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Se esperaba que se haga vigente el fin de semana pasado, pero se postergó. La suba ya cuenta con el aval del gobierno nacional. Sería la primera en la era Fernández.

Estaba todo acordado para que el fin de semana que pasó se cerrara el porcentaje y los detalles del aumento en el precio de los surtidores que iba a regir a partir de las 12 de la noche del domingo, pero no sucedió. Sin confirmación oficial, se espera que el aumento se haga vigente el próximo fin de semana, y nuevamente se desató la polémica dentro del oficialismo. 

Según las fuentes consultadas, el atraso que acumulan los precios en surtidor superaría el 10 %, sin embargo, el aumento que se trasladaría a los combustibles sería menor con el objetivo de, al menos, acortar la brecha. Todavía no está definido de cuánto será la suba ni tampoco si habrá un plan de aumentos periódicos para recuperar el precio.

La venta de combustibles para YPF significa una de las principales entradas de dinero y el objetivo tanto de las autoridades de la compañía, con Guillermo Nielsen y Sergio Affronti a la cabeza, como del Estado que controla el 51% de la empresa es ayudar a estabilizar las finanzas de la compañía que no tuvo un gran desempeño en este segmento durante los últimos meses por el impacto del coronavirus.

Las polémicas por la interna en el oficialismo comenzaron a finales de diciembre del año pasado cuando el gobierno nacional dio marcha atrás con un aumento que ya estaba programado y que iba a ser del 5%. Una decisión que puso en una situación incómoda al –en ese entonces nuevo- presidente de YPF, Guillermo Nielsen, que fue desautorizado por el Estado.

Incluso algunos medios nacionales aseguraron que la decisión de frenar el aumento fue por pedido de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Algo que desmintió el propio Alberto Fernández más tarde y asumió que había sido él quien había frenado el aumento.

Lo mismo sucedió en esta oportunidad y además de la vicepresidenta, el presidente y CEO de Vista Oil&Gas, Miguel Galuccio, volvió a entrar en escena y según el diario Clarín, habría sido quien convenció a la expresidenta de dar el ok final para que se haga el aumento.

Si bien es cierto que ambos comparten una buena relación y Galuccio es uno de los primeros a quien consulta, es una movida que resulta extraña teniendo en cuenta que Vista no comercializa combustibles. Además, según se supo el titular de Vista no dialoga con la vicepresidenta temas vinculados a los precios, sino sobre el futuro y las necesidades de la industria.

Para los estacioneros, para la industria petrolera y para Vaca Muerta un aumento es una buena señal y es que hace nueve meses que no se actualizan los precios. Incluso en un escenario de pandemia la petrolera de bandera es quien controla el mayor nivel de producción y es la que se vería mayor beneficiada con un aumento. 

Lo concreto entre tanta polémica e incertidumbre de fechas y porcentajes es que el aumento ya contaría con el aval del gobierno nacional. No fue coincidencia que –casi en paralelo- Nielsen y Fernández dieron entrevistas en las que se refirieron a un “importante atraso” de precios y que el congelamiento es “un problema”. Sin tanta exposición pública, vale recordar que la semana pasada el ministro de Economía, Martín Guzmán, recorrió la refinería de La Plata junto con Affronti. 

Todos ellos fueron los que volvieron a poner el tema del congelamiento y la necesidad de aumentos en la agenda como un trabajo de evangelización luego de varios meses de silencio sobre este aspecto y apenas algunas frases sueltas. Tarde o temprano el aumento se hará vigente solo resta esperar la confirmación.

 

 

 

Fuente: Rio negro