia, ya que sus semillas fueron parte de un vuelo que incluso fue motivo de orgullo para la línea área American Airlines, que así lo explicó en un comunicado de prensa: “Aunque los vuelos de pasajeros no operan actualmente entre los dos países, las semillas viajan en una de las rutas de carga de American desde Buenos Aires (EZE) hasta Miami (MIA). El vuelo del 16 de abril rompió el récord histórico de American en cuanto a volumen de carga, moviendo 115,349 libras (o 52.321 kilogramos) de semillas de soja en un Boeing 777-300, el peso equivalente a 76 vacas o 20.900 pollos”.

De esta manera Don Mario Semillas, a través de su empresa controlada Mustang Semillas, fue parte de este vuelo récord.

En tanto, la pandemia de coronavirus tampoco frenó los planes de la empresa para desembarcar en suelo chino con semillas de soja con tecnología argentina. “Todo sigue sobre rieles para que dentro de dos años Don Mario llegue con sus productos al gigante asiático en asociación con un socio de aquel país. Ya estamos haciendo ensayos y están yendo muy bien, con rindes de alrededor de 3.000 / 3.500 toneladas por hectárea. Estamos viendo un mayor grado de tecnificación en la región china que tiene frontera con Rusia y creemos que allí hay una gran oportunidad de negocios que no hay que desaprovechar”, adelantó en diálogo con Ámbito, Gerardo Bartolomé, uno de los líderes de la principal semillera argentina.

Otra empresa local que se está expandiendo territorialmente de la mano de su germoplasma en soja es la cooperativa Santa Rosa Semillas, la firma compuesta por 19 cooperativas, 2 empresas no cooperativas y accionistas privados, opera en los mercados de Uruguay, Paraguay, Brasil y Sudáfrica, todo sin descuidar el foco de su negocio que continúa estando en el mercado local.

“Nuestra empresa se dedica al desarrollo de germoplasma desde 1986, es lo que sabemos hacer desde siempre y afortunadamente nuestros desarrollos son muy bien recibidos en todos los mercados en los que fuimos desembarcando. La verdad es que la Argentina tiene todo para convertirse en un líder indiscutido como proveedor de semillas. Particularmente nosotros el proceso de crecer en nuevos mercados lo hacemos paso a paso sobre todo por nuestro organigrama cooperativo y los recursos con los que contamos, pero la idea es en un futuro también poder desembarcar en el gigante mercado de los Estados Unidos”, detalló en diálogo con Ámbito, Rinaldo Gosparini, gerente general de Santa Rosa Semillas.

Respecto al mercado sudafricano, Felipe Berruhet, vicepresidente de la empresa, señaló: “Actualmente en Sudáfrica hay alrededor de 650.000 hectáreas destinadas a la soja, y en este segmento ya tenemos alrededor del 10% del mercado. El objetivo es crecer aún más porque nuestro germoplasma está dando muy buenos resultados, incluso ya tenemos variedades totalmente desarrolladas en este país”.

Según el productor, el desembarco en Sudáfrica es también la puerta de entrada al continente: “No tenemos ninguna duda del potencial que tiene África como productora de alimentos y es precisamente donde queremos estar con nuestra genética de élite y adaptada a las condiciones agroecológicas de la región. Con estas cualidades en mente, podemos dar un salto a medio plazo”.

Berruhet también adelantó muy buenas perspectivas para la empresa argentina en el mediano plazo: “Cada mercado en el que nos encontramos tiene sus peculiaridades, pero en cada uno de ellos estamos viendo muy buenas oportunidades de negocio gracias al buen desempeño de las variedades que llevamos. Hoy Santa Rosa Semillas es uno de los tres fitomejoradores de semillas de soja más importantes de Argentina y con la ayuda de la I + D, sin duda, estamos ante la posibilidad de un despegue en los mercados locales e internacionales”.

Justamente el despegue de los mercados internacionales es lo que están esperando ambas compañías, mientras trabajan con tesón para sumar terreno y generar divisas. Por supuesto que un marco agroexportador que fomente la actividad también es otra de las asignaturas pendientes para el real crecimiento exponencial de esta actividad que puede convertirse en la vedette de la agroindustria del conocimiento.

 

 

Fuente: Ambito