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El parate petrolero y de las obras impactó fuertemente en la localidad, que supo ser presentada por el gobierno macrista como la sede de oportunidades laborales.

El parate petrolero le golpea por dos flancos a Añelo: no hay trabajo en los yacimientos ni para las actividades paralelas, como la gastronómica. Así, ya son 200 los desocupados que se cuentan en la cabecera de Vaca Muerta y las esperanzas están puestas en un guiño de las operadoras, para que reactiven obras menores y así la economía vuelva a tener una mínima tracción. La meca laboral que presentaba el gobierno macrista (mote del que el Municipio renegaba cada vez que tenía que pagarle el pasaje de vuelta a quienes se acercaban a probar suerte) quedó atrás.

La cifra de 200 desocupados surge de un listado que se comenzó a confeccionar hace un mes y medio, informó el intendente, Milton Morales. Fue con las primeras protestas, que mezclaron los reclamos laborales con la exigencia de mantener los retenes instalados como parte de las medidas contra el coronavirus, que Añelo comenzó a mostrar esta nueva realidad causada por la pandemia.

Morales explicó que la mayor parte del grupo de desocupados se desempeñaba en obras civiles de los yacimientos, por eso, comenzaron tratativas con las petroleras para reactiven -aunque sea- las menores, “para tener sinergia económica-. El intendente resaltó que las conversaciones con las operadoras, principalmente YPF, podrían tener resultados en los próximos días.

El otro punto ya escapa a las reuniones que podría encabezar el intendente, porque hace referencia a la situación global de la industria petrolera y, particularmente, de su impacto en Vaca Muerta. El brusco descenso de petroleros en la localidad repercute en el sector hotelero, gastronómico y de transporte. Del parate total que vino de la mano de las primeras fases de la cuarentena a la flexibilización actual, hubo una clara baja del personal. A esto se le suma la incertidumbre que se genera alrededor de las modificaciones laborales que impulsa YPF.

Víctor Carcar, de la UOCRA, aseguró que 3.000 puestos están en riesgo. Guillermo Pereyra, del sindicato de petroleros privados, habló de 17.000 trabajadores suspendidos y, aseguró, que insistirán en que todos vuelvan a sus puestos para lo que reclaman que se retome la producción. Lo que ocurra con estos dos gremios será clave para Añelo, que con una leve reactivación de la obra privada (en su mayoría alojamientos temporales) muestra que sigue preparandose para el desarrollo tan esperado de Vaca Muerta.

 

 

Fuente: Rio negro