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En las concesionarias estiman que el mercado superará en junio las 30.000 unidades, un fuerte repunte respecto de mayo. Preocupa el desabastecimiento de 0 km por trabas para importar.

La vuelta a la actividad de las concesionarias de autos durante mayo (aunque todavía falten abrir las del Gran Buenos Aires) genera optimismo en el sector. Sin duda, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el blue empujó una demanda que fue a la búsqueda de 0 km que, medidos en dólares “billete”, se ubican en los niveles históricos más bajos, como viene informando Ámbito en las últimas semanas. Por alrededor de u$s6.000 se encuentran los modelos más económicos del mercado. En este contexto y tomando los registros de los primeros cinco días de junio, los vendedores de autos estiman que este mes puede cerrar con un crecimiento del 40% o más respecto de mayo, alentado por el beneficio cambiario. El mes pasado se patentaron 21.000 unidades y los pronósticos para junio muestran que se podrían superar los 30.000 vehículos. Algunos empresarios pronostican que se podrían superar los 35.000 0 km y mostrar un crecimiento interanual de ventas por primera vez en 24 meses.

Entre el lunes pasado y el viernes último se registraron 6.340 0 km con un promedio diario de 1.200 unidades. Teniendo en cuenta que los últimos días del mes el volumen de patentamientos se incrementa estacionalmente, la buena expectativa se sostiene sobre fundamentos concretos. Los últimos días de mayo se llegó a 2.500 registros por jornada y esperan que eso se repita en unas semanas.

Todo dependerá de lo que suceda con el tipo de cambio y la disponibilidad de vehículos. Mientras la brecha se mantenga en estos niveles, la demanda va a estar sostenida. El otro tema es que la oferta de modelos esté disponible. Con el pico de consumo que generó el blue en las últimas semanas y las demoras para autorizar la salida de vehículos importados de los depósitos aduaneros, se siente cada vez más el desabastecimiento de muchos modelos de gama alta y media. La lógica es la misma: los consumidores de este tipo de modelos, acostumbrados a manejar sus precios en dólares, saben que con billetes en mano están comprándolo UN 40% por debajo de su cotización tradicional. “Si tuviera más unidades, venderíamos más. El problema es que no puedo venderle a un cliente un vehículo que no sé cuándo me va a llegar…”, señaló el dueño de una concesionaria de marca líder.

La situación se repite en toda la red comercial. A esto se suma la incertidumbre en materia de precios. Algunas marcas cambiaron las condiciones comerciales con sus concesionarias oficiales y no permiten “congelar” precios a los clientes por vehículos que no tengan disponibilidad y puedan demorar 60 días o más para la entrega. Eso hace que muchos compradores se resistan a avanzar con una operación con “precio abierto”. En una situación de normalidad se podrían concretar más ventas. “La experiencia muestra que si el interesado en comprar un auto no lo puede hacer en ese momento, no es seguro que venga un mes después a hacerlo. Es un cliente que se pierde…”, explicó un vendedor.

Si bien hay más de 80.000 vehículos en stock, muchos de ellos no son los que está demandando el público. Cómo esta demanda está sostenida por una fuerte distorsión cambiaria, los compradores son, particularmente, gente con ahorros en dólares que apuntan a modelos de segmentos altos que, en su mayoría, están agotados. La reposición de estos modelos será lenta ya que las fábricas en el resto del mundo están recién comenzando a volver a producir y demorará al menos un par de meses retomar la actividad normal.

La mayor parte de los autos importados vienen de Brasil. En ese país la situación del coronavirus se está agravando y muchas plantas no están funcionando. A esto se suma que la Argentina está frenando los ingresos de vehículos del exterior mediante la demora en la aprobación de los permisos aduaneros, conocidos como SIMI, tal como adelantó Ámbito. Se estima que hay unas 10.000 unidades en el puerto esperando para entrar. Esto está ya causando malestar en las automotrices de ese país y se lo están planteando al presidente Jair Bolsonaro. La preocupación en las fábricas argentinas es que este conflicto vaya escalando y haya represalias del país vecino para el ingreso de autos producidos en el país.

Fuente: Ambito