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Tanto el Gobierno como la conducción de YPF respiraron el viernes a la tarde aliviados. La aceptación del 58,4% de la oferta de renegociación del vencimiento por unos u$u1.000 millones que vencen el 30 de marzo próximo le despeja hasta fin de año el panorama financiero a la principal empresa industrial del país. Pero, además, desde Olivos hasta la sede de la compañía en Puerto Madero se interpretó el nivel de aval al lanzamiento de una nueva Obligación Negociable como un guiño importante de los mercados, tanto a la conducción de la petrolera como, indirectamente, al diálogo que el Gobierno está manteniendo con los acreedores.

Fuentes del mercados aseguraban el fin de semana que, dadas las circunstancias actuales la operación de canje no hubiera podido concretarse con una mayoría de aceptación si la propuesta de YPF no hubiera sido seria y si no existiera confianza en que en el mediano y largo plazo la situación del mercado energético interno y externo mejorará sustancialmente. Pero también se hablaba en el sector financiero nacional de que si la Argentina no tuviera ahora una actitud más seria en la búsqueda de un acuerdo con los bonistas, tampoco la aceptación de la oferta de la empresa que maneja Guillermo Nielsen hubiera prosperado. YPF ahora esperará al cierre final de la operación de canje del 30 de julio y luego comenzará a diseñar una nueva operación para diciembre de este año y febrero de 2021 para colocar una nueva Obligación Negociable (o similar) para los inversores que no aceptaron la propuesta actual. Si no ingresaran más interesados antes de fin de mes, en total serían unos u$s420 millones los que habría que renegociar.

La conducción esperará ahora que el país termine de discutir el futuro de la deuda con los acreedores (bajo legislación local y extranjera) y un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI); para luego volver a convocar a los acreedores del bono que vence el 30 de marzo, para discutir una nueva oferta de canje. Se descarta en el mercado que si la operación que terminó el viernes llegó al 58,6%, una que se concrete cuando el país despeje sus negociaciones con acreedores será aún más demandada.

Mientras tanto, la conducción de YPF tiene ahora el panorama financiera despejado hasta fin de año. El canje actual le dio aire y tiempo a la compañía para poder rediseñar el segundo semestre de 2020, y esperar una reacción paulatina de la demanda interna de combustibles, al ritmo de la esperada recuperación económica de la nueva etapa de la cuarentena y la posible salida del último trimestre del año. Se espera en YPF que lo peor de la crisis ya haya pasado, luego de los pisos de demanda de naftas en el mercado interno desde abril en adelante por la caída de la movilidad, los retrasos en los pagos del sector público y la crisis general del mercado petrolero mundial. Se menciona sin embargo como un buen síntoma que la demanda de gasoil se haya mantenido y comenzado a crecer.

YPF cerró el viernes su canje de deuda con una aceptación del 58,4%. Debía reestructurar un vencimiento del 30 de marzo de una Obligación Negociable (ON) por unos u$s1.000 millones, compromiso tomado durante los años de Mauricio Macri en el poder con el objetivo de desarrollar Vaca Muerta. En el medio YPF debió soportar cuatro devaluaciones, una pandemia y un congelamiento de precios que obligó a la conducción de la petrolera a lanzar la renegociación del vencimiento. Según la propuesta que la compañía anunció a los mercados el 14 de julio pasado, hubo un “anabólico” particular de pago en efectivo para los primeros que acepten la oferta, lo que aceleró en el último tramo del proceso la aceptación y lo llevó al 58,4% final. Si bien la intención original era alcanzar ya el 70%, desde el mercado se consideró más que suficiente el aval conseguido, dadas las circunstancias actuales del mundo financiero y las condiciones de la Argentina en pleno proceso de reestructuración de su deuda externa. De hecho, en el mercado se mencionó que el proceso de YPF duró menos tiempo y tuvo un nivel de aceptación mayor al que por ahora existe en la negociación con los acreedores.

 

 

Fuente: Ambito