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Antes de hacer otro desastre con una cerealera, ¿por qué no nos sorprenden y logran manejar como la gente a las empresas “públicas” y “estratégicas” que ya llenaron de empleados?

No podía ser de otra manera. Un grupo K de expertos en granos y aceites como Victoria Donda, Pino Solanas, Horacio González y Mempo Giardinelli comenzó a presionar para que Vicentín, una de las agroindustrias exportadoras más grandes, sea estatizada.

Vicentín está en concurso de acreedores luego de haber invertido muy por encima de sus ingresos y gracias a un sobreendeudamiento con el Banco Nación que investiga la justicia. Cuando se agravó la crisis, Vicentín quedó descalzada y entró en default.

Como su principal acreedor es, por lejos, el Nación, el progresismo nac&pop suma dos más dos, le pone el rótulo de “estratégica” a la empresa (como hace siempre con cualquier cosa) y con eso ya sueña con manejar otra “empresa testigo” más al servicio de “los intereses nacionales”.

Dicen “intereses nacionales” como si decenas de miles de agroindustrias de capitales argentinos, algunas más grandes que Vicentín, a las que estos mismos progres descapitalizan a impuestazos sin remordimientos, no fueran nacionales.

Lo que no se sabe es por qué ahora los estatistas argentos tendrían con Vicentín el éxito que no han conseguido en 11 años con Aerolíneas Argentinas, pese a los 200 millones de dólares que tenemos que regalarle cada año a sus verdaderos dueños: los sindicatos. ¿Cómo podrían manejarla bien? Los sindicatos ni siquiera aceptan que los excesivos 12 mil empleados de Aerolíneas cobren el 75% de sus sueldos gigantes mientras están sin trabajar en sus casas. ¿Piensan hacer lo mismo con Vicentín?

O tal vez apliquen el modelo YPF, otro exitazo de los estatistas que compran petroleras cuando el crudo está en su precio máximo y después la llenan de empleados. No lo digo yo. Lo dijo el presidente de YPF, Guillermo Nielsen la semana pasada: en 2010 YPF tenía 21 empleados por cada barril que producía; en 2019 pasó a tener 45 por barril. Obviamente, esa ineficiencia se cubrió con deuda, que se quintuplicó en relación a la producción.

El agravante es que, encima, estas empresas estatales ineficientes impiden que nazcan y se desarrollen los privados. Aerolíneas Argentinas es el competidor más deseal que puede tener cualquier otra aerolínea, que no puede vender boletos más caros que Aerolíneas pero a la que el Estado bobo no le regala 200 millones de dólares por año como a Aerolíneas. E YPF es la peor competencia de cualquier otra petrolera por la misma razón.

Antes de empezar a hacer un nuevo desastre con Vicentín nuestros estatistas deberían tratar de manejar con algún criterio las empresas que ya tienen, que de públicas tienen poco: están al servicio de las corporciones que las ordeñan.

Mientras tanto, piensen si lo mejor no es simplemente vender los valiosos activos de Vicentin a privados que sepan y con eso recuperar algo para compensar al Banco Nación, otra empresa estatal que, como muestran los créditos otorgados a Vicentín, también hace negocios de los pelones.

 

 

Fuente: Cadena 3