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El Gobierno aplazará la actualización de los impuestos a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono. El valor en el surtidor se mantiene prácticamente igual desde diciembre.

Después de largas negociaciones con las petroleras y las provincias hidrocarburíferas, la semana pasada el Gobierno decidió instaurar nuevamente el denominado barril “criollo”. La medida, que sería publicada oficialmente en el transcurso de esta semana, fijará un valor de referencia de u$s 45 y buscará paliar los efectos que el desplome de los precios internacionales puede causar en el sector, para así evitar despidos y brindar mayor previsibilidad para las inversiones en Vaca Muerta. Además, según ratificaron fuentes del sector a este diario, también se confirmará el congelamiento de los precios de las naftas hasta octubre.

Al igual que en el caso del barril “criollo”, cuya permanencia se revisará trimestralmente de acuerdo a las fluctuaciones de los precios internacionales, el congelamiento de los combustibles tendrá una especie de “cláusula” en caso de que haya grandes saltos en el tipo de cambio. Así es que el precio de las naftas podría permanecer prácticamente sin modificaciones durante más de diez meses: la última suba fue a principios de diciembre, cuando el valor de nafta súper pasó de $50,19 a $53,34 (en marzo se incrementó 13 centavos, pero sólo en YPF). En los últimos meses, esa cotización se vio presionada por la caída de los precios internacionales de crudo y el desplome en la demanda que, según estiman fuentes del sector, ronda el 75%.

Hasta el 1 de octubre tampoco se actualizarán los impuestos a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (IDC). Dichos tributos se aplicaron por última vez en abril, luego de distintas postergaciones durante el año pasado (con el gobierno de Mauricio Macri y, luego, bajo la administración de Alberto Fernández). Debido al retraso acumulado, se estimaba que este impuesto equivalía aproximadamente al 5% del precio por litro de los combustibles.

De todas formas, por entonces no se reflejaron variaciones en el valor en el surtidor ya que el incremento fue absorbido por las refinadoras que, según explicó el gobierno por entonces, “se vieron beneficiadas por la caída del precio internacional del crudo”. Los impuestos representan el 40% del valor que el consumidor paga en el surtidor, que incluye entre otras variables el tipo de cambio, el precio del crudo y el valor de los biocombustibles.

En uno de los artículos del decreto en el que se oficializará el barril “criollo”, se estipula que “refinadoras deberán adquirir el total de la demanda de petróleo a productoras locales”, según publicó el sitio especializado Econojournal. También se modificará el esquema de retenciones: “Se establece la alícuota del 0% al derecho de exportación en los casos que el precio internacional del petróleo sea igual o inferior a los u$s 45. Y una alícuota del 8% del derecho de exportación en los casos que el precio ‘sea igual o superior al valor de referencia (u$s60)”.

El origen

“La idea es tener un precio de referencia que evite que los proyectos que en la Argentina están en funcionamiento, aún con bajo nivel de actividad, no terminen de cerrarse bajo un escenario negativo”, había explicado el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas la semana pasada.

La decisión de instaurar el barril “criollo” fue un guiño para las provincias productoras, pero la medida no fue recibida de la misma manera por todas las empresas del sector. Muchas firmas habrían preferido evitarlo y llegar a un acuerdo negociando entre partes. Es que, por ejemplo, YPF (junto al resto de las denominadas petroleras integradas y las refinadoras) sentirá el impacto de la iniciativa. Fuentes del sector habían señalado que un barril criollo a u$s45 puede “dejar sin margen al refinador”, a la vez que beneficia a aquellas empresas que sólo “producen”. Es por eso que algunas compañías intentaron, sin éxito, acordar un precio de barril “criollo” en torno a los u$s35.

Fuente: Ambito