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La crisis en el consumo interno llevó a las productoras a volcarse al mercado externo. En los tres meses más complejo se exportó uno de cada cuatro barriles producidos.

La cuarentena obligatoria impuesta en el país a fines de marzo imprimió un duro golpe a la industria petrolera nacional al desplomar el consumo interno en un momento en el que en el mundo también sobraba petróleo. Las operadoras colmaron los depósitos del país, e incluso los de los buques alquilados, en una crisis que abrió la puerta a la senda exportadora que hizo que desde marzo sean más de 18 millones los barriles de petróleo argentino que se exportaron.

En total entre abril y los primeros días de agosto fueron 18.662.273 los barriles de petróleo que se exportaron a destinos tan diversos como Estados Unidos, Holanda, Emiratos Árabes y China.

Es caudal, que llegó en julio a ser de 156.235 barriles por día, representó en el momento más acuciante de la crisis, es decir entre abril y junio, que uno de cada cuatro barriles producidos en el país fueron exportados.

A diferencia de otros países, en Argentina la mayor parte de la producción de petróleo es destinada al mercado local que estaba consumiendo, hasta antes de la pandemia, cerca de 500.000 barriles de petróleo por día.

Solo una parte de la producción se exportaba con regularidad, correspondiendo al crudo pesado Escalante que se extrae en la Cuenca del Golfo San Jorge y que responde, en realidad, a la incapacidad de las refinerías del país para poder procesar todo la producción de ese petróleo pesado.

Pero la crisis generada por el coronavirus cambió el mapa. El consumo dentro del país se desplomó por la menor movilidad y la cuenta que rápidamente se hizo en los primeros días de aislamiento, que indicaba que sobre una producción de 500.000 barriles sobraban a diario 200.000 barriles, quedó ratificada en el nivel de exportaciones y en los recortes de producción aplicados

Mes a mes

En marzo, el último mes en el que el consumo tuvo cierta normalidad se exportaron 1.574.792 barriles de crudo, todos de tipo pesado. Por día ese movimiento implicó unos 50.775 barriles.

Desde abril las exportaciones se multiplicaron y tuvieron en mayo y julio sus picos. De acuerdo a los registros de la secretaría de Energía de la Nación en abril se exportaron 4.004.792 barriles de petróleo, marcando un ritmo de 133.393 barriles exportados por día.

En mayo las exportaciones treparon a los 4.617.146 barriles, es decir que fueron 148.940 los barriles exportados a diario.

En números

32,73%
de la producción total de mayo se exportó a raíz de la caída del consumo interno.

En junio el nivel de exportaciones cayó a 2.502.625 barriles, promediando a diario 83.420 barriles. Pero en julio la senda exportadora volvió a subir a un total de 4.843.300 barriles, lo que a diario representa 156.235 barriles, algo así como toda la producción de la principal provincia petrolera fluyendo fronteras afuera.

En los primeros días de agosto ya se sumaron 2.698.410 barriles en envíos al exterior, con lo cual se espera que también sea un mes en crecimiento.

Los picos de envíos al exterior, y la baja de junio, marcan claramente el nuevo panorama del sector petrolero. En abril los depósitos de petróleo del país comenzaron a colmarse y solo tuvieron un leve respiro en exportaciones los dedicados al crudo pesado, como el Escalante, por la ventaja de ya contar con una senda exportadora conocida.

En mayo se dio el primer pico de exportaciones, producto no sólo de que los depósitos ya no aguantaban más y habían forzado a las empresas a tener que cerrar pozos productores, sino también de la reducción a cero de las retenciones a las exportaciones.

En junio se evidenció una caída en las exportaciones que responde a los menores envíos de crudos pesados, a raíz de que en los dos meses anteriores se había evacuado la producción acumulada. Pero es un mes altamente positivo por el ingreso al mercado exportador del crudo liviano por excelencia del país: el Medanito.

Este petróleo tiene además la particularidad de incluir una gran cantidad del shale oil que proviene de Vaca Muerta, y es el que explica el nuevo pico de exportaciones que se registró en julio, cuando solo desde la provincia de Neuquén fluyeron 1.856.600 barriles de petróleo al exterior.

La clave del precio

El hecho de que se hayan incrementado desde abril las exportaciones no implica que las empresas productoras tuvieron ganancias extraordinarias, muy al contrario desde fines de mayo por la vigencia del DNU 488/20 del barril criollo, el precio de estos barriles exportados es sensiblemente menor a los 45 dólares que se fijó para el crudo dentro del país.

La salida al exterior responde a una necesidad de colocar esa gran parte de la producción que Argentina no está consumiendo por el freno que impuso el aislamiento obligatorio y el posterior distanciamiento social.

En abril por ejemplo, el precio promedio de los cuatro millones de barriles exportados fue de 19,95 dólares, y descendió en mayo a 14,74 dólares por barril, claramente muy por debajo de los márgenes de rentabilidad de las empresas.

El petróleo encontró en el mercado externo una forma para mantener la producción y tener un flujo de caja.

Pero esa tendencia de precios comenzó a cambiar en junio con la mejora del precio internacional del crudo de referencia para Argentina, el Brent, y con el plus de que se redujeron a cero las retenciones a las exportaciones.

Este doble beneficio llevó a que unos 850.000 barriles de Medanito fluyeran hacia el exterior, abriendo una senda exportadora para este crudo liviano que era prácticamente inexistente desde hace una década.

Para julio, el nivel de exportaciones del crudo Medanito de Neuquén se multiplicó y llegó al 1.856.600 barriles, impulsado en gran parte por una mejora considerable en lo que se conoce como los “descuentos por calidad”, una quita en el precio que hacen los compradores al adquirir un crudo que no es exactamente Brent.

El dato

14,74
dólares por barril fue el valor promedio que se abonó a las exportaciones realizadas en mayo pasado.

Estos descuentos se redujeron casi a la mitad entre junio y julio, pasando de unos 9 a 9,50 dólares en el primer mes, a 6 ó 5,50 dólares el mes pasado.

Una diferencia que permitió que el precio para estos barriles llegara a rozar los 37 dólares, muy lejos de esos 14,74 que en promedio se pagó en mayo.

La coronacrisis abrió este camino para que el petróleo argentino fluya al exterior, y en pocos meses no solo generó un incipiente canal para el Medanito, sino que mejoró su valoración en la plaza externa.

Las empresas no han tenido réditos extraordinarios con esta alternativa de ventas, pero sí ven claramente un nuevo horizonte para la producción nacional, un mercado que puede captar no sólo el 26% de la actual producción, sino también ser el camino para que la extracción de petróleo en el país crezca más allá de la barrera de los 500.000 barriles diarios del consumo interno.

El potencial está, en especial en la abundancia de recursos de Vaca Muerta, pero para que el camino siga abierto las empresas también reconocen que es necesario reducir los costos de producción para que las exportaciones del petróleo argentino sí sean un negocio estable y de largo plazo que además permita al país el ingreso de los tan necesarios billetes verdes.

 

 

 

Fuente: Rio negro