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YPF aplicó incremento del 4.5% promedio y del 6% en el AMBA. Le siguió el resto de las compañías con alzas de hasta un 6,8%.

YPF ajustó los precios de los combustibles un 4,5% promedio y, como era previsible, el resto de las compañías siguieron por el mismo camino.

La petrolera de mayoría estatal siempre es punta de lanza a la hora de actualizar los surtidores: controla casi 60% de las ventas totales del país y marca una referencia en el sector. Si sus competidoras no siguen los pasos, pueden quedar desfasadas y pierden mercado de inmediato. Hoy más que nunca, los consumidores eligen producto por el precio.

En el AMBA los precios de YPF subieron 6%. El litro de nafta súper llegó a $56,68 y el de Infinia a $65,39. Neuquén, principal productora de hidrocarburos, es la provincia con la nafta más barata del país: $48,41 el litro.

Raizen, que administra las 700 bocas de expendio Shell, ajustó hasta 6,8% sus versiones de nafta y gasoil en el área metropolitana. La súper ya se vende a $57,68 y la V-Power a $66,73. Axion (PAE) y Puma (Trasfigura) aplicaron aumentos similares.

Para Gabriel Bornoroni, titular de Cecha, que representa a 4.800 estaciones de todo el país, el ajuste busca apuntalar a YPF, pero también al resto de los jugadores del sector. “Los aumentos los definen las petroleras. Como dijo el presidente de YPF (Guillermo Nielsen) para poder seguir con el autoabastecimiento son necesarias las inversiones y en esa línea está trabajando el Gobierno. En el segundo trimestre perdió $85.000 millones y lo único que hace es vender combustibles. Está claro que la venta le produce pérdida y no ganancias. Pero así están todas las petroleras”, señaló ante la consulta de Ámbito.

Vicente Impieri, de FECRA, lo consideró “necesario” para la reactivación pospandemia. “Primero para recomponer las finanzas de la petrolera nacional, actor clave para reactivar las inversiones en Vaca Muerta y toda la industria hidrocarburífera, y segundo, para no desbalancear al mercado local, asegurando el abastecimiento para nuestras estaciones y consumidores”, dijo.

Pero los estacioneros también aprovecharán este incremento para sentarse a negociar paritarias con los sindicatos. “En este contexto de caída de ventas nos sería imposible dar un incremento salarial a nuestros empleados”, alertó Impieri.

El cordobés Bornoroni remarcó que las ventas en estaciones a nivel nacional siguen 30% abajo de la prepandemia y que la situación es compleja, de crisis. “La petroleras dijeron que el atraso era del 12%, por lo cual sigue habiendo un retraso del 7,5%, que tiene razón en el dólar y la inflación”, agregó.

En 2019 la nafta súper -de referencia para las estadísticas- trepó 43% versus 53,8% de inflación que midió el INDEC. El anterior ajuste ocurrió el primero de diciembre pasado. Hasta julio, la inflación oficial acumula una suba del 15,8%. En ese mismo período el dólar oficial minorista escaló de $62,93 a $76,27, un 21,2%, mientras que el tipo de cambio mayorista pasó de $59,98 a $72,26, un 20,5%.

En el Gobierno se resistían al ajuste. En un principio se pensó en una suba de 7% promedio para YPF, luego se redujo a 5% y finalmente fue de 4,5%. Saben que cualquier movimiento en los surtidores impacta directo en el costo de vida de los argentinos. Y en plena pandemia lo que menos buscan es afectar el bolsillo y las economías familiares.

Las petroleras evitan hablar de atrasos y porcentajes, pero recordaron que venden en pesos, con precios casi congelados, y que utilizan como insumo principal el petróleo, que cotiza en dólares. “El barril fue fijado artificialmente en u$s45 para el mercado interno, aún cuando en el mundo no llegaba a los u$s30, a raíz de la caída de su demanda por la pandemia. El precio del dólar mayorista aumentó más de 20%. El Gobierno aumentó en marzo los impuestos a los combustibles sin permitir trasladar ese aumento a los precios. Y la inflación entre diciembre y julio de este año fue del 18,4%. Panorama difícil de sostener”, remarcaron.

Fuente: Ambito