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El momento actual es crucial. La crisis actual obligará a Estados Unidos a emitir cantidades enormes de dólares en un ambiente de dudas sobre su desempeño económico y con elecciones a fin de año.

Los precios negativos que el petróleo WTI registró por un par de días llamaron la atención mundial. Sin embargo, este hecho es solo la punta del iceberg de acontecimientos mucho más profundos que se encuentran en plena evolución.

El matrimonio entre el petróleo y el dólar estadounidense (los petrodólares) consagrado a comienzos de los años 70, es un eslabón central de la economía mundial, pues sostiene la hegemonía de la moneda de Estados Unidos. El uso de dólares en las transacciones de petróleo permite que el sistema financiero y comercial mundial giren en torno a esta divisa, lo cual es muy importante para Estados Unidos pues de esa forma puede financiar sus déficits por cuenta corriente y endeudarse a un costo comparativamente menor que el resto del mundo. A partir de lo anterior se explica la relevancia geopolítica máxima que los asuntos relativos al petróleo han tenido para Estados Unidos y el mundo en las últimas décadas.

En los últimos años, el desarrollo de la industria del fracking por parte de Estados Unidos le permitió a dicho país convertirse en el mayor productor de petróleo del mundo. Pero este hecho no puede pasar inadvertido para los mayores jugadores: Arabia Saudita y Rusia. China es hoy el mayor comprador de petróleo de Arabia Saudita (el doble de lo que compra EEUU) y Rusia ha sufrido las sanciones económicas luego de la anexión de la península de Crimea, en las que el uso del dólar ha sido el vector más importante en la aplicación de restricciones a la economía rusa. Ya no es obvio que el uso del dólar sea del total interés de Arabia Saudita y definitivamente no lo es para Rusia. China, por su parte, debe estar muy preocupada ante la creciente hostilidad de Estados Unidos y no querrá verse expuesta a restricciones proveniente del dólar.

El golpe que Rusia, primero, con cierta anuencia de Arabia Saudita, dio al mercado al no recortar la producción en el momento en que la demanda se desplomaba por la crisis del Covid-19, es un mensaje claro a Estados Unidos. Si bien se llegó posteriormente a un acuerdo, este no ha permitido revertir completamente la situación, instalando al precio en un nivel suficiente para Rusia y Arabia Saudita, pero no para la industria del fracking estadounidense. Además, el endeudamiento de la industria del fracking es muy elevado con lo que el riesgo de defaults masivos es alto con riesgo de desencadenar una crisis financiera extendida .

El momento actual, por ende, es crucial. La crisis actual obligará a Estados Unidos a emitir cantidades enormes de dólares en un ambiente de dudas sobre su desempeño económico y con elecciones a fin de año. Por otro lado, si China logra consolidar su temprana recuperación post Covid-19, podría, junto con Rusia y otros actores globales, intentar avanzar hacia un sistema monetario distinto al de la hegemonía del dólar.

Estados Unidos buscará por todos los medios mantener la gravitación del dólar, lo que hace del futuro cercano uno de los más tensos en mucho tiempo. Basta observar la delicada situación con Irán y Venezuela, dos actores clave que pueden desnivelar los equilibrios del mercado del petróleo.

 

Fuente: La tercera